No tenía ganas de dormir jamás, el simple hecho de encontrarme con aquella figura me causaba escalofríos. Veía su sonrisa cínica en todo espacio de la habitación, no veía la hora de salir de aquí.
Los murmullos en detrás de la puerta eran cada vez más irritantes, podía escuchar más de dos voces, supongo tienen invitados.
La puerta se abrió despacio, una chica bajaba las escaleras, no la había visto, tenía rasgos asiáticos, no sabía que había aquí en Palmur.
─ Alabada seas Eider. ─ Extendió sus manos mientras camina hacia mí. ─ He venido aquí para honrar tu nombre, y ser parte del sacrificio, Palmur se siente en paz.
─ ¿Sacrificio? ─ La mire incrédula mientras se arrodillaba ante mí. ─ ¿Qué es esto?
─ Fue enviada hasta aquí, para ser tu sacrificio a Palmur. ─ Bell descendió las escaleras con unos trapos en sus manos. ─ Esta es tu vestimenta, verás, Palmur no se anda con rodeos y si no sacrificas su alma, el tomará la tuya.
No podía creer lo que estaban diciendo, querían que asesine a aquella chica que se encuentra frente a mi.
─ Vístete, nos vamos al bosque para hacer el ritual.
Todos salieron de la habitación, dejándome allí en completo silencio, estaba totalmente aterrada, y saber que no hay escape de esto me pone más nerviosa.
Me puse la túnica blanca, no tenía más remedio que obedecer a Palmur.
Vaya protectores tengo.
҉
Me sacaron del lugar con los ojos vendados, el aire helado pasaba por la fina tela de la túnica, chocando de llenos contra mi piel. Me calaba los huesos, el frío que hacía era demasiado fuerte.
─ ¿Qué horas son?
─ Las 3 de la mañana.
Con razón el frío tan notable del lugar, el sonido de los Búhos en el bosque era muy notable, no sabía que en esta zona había esos animalitos.
Me quitaron la venda, sentir la mano helada de él rozar mi piel me causo escalofríos. Ya no lo veo como un antiguo protector, siento que solo volvió por obligación y no por que quiso.
La chica llevaba un vestido blanco y una sonrisa plasmada en su rostro. Era tan tétrico verla emocionada por morir.
Bell limaba el cuchillo, mientras que el otro ataba a la chica. Recordar aquella escena que presencie hace un tiempo, cuando Tobby asesino a aquella chica.
─ Esto tendrás que decir. ─ Bell me tiende una nota "Liberabo vos et peccata erunt: et usque ad regnum veneris." "Libre de pecados tú serás y al reino llegarás". ─ Alzas la daga, pronuncias la oración y la clavas, unas 7 veces donde quieras, nosotros pronunciaremos la oración 7 veces igual.
Mis manos temblaban mientras más se acercaba el momento de acabar con la vida de aquella pobre chica.
¿Qué pensarían mis padres de esto?
Seguro han de revolcarse en sus tumbas. Jamás debí venir a Palmur, nunca debí hacerlo, solo debía hacerle caso a mamá, pero no, tuve que ser curiosa.
─ Ya es hora.
Me posicione frente a la chica, su sonrisa era cada vez más grande.
─ "Liberabo vos et peccata erunt: et usque ad regnum veneris." ─ Pronuncio después de alzar la daga.
La clave justo en su pecho, no hubo gritos por parte de ella, seguía con esa tonta risa en su cara. La clavo una vez más, podía sentir como su respiración disminuía y la sonrisa se iba esfumando poco a poco. Lo de nuevo, esta vez su sangre salpico la túnica, tiñéndola del color burdeos. Termine de clavar las demás 4 veces seguidas, la chica no respiraba, se había apagado, yo la había apagado.
Un gruñido se retumbo por todo el lugar, me saco del trance al que había entrado, mire a los chicos, parecían serenos.
Un fuerte viento me recorre la espalda, paralizándome por completo, sentía una respiración forzosa en mi oído, no me atrevía a mirar hacia él, sabía de qué se trataba, quería correr pero no podía hacerlo, los chicos se encontraban arrodillados mirando el suelo.
─ Bien hecho Eider. ─ Su voz se escuchaba dentro de mi cabeza. ─ Pensé que te ibas a acobardar, pero ya veo que te elegí bien, una digna nieta de tu maravillosa abuela; Sin duda alguna seremos buenos amigos, pero ahora solo quiero una cosa de ti, y te dejaré en paz por un buen tiempo.
Quise responder pero no pude, mis labios no se separan, y mi voz no quiere salir.
─ Traza una línea recta en tu brazo izquierdo, justo con la daga que tienes en la mano, yo sé que tú puedes Eider querida, pero necesito que caigas para que vuelvas a levantarte, ahora como fiel seguidora a mi palabra.
De repente sentí que podía moverme, el seguía ahí parado tras de mí, esperando que cumpla con su orden. Lleve la daga a mi brazo con lentitud, solo debía trazar una línea recta, el no dijo que era profunda.
Todo para tener paz.
Trace la línea por encima, gotitas de sangre adornaban la herida, pero sin más control tome la daga nuevamente, se iba dirigiendo de apoco hacía la herida, y fue clavándola con más profundidad.
La sangre empezó a brotar de la herida, mientras yo no podía moverme, sentía el ardor y dolor en el área.
Quise gritar pero no podía, de nuevo mi voz no salía, el charco de sangre se hacía cada vez más grande, no podía controlarme a mí misma, mi respiración se hacía cada vez más forzosa, estaba agitada sin poder hacer nada.
Mi corazón latía con ímpetu, la vista se me empezó a nublar, justo cuando pude moverme caí de bruces contra el suelo, la túnica se cubría completa de mi sangre.
─ Eider quédate conmigo. ─ Bell me tomaba del rostro mientras que el otro trataba de parar la hemorragia. ─ No te duermas por lo que más quieras.
Junte la poca fuerza que tenía para no dormirme, íbamos en un auto a gran velocidad, o eso creo, ya no podía aguantar más, fui cerrando los ojos poco a poco, escuchando a lo lejos la voz de Bell retumbarme la cabeza, hasta que todo se tornó negro.
҉
El pitido de una maquina fue lo primero que escuché, mis ojos pesaban por lo que debía abrirlos de espacio, estaba rodeada de paredes blancas; Un hospital supongo, pero ¿Qué hago aquí?
Miro a mi alrededor topándome con un Jeremy dormido en una silla. Tenía unas las ojeras bien marcadas.
─ Hey. ─ Mi voz era débil. ─ Jeremy.
Abrió sus ojos de espacio, se los restregó, para luego percatarse de que yo le había llamado. Se acercó a mí con rapidez y me abrazo, me quede quieta sin poder reaccionar, este Jeremy no lo conocía.
─ Me diste un gran susto, pequeña. ─ Me miro directamente a los ojos. ─ ¿Por qué lo hiciste?
─ ¿Hacer qué? ─ Sus ojos se direccionaron hacia mi brazo izquierdo por lo que yo hice lo mismo, había un vendaje cubriéndolo de muñeca a codo y justo recordé todo lo que paso anoche.
─ No sé cómo explicarte, yo no quería, te lo juro.
─ Vale, debo llamar al doctor y a Tobby, ella estuvo muy preocupada por ti.
─ ¿Cuánto llevo aquí?
─ Una semana, el doctor dijo que tu coma podría durar más de un año, pero veo que eres más fuerte de lo que pareces.

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Sweet Dreams
Mystery / ThrillerPalmur. Palmur querido Palmur. Palmur asusta dijo Mamá. Palmur temió dije yo.