LOS DEMONIOS ROJOS

SOMOS LOS LAMENTOS DE UN PASADO

El juego abia empezado, cada pieza en su lugar, cada ladrillo del mini escenario el cual era una representación perfecta del infierno estaba puesto igual en cada casa, cada gramo de arena y cemento en la mezcla para rellenar agujeros en el suelo que se habían echo por batalla entre demonios, estaba todo a la perfección  apesar de ser un "simple" tablero de ajedrez estaba incluso que en mejor estado que en el infierno mismo, a pesar de que ambos hermanos se estaban mirando fijamente ninguno movia una sola pues eso sería romper las reglas del juego lad cuales eran fáciles.

No ayudar a sus juguetes a menos que sea necesario para su diversión retorcida.

No mover ningún juguete en contra de su voluntad pues le quitaba la emoción de que ellos se pudieran llenar de sangre solo para su jugador.

Y la última era nunca intervenir a ninguno que tuviese familia o que tuviese plena vida y feliz en algún lugar aunque es verdad que aveces se conseguían unos juguetes rompiendo esa regla siempre los devolvían cuando concluía el juego pues solo se querían divertir no hacer sufrir que su juguete o familia.

La bestia roja se despertó en pleno campo el cual reconocía al instante pues había nacido y crecido ayi apesar de que no le gustó mucho, tenía suerte pues ahora si venia vestido como quería y ya con sus armas y accesorios incluidos.

(Pida lo ya y el envió será gratis)

Se puso empie pues aún no creía que había vuelto pero rápidamente lo que lo saco de su trance fue que su muñeca ardió como si le pusiera una hierro caliente igual que al ganado solo para marcarlo y si ver su muñeca vio la marca de la reina de ajedrez, en otras palabras debía encontrar el rey pronto antes de que se hiciera hake mate, movió su cola solo para ponerse el sombrero vaquero al mismo tiempo que se ponía un cigarrillo en la boca.

SIX moxxie: la vestia misma incluso peor que el mismo diablo, entre sus habilidades se encuentra todas las de los jinetes del Apocalipsis y también elnpider copiar toda técnica que vean sus ojos pero siempre y cuando sea físicamente sin ningún arma corto punzante o parecido.

El demonio vaquero iba caminando por el campo mientras resonaban sus "botas" con espuelas, bueno si se le dicen bota pues solo eran parte ya que sus pezuñas no le dejaban ponerse mucho zapato de seguido a menos que usase su "disfraz" de humano pero prefería no usarlo lo intento en aquel mundo y más fácil termino en un burdel, la vestia roja pudo ver un caballo infernal el cual se parecía bastante a aquel caballo del Heraldo de la guerra solo que este no era de piedra volcánica pero igual se intentó subir al caballo pero solo se llevo una patada del equino en sus pobre bolas ya inexistentes por los golpes de aquella batalla que solo sería una leyenda, se levantó rápidamente pues la fuera de aquel animal no se comparaba con la MUERTE y rápidamente le devolvió la patada en ese lugar solo para ver como el caballo caía muerto al suelo dejándole solo la opción de irse pero para su suerte o desgracia aquel caballo que dejó en ese mundo estaba ayi, el caballo de la guerra.
-bien amigo ... supongo que juntos otra vez-. El demonio se subió al caballo solo para depues jalar las riendas haciendo que el caballo saliera galopando de ayi con el mientras el suelo temblaba ante los cascos de la vestia de fuego eterno.

Algo le decía al ser imbecil que debía proteger estaba en la ciudad y no perdería tiempo pues incluso con sus garras forjadas con su propia rabia fueron clavadas en la parte trasera del caballo el cual dio un relincho de claro dolor solo para ir galopando más rápido incluso dejando en el suelo de asfalto de donde empezaba la ciudad quedase marcado ante el casco de la vestia la cual de porción por donde pasaba aumentaba el calor pero ojalá eso uviera durado para siempre pues de la nada sintió un bastón descargó toda la energía cinética que llevaba en su cara endurecida por golpes.

La vestia roja cayó del caballo donde al caer al suelo se detuvo con sus manos solo para después impulsarse hacia tras quedando en pie y sin nisiquiera caersele el sombrero el cual por aquello hizo pensar al desconocido que aquel sombrero estaba atornillado a la cabeza del diablillo pero las dudas se aclararon al verse cara a cara.
-genial lo que faltaba un imitador-. La vestia roja se puso en pose de combate mientras que el otro el cual era idéntico a el solo que con vestimentas elegantes y un sombrero de copa acompañado de un bastón también se ponía listo para el combate.