Mudarse es molesto

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Himiko POV

No me gusta la idea. Digo, si, estoy emocionada por empezar mi entrenamiento de héroe, pero dejar mi apartamento no parecía correcto.

Era lo primero que había conseguido por mi cuenta y el hecho de dejarlo solo para ir a vivir con un montón de desconocidos me hacía sentir que estaba tirando todo por lo que he trabajado a la basura.

Fruncí el ceño cuando alguien choco conmigo mientras maldecía entre dientes. Se que lo primero que pensaría uno era que fue Katsuki, pero él era el único que no parecía maldecir últimamente.

Cuando voltee, pude ver a Denki mirándome feo con sus ojos dorados llenos de escepticismo, su cuerpo se tenso cuando noto que lo estaba viendo. Solté un suspiro cansada mientras alguien pasaba al lado mío, pero esta persona era más gentil y tenía una sonrisa amable en su rostro mientras me miraba.

Los brillantes ojos rojos escanearon mi rostro antes de voltear a mirar de forma feroz a Denki. "Denki, ya basta. Es una estudiante aquí, podrías empezar a ser más amable." Su voz sonaba relajada pero podía notar que había preocupación en su voz, estaba seguro que tenía miedo que Katsuki llegará y empezará a gritar maldiciones a cualquiera que tuviera un problema con que estuviera ahí.

Lo único bueno es que las chicas no protestaban la decisión de Katsuki, todas creían que todo era romántico, que él estuviera dispuesto a abandonar su sueño solo por mi, así que no me molestaban pero tampoco se acercaban a platicar con ella. Bueno, Uraraka lo hacia pero era diferente. Ella ya sabia de nosotros desde hace semanas antes de que nuestra relación fuera expuesta en contra de nuestra voluntad quisiera agregar.

Solté un suspiro antes de darle una sonrisa a Kirishima. "Esta bien, no me molesta en lo absoluto. Gracias por ayudarme con mis cosas, fue muy amable de tu parte." Hable con un tono más amable que pude mientras nos acercábamos a mi cuarto en el quinto piso, el mismo piso donde estaba el cuarto de Katsuki.

Mis músculos ardían mientras caminaba lentamente por el largo pasillo blanco, podía escuchar unas risas y carcajadas viniendo de uno de los otros cuartos.

Había una parte de mi que quería ir a ver que estaba pasando, pero otra parte sabía que nadie además de Katsuki me quería ahí, así que alejé esa tonta idea de mi cabeza mientras me dirigía a mi habitación.

Las cortinas moradas combinaban perfectamente con mis sabanas negras y acomodados sobre mis largas almohadas estaban unos peluches: un perro blanco con ojos negros brillantes y su pequeña lengua saliendo de su hocico y al lado estaba el oso de peluche negro mas suave que uno pudiera desear para acurrucarse, tenia un listos rojo alrededor de su cuello mientras sus ojos negros reflejaban la luz del sol que inundaba el cuarto.

El primero era un regalo que Katsuki obtuvo para mí en la feria el día del ataque a la feria, el otro fue de nuestra cita en el salón de juegos hace unas semanas. El solo pensar en su sonrisa triunfante mientras se reía de forma maníaca era suficiente para hacerme sonreír.

Pero el dolor en mis brazos cansados me trajo de vuelta a la realidad notando la caja en mis brazos. Claro, de vuelta a desempacar todo y dormir al lado de un montón de chicas que me odiaban.

Lentamente, fui hacia mi escritorio que estaba en la esquina y voltee hacia la ventana y vi hacia el campus. Claro, denle a la terrorista un cuarto con vista para compensarla por toda la información que les di.

Dejé la caja en la mesa antes de colapsar sobre el cojín que traje de mi casa, abriendo la caja y dejando que el olor a viejas memorias impregnaran el cuarto. Me senté ahí contenta por un momento, simplemente recordando esos momentos felices cuando estaba con mi familia.

Los momentos que pasamos juntos como familia, las veces que disfrutamos los árboles de cerezo florecer, cuando me gradué de la secundaria y sus rostros cuando entre a una buena preparatoria. Se que les habría encantado Katsuki, aunque diera algo de miedo lo habrían aceptado.

Sentí como mi cuerpo me decaía mientras empezaba a sacar las cosas de la casa. Tome una de las fotos que llevaba conmigo el día que hui de casa, era una foto de mi familia cuando tenía 6 años. Siempre la llevaba conmigo para recordar que no podía mostrarle mi verdadero yo a los demás pero ahora servía para recordar a la familia que nunca me aceptó por lo que era.

El enorme cuerpo de mi padre ocupaba la mayoría de la imagen pero aún así podía ver sus ojos dorados brillando de felicidad mientras una pequeña mujer estaba parada junto a él, su cabello dorado rizado fluía libremente sobre su espalda mientras que sus ojos alargados color verde brillaban con el amor que sentía por él y por la pequeña niña en sus brazos. La pequeña tenía los ojos y sonrisa triunfante de su padre y el cabello y cuerpo como de la madre. Gracias a dios por eso, no creo que Katsuki se hubiera interesado mucho en mi si tuviera un cuerpo tan masculino como el de mi padre.

"¿Estás bien?" Sentí como algo cálido recorría mi mejilla cuando de repente escuché la voz de alguien en mi cuarto. Salí de mis pensamientos solo para encontrar a una chica con piel rosa observándome, eso me asustó un poco pero no tanto como ver a todas las demás viéndome desde el marco de la puerta. Vaya, es como si nunca hubieran visto a alguien llorar.

Me limpie los ojos con la parte de atrás de mi mano antes de devolver la foto en su lugar antes de levantarme, dándole a la chica rosada con cuernos de alíen una sonrisa amable. "Estoy bien, solo pensaba en algo. ¿Las puedo ayudar en algo?"

Voltee a ver sus brillantes ojos amarillos y vi una serie de emociones para por ellos; primero vi confusión en ellos, luego como su cara se fruncía mientras sus ojos parecían llenarse de odio. Que sorpresa, ¿Qué se supone que haga ahora?

"¿Qué carajos están haciendo todas ustedes aquí? ¿Estas bien Ko?" No tuve que girar para saber a quién le pertenecía esa voz llena de odio. Mi querido dios de la guerra.

El héroe y la villana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora