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©Capítulo final:
Preludio del fin©
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©Estrés post-traumático.
Ese fue su diagnóstico.
Una raya más al tigre. Pensó la joven con amargura mientras leía las indicaciones del medidamento que acababa de tomar.
Sabía que su cabeza estaba mal. No era estúpida, lo supo desde la tercera noche que no pudo dormir y creyó ver por más segundos de los que le gustaría admitir una figura muy parecida a la de su madre en la esquina de su habitación murmurándole su emblemática frase.
Era consciente que necesitaba llevar terapia psicológica.
Cuando una especialista mental vino a hablar con ella luego de su ataque/parálisis de estrés aquel día en la clínica, sintió que le quebraban un piso más a la torre de su orgullo tambaleante que aún conservaba.
Una parte de ella le decía que no debería sentirse así; todos en algún momento de la vida necesitan ayuda psicológica: para entenderse, para hacerse entender, y en muchas otras ocasiones para sanar...
Pero era tan difícil para ella creer que su mente se había rendido tan fácilmente. ¿Por qué? ¿Por qué parecía que se derrumbaba todo a su alrededor cuando se suponía que había terminado? ¿Por qué este sentimiento de desgano total y deseos de desaparecer cuando jamás los había sentido durante el supuesto año más difícil de su vida?
Se miró al espejo de cuerpo completo frente a ella.
Hacía dos días que le habían retirado las vendas del pecho y la cabeza.
Según los médicos, su cuerpo estaba recuperándose con bastante rapidez. A ese ritmo, dijeron, podrían empezar pronto con la rehabilitación de sus piernas.
Pero ella no lo veía.Allí, esa imagen...
Aquella mujer sin cabello, de celestes ojos apagados, piel cetrina y ojeras pronunciadas sentada en una silla de ruedas le devolvía la mirada con un vacío aterrador.
Un escalofrío recorrió su espina dorsal y desvió los ojos de su reflejo.
No soportaba esto.
Necesitaba un desenlace.
¿Por qué sentía que se había quedado suspendida en la trama de alguna historia olvidada por su autor?
Sabía que ningún escritor vendría a concluir su historia; ella tendría que hacerlo por su propia cuenta.
Apretando un botón en el posabrazos, dirigió su silla hacia su cómoda.Tomó la peluca rubia que había exigido le trajesen.
Era hora de volver al show.
Detestaba actuar de aquella forma, pero odiaba aún más cuando la gente a su alrededor le lanzaban miradas lastimeras y sumamente preocupadas al ver su aspecto.
Así que, como había estado haciendo desde que llegó de la clínica luego de su "escenita" -decidió llamarlo de esa manera-, se maquilló y peinó su cabello falso.
Aún le impresionaba el poder del maquillaje, cómo podía hacer que su rostro feo fuera bonito, que su rostro depresivo pudiese lucir brillante y prístino...
Se obligó a sí misma a sonreír antes de salir para desayunar con los Agrestes.
Después de todo, fue ese mismo "cambio de aspecto" que la había salvado por un pelín de las sesiones semanales con el psicólogo.
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Mi ruidoso vecino
FanficUn atentado contra su padre y por ende a ella, la llevaron a esconderse en uno de los suburbios más comunes para la reina de París. A regañadientes estaba adaptándose a ese lugarejo, pero un nuevo vecino llega a reventarle los tímpanos, haciendo que...