El Diario De Lena 15

852 120 3
                                    

Septiembre… 

Hoy leí una pregunta, en una revista  de moda en el que fui la portada y cara de esa edición, que me dejó pensando y aunque sé que no tiene relación alguna con la verdad, ni con algo científico me molesto lo suficiente para Sentarme a beber y pensar en mi situación actual. Creo que eso fue lo que me hizo enojar. 

La cantidad de amigos que tengas refleja lo afortunado que eres en la vida. 

Entoces… ¿cuántos amigos tienes? 

No terminé de leer el resto, no quería leer la porquería y estupidez que habían escrito. 

Pero si algo tiene de cierto esto, es que no tengo amigos. Podría mencionar dos, pero… en realidad eso no me hace muy  afortunada.

Mi vida está llena de abandono, traición, oscuridad, muerte, rechazo. Y lo poco que tengo temo perderlo y mostrar mi amor real es riesgoso, por ello prefiero ocultar todo, porque pienso que de esa manera me protejo del sufrimiento. 

Así que de una manera más sutil muestro mi amor, intentando pasar desapercibida, intentando protegerlos a todos. 

Mi nombre está vinculado al crimen, al peligro, al odio y a los ataques constantes. 

Supongo que no tengo demasiado que ofrecer.

Creo que me causa aún más conflicto porque incluso estando dentro del círculo de amigos de Kara no me siento parte de ellos. Siento que no me ven como su amiga o alguien en quien confiar, pero no me importa mientras ella esté conmigo. Porque de los pocos amigos que puedo contar, tengo a Kara en primer lugar. 

Septiembre…. 

Aunque parezca ruin y bajo, la verdad me causa envidia y celos la relación que Kara tiene con su hermana. Ella lo tiene todo desde mi perspectiva envidiosa y tóxica. 

Yo siempre he querido tener algo así, en cambio tengo un genocida enloquecido por el poder y la muerte de todo aquello que no encaje en su mundo. 

Debe ser expectacular tener hermanos. 

Recuerdo que yo solía jugar ajedrez con Lex, era nuestro juego preferido y siempre sin importar que yo era la ganadora. 

Él acariciaba mi cabeza y me sonreía con frío en la mirada. Su felicitación me hacía feliz, me hacía sentir amada en aquella casa donde siempre me sentí aislada. 

Kara y yo somos bastante parecidas, pero también somos bastante diferentes. Nuestras experiencias nos hicieron quienes somos, forjaron ideas, pensamientos, estructuras diversas como un rompecabezas que busca embonar junto a otra pieza. 

Kara y yo formamos esas piezas perfectas, somos las piezas perdidas entre un mundo al cual intentamos pertenecer. Las piezas que no embonan por separado, pero juntas logran cambiar todo. 

Septiembre…. 

El traje que he confeccionado para Kara tiene la tecnología más moderna del momento. 

Tiene especial resistencia a la fricción y fuego, su capa es demasiado pesada gracias a las fibras de blindaje que se asemejan a la textura de su cuerpo. Sin embargo es tan suave y flexible como un trozo de seda.

Ya no necesita usar su traje debajo de la ropa, funciona con un mecanismo de activación manejable que puede ser colocado en sus lentes. 

Así cuando los quite se activará el sistema de nanotecnología  que cubrirá su cuerpo con el traje.

Me enorgullezco  de mi misma y me vanaglorio con prepotencia y altanería. Después de todo soy una Luthor.

Una maldita, diosa, genia Luthor que nadie puede superar. 

Tengo días buenos, días espectaculares como este. Son días en que todo parece más amable y simple. 

Estoy emocionada con este proyecto, he pasado días estudiando, innovando y creando. He pasado demasiado tiempo en mi laboratorio, tanto que siento dolores de cabeza nuevamente. Esa es señal de que necesito descanso y este ensimismamiento por terminar a tiempo su traje me ha dejado agotada y desconectada del mundo. 

Hace días que no hablo con Kara y no se nada de ella, si soy honesta tengo ganas de verla y no se si lo correcto sería invitarla a comer personalmente o un mensaje será suficiente para ella. 

En realidad un mensaje no es suficiente para mi, hacerlo de esa manera hace que parezca informal y sin importancia. 

Últimamente he dejado de comer, me mantengo viva gracias al café y fruta. Incluso he abandonado mis rutinas de cardio, necesito estar en forma, siempre sobresaliendo del resto, necesito ser perfecta. 

Septiembre… 

Me gusta ver a Kara trabajar, hay algo especial y satisfactorio en eso. 

Mientras lee lo que ha escrito tiende a torcer la boca o morder sus labios, el lápiz con el que hace correcciones se balancea entre sus dedos o golpea con rapidez el escritorio. 

Es un tic de concentración que le sirve para encontrar las fallas o encontrar las palabras correctas para transmitir de forma óptima lo que desea. 

Su cabello tiene un brillo peculiar cuando el sol lo toca y sus cabellos se escapan de aquella prisión impuesta. 

Me gusta ver a Kara con el cabello suelto, sus caereles se acomodan de forma perfecta y el viento juega con ella. 

Fui a su oficina por la mañana, buscándola para invitarla a comer. Cuando llegué ella no estaba, estaba cubriendo una nota sobre las recientes desaparición de alienígenas.

Esperé cuarenta y cinco minutos a que volvieras, mientras las miradas de todos me escaneaban como rayos x. Con una mirada hacia que dejaran de verme, resultaba bastante molesta su actitud. 

Cuando te vi llegar Parecías concentrada y preocupada de cierta manera, vestías un pantalón entallado de vestir, con tus clásicos mocasines de agujeta y tu camisa azul que hace que tus ojos resalten aún más. Al verme tu rostro fue de sorpresa, tu mirada cambió por completo y una sonrisa se extendió por tus labios. 

Acomodaste tu camisa y alisaste tu ropa intentando borrar aquellas arrugas inexistentes, tu andar fue más tímido y acomodaste los cabellos sueltos de tu peinado. 

El solo verte fue suficiente para hacerme sentir diversas emociones, alegría, paz, excitación, nerviosismo, deseo, amor, pero sobre todo hacerme sentir que todo estaba bien. 

Te sonreí como creo nunca le he sonreído a alguien y abrí mis brazos para poder recibirte con un abrazo. Tu aroma avainillado se filtró por mis poros y generó en mi sistema un estado de paz, aceleró mi corazón y sentí una imperiosa necesidad de besar tus labios, en su lugar te retuve en aquel abrazo cinco segundos más de lo estipulado en un abrazo común. 

Tu aliento azucarado cosquillea en la parte posterior de mi cuello y tu voz refleja la felicidad de verme nuevamente. 

Tus brazos son fuertes, seguros, amables y acogedores, son los brazos que siempre espero estén ahí para rodearme cuando lo necesite. 

Hummm vaya pensamiento infantil y ridículo, debería sentir vergüenza por escribir algo como esto. 

Aunque de verdad es algo que deseo. Contigo me siento amada, me siento viva y siento que no soy tan mala como la gran mayoría piensa. 

La invité a comer y acordamos que fuera el sábado, al parecer tiene demasiado trabajo al igual que yo. 

Continuará…. 

El diario de Lena Donde viven las historias. Descúbrelo ahora