Junio 17
El humo del cigarro irrita la garganta, deja un sabor amargo, sabor pastoso y pesado que no puedes quitar con solo beber un trago.
Me gusta fumar, tiene algo relajante la nicotina y un aroma que funciona como calmante para mi alma.
Los días en los que me siento a fumar suelen ser los días que más suelo recordar y rememorar hechos desagradables de mi vida.
Sucesos que durante largo tiempo me sirvieron de algún tipo de consuelo.
Hay algo en esos recuerdos que me desgarran como un puñal de punta venenosa. Me enferman esos recuerdos.
Deseo poder olvidar, tener amnesia para no recordar. Entonces tal vez este dolor que calcina mis huesos y aplasta mi alma desaparezca.
El sol, las siluetas, las risas estridentes que resuenan en mi cabeza. No cesan, no se detienen; como un eco lejano y agobiante, ¿cómo hago que paren?
La soledad, su mirada fría, el abrazo cálido, la falsa aceptación, el querer ser mejor para todos ellos, ¿nunca seré suficiente?
Soy la pieza de un rompecabezas perdido, sin un lugar al cual pertenecer, no tengo molde más que el impuesto por la vida. Un lugar seguro, un lugar donde pueda ser yo, sin el peso del juez y el verdugo sobre mi espalda.
Una entrada con rosas adornando el camino, el color verde y la humedad de una casa perdida en la profundidad del bosque. Recuerdos de la infancia, recuerdos que ahora sólo me causan dolor. Desearía desaparecer, consumir me en mi desesperación y ahogarme en el olvido.
El arrullo que me hacía dormir y el repentino cambio del despertar brusco de una voz firme, fría y de lengua venenosa y afilada.
El cambio que me obligó a crecer, el cambio que robó mi infancia. Las órdenes que tuve que seguir y la hipocresía de una sonrisa como consuelo a mi dolor.
Una mansión, un hogar del que nunca me sentí parte, tener todo y no tener nada.
Buscar amor, buscar aceptación, tomar el control y luchar por sobrevivir.
Escapar de ese mundo y construir uno nuevo, soltar el puñal y levantar mis murallas. Evitar abrirme, prohibirme amar. Cautela y protección.
Quisiera poder olvidar.
Quisiera pertenecer a algún lugar.
Quisiera poder renunciar.
Quisiera jamás haberla conocido.
Ojos azules, sonrisa cálida, rayo de sol en la oscuridad, risa infantil, puñal en el corazón.
Todo se conecta a lo mismo, el epicentro de mi vida. Traición y engaño.
Me mentí a mi misma, coloque la venda en mis ojos y evite mi sufrimiento por un tiempo. No quise verlo, me negué a aceptarlo y ahora todo se ha derrumbado.
Con calidez derrumbó cada una de mis murallas, me hizo confiar en ella, me engaño con maestría y se infiltró como un virus en mi sistema.
Haciéndome pensar en ella, haciendo que sonreirá por ella, haciendo los latidos de mi corazón erráticos y descontrolados.
Kara Danvers es supergirl y me culpa a mi por herirla, me culpa a mi por estar molesta con ella.
Su egocentrismo no la deja ver que ella es quien más me ha herido? Me utilizo, me recriminó y más de una vez en su poder de Dios me acusó de mentir y desconfío de mi. Ella quien todo este tiempo me mintió, con sus dos caras de amabilidad y desconfianza. Solo me hace pensar en que su amistad era para poder vigilarme de cerca.
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El diario de Lena
FanfictionUna boda, nunca pensé en una hasta que la conocí. Nunca escribí cosas personales en mis diarios, no había nada que decir o escribir. Tal vez fueron sus ojos o su sonrisa por lo que empecé a hacerlo. Tal vez fueron las nosches de intriga y desvelo o...