Tal vez lo hizo a propósito. Tal vez.
Bueno, la verdad es que todo estaba previsto, y le encantaba la idea de ser él quien fuera el protagonista.
Quizá quiso ver cara a cara a Chlóe Bourgeois, la misma que intimidó a su hermana e incluso a toda la escuela Françoise Dupon según Juleka.
Sonrió guardando su guitarra y acordes.
Lo que tenía de engreída y arrogante lo tenía en apariencia. Sí, lo admitía, Chlóe Bourgeois era una mujer bastante atractiva a simple vista. Sería absurdo negarlo. Le emocionaba el hecho de ser el personaje principal de este drama.
Tal vez algo mimada, pero guapa al fin y al cabo. Recordó las palabras de su hermana acerca de que la rubia había empezado a cambiar de a poco y que ya no era tan irritante con los demás.
—Se está volviendo hasta agradable.
Le dijo Juleka hace 2 años atrás, cuando aún ella seguía en la secundaria. Su hermana tenía la costumbre de contarle todas sus experiencias de la escuela, y él estaba dispuesto a escucharla. Lástima que lo dicho ya no tuviera valor e importancia, no ahora mismo, no después de todo.
Se cruzó la guitarra por la espalda y tomó su mochila antes de dirigirse a la puerta. Al salir de su apartamento, miró el de su vecina.
Tenía que disculparse. No toda la culpa lo tuvo la rubia. Él también la provocó. Además, cada actor tiene que seguir el guión, ¿no?
Con este pensamiento salió del edificio rumbo a su último año en la Universidad Nacional de Música en París.
[***************]
297 ositos. 298 ositos. 299 ositos.
Suspiró aburrida de contar mirando el techo de su habitación con los brazos extendidos. Giró levemente su cabeza al lado izquierdo de su cama y tomó a Abracitos entre sus manos.
Lo miró con nostalgia y cariño. Abrazó el peluche y quiso volver a dormir. Aprovecharía que su estúpido vecino no estaba.
El sonido de su estómago no le permitió dormir. Tenía hambre
A regañadientes se levantó de la cama y fue a la cocina por algo de comer.
Solo le quedaban algunas galletas y leche. Mas era la hora de almuerzo, su paladar exigía algo salado. Bufó y salió de su apartamento para ir al de la señora Feraud, quien vivía en el piso inferior a ella. Al llegar a su puerta, vio un papel pegado en ella.
"Salí a hacer las compras semanales. Si necesitas algo, Luka te puede ayudar. Él tiene algunas de tus provisiones que le pedí te lo diera cuando se lo pidieses. Llegaré a las 6:00pm. Besitos y abracitos"
Golpeó ligeramente su cabeza contra la puerta del apartamento de Camile.
¿Tenía que salir justo hoy que tenia un hambre voraz y que no tenía nada en la nevera?
Todas estas semanas se la pasó engullendo comidas instantáneas y pollo al vapor o frito.
Era lo único que sabía hacer.
Aunque a veces pedía comida china por delivery con el nombre de la señora Feraud, quien recibía la comida y ella se veía en la obligación de invitarle lo que pedía.
Pero al no estar la señora Camile, no había quien recibiese la comida, ya que ella no podía ser vista por nadie.
Tomó el papel entre sus dedos y lo releyó.
Así que el idiota tiene nombre: Luka...
—Pff, un nombre patético para un hombre patético —masculló.
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Mi ruidoso vecino
Hayran KurguUn atentado contra su padre y por ende a ella, la llevaron a esconderse en uno de los suburbios más comunes para la reina de París. A regañadientes estaba adaptándose a ese lugarejo, pero un nuevo vecino llega a reventarle los tímpanos, haciendo que...