Capitulo XII

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Abrí mis ojos con pesar, a mí alrededor reinaba la oscuridad, mí vista tardo unos minutos en adaptarse. Me encontraba esposada a una cama, no podía ver mucho por la falta de luz del lugar.

Unos murmullos me alertaron, una puerta se abrió, y las luces se encendieron al instante, dejándome ciega por un momento.

─ ¿Sales con el chico de oro? ─ El encapuchado traía mi móvil en sus manos. ─ Tienes al menos 20 llamadas perdidas de él, es un fastidio.

─ ¿Por qué estoy aquí? ─ Mire mi brazo esposado. ─ ¿Por qué estoy así?

─ Eso es una protección a mi persona. ─ Lo dijo como si fuera lógico. ─ No quiero que te asustes ni nada.

─ ¿¡CÓMO QUIERES QUE NO ME ASUSTE ESTANDO SECUESTRADA!?

─ Ves, ya estás alteradas y das miedo. ─ Se sentó en una esquina de la cama y lo patee al instante. ─ Bien, no me siento.

─ ¡HABLA DE UNA PUTA VEZ!

─ Lo primero es que es culpa de las ordenes, una de ellas ordeno purificar Palmur. ─ Daba vuelta por todo el lugar mientras movía sus manos tratando de explicar. ─ ¿Sabes que es purificar?

─ ¿Sacar lo malo?

─ ¡BINGO! ─ Me señaló con una sonrisa en su rostro. ─ Para Palmur tu eres lo malo, dicen que no perteneces aquí, así que hay que extinguirte.

─ ¿¡QUÉ!?

─ El que logré purificar Palmur será el próximo líder de su orden.

─ Entonces tu... ─ Mi voz se quebró al instante de tan solo pensar que yo no era nada para él, que tan solo le importaba su estúpida orden y sus estúpidos principios.

─ Hey nena tranquila, te traje aquí para protegerte, tienen 72 horas para purificar Palmur, si no lo logran tendrán que rendirse.

No sé cómo pude compararlo con Bethamy, él había renunciado a mí, pero volvió solo para mantenerme a salvo.

─ ¿Me das el móvil? ─ Él me estaba librando de las esposas. ─ Debo hablarle a alguien.

─ ¿Es buen novio?

─ ¿Qué dices? ─ Reí al instante. ─ Jeremy no es mi novio, somos amigos.

─ Los amigos no se besan, y no duermen en la misma cama.

─ ¿Me has estado espiando? ─ Lo mire fijamente pero él se apartó.

─ Vigilando sería una mejor palabra, estaba preocupado por ti, así que te empecé a vigilar a lo lejos. ─ Su voz se escuchaba débil. ─ Lo último que espere es que te gusten los de su tipo, ellos solo te fo...

─ ¡No te atrevas a decirlo! ─ Me levante y camine hasta estar frente de él. ─ Jeremy está lleno de ternura por dentro, no es como todos le pintan.

─ ¡Él se pintó así! ─ Su voz alzada me acuso escalofríos. ─ Jeremy es todo un don Juan, debe de estar revolcándose con alguien en este momento.

No sé por qué, pero tras ese comentario mi mano viajo hacia su mejilla, el sonido estruendoso de ambas chocando hizo eco por la habitación. El encapuchado se llevó una mano hacía la mejilla, respiro hondo y se fue de la habitación, le intenté seguir pero tras salir paso el seguro de la puerta.

No sé qué tiempo ha pasado pero siento que ha sido una eternidad, mi estómago rugía del hambre que llevaba, no sé cuánto llevo sin comer.

Me canse de llamarle sin obtener respuestas.

Me recosté en la cama sujetando mi barriga, me sentía exhausta, él es un inmoral, me ha dejado aquí sin comida, como si de un castigo se tratase.

Escuché el chillido de la puerta abrirse, me levante de rápido ocasionando un mareo por el acto, mire hacía la puerta y ahí estaba Bell, traía una bandeja en sus manos.

─ Perdona. ─ La puso en la cama. ─ No estaba aquí, apenas llego y me doy cuenta que el otro idiota no te había traidor la comida. ─ Se acercó a mí, se podía notar una pisca de arrepentimiento en sus ojos. ─ Me disculpo por él.

─ No hay problema. ─ Me senté en la cama y empecé a devorar la comida.

Él se quedó todo el tiempo allí, observándome en silencio. A Bell le gustaba callar, pero con su mirada decía todo.

Trataba de quitar algo de sus uñas, se veían manchadas a lo lejos. Cuando termine de comer me acerque a él con la bandeja en mano, cuando se dispuso a tomarla yo tomé su mano, estaba fría y además de eso, había residuos de carne en sus uñas, y no creo que sea carne animal.

─ ¿Esto...?

─ Tuve una riña con alguien. ─ Lo miré confundida. ─ Tu novio me ha peleado por que soy tu protector y no te protegí.

─ Jeremy no es mi novio, pero podías decirle donde esto, es de fiar.

─ Aún no aprendes. ─ Negó levemente con la cabeza. ─ En Palmur ni tu propia sombra es de fiar.

Se alejó de mí sin decir nada más.

No sé cuánto lleve aquí, tampoco cuanto me queda. Pero el simple hecho de solo tener contacto con estos dos me estresaba. Me recosté nuevamente dispuesta a dormir un buen rato para pasar las horas.

҉

Caminaba por el bosque, cada paso los árboles se hacían más y más grandes, el cielo estaba teñido de negro, y algunos relámpagos alumbraban la noche.

El frío calaba mi cuerpo en su máximo esplendor, el ruido alrededor de mi era cada vez más molesto.

Trato de volver pero no puedo, así que comienzo a correr lo más fuerte que puedo, pero mis pies se volvían pesados, cada vez más.

Hasta que llegó un momento en el que no pude avanzar más, no podía moverme estaba estática en el mismo lugar sin poder reaccionar.

Frente a mí el suelo se empezó a mover, de este salía una figura. Era tan alta como algunos árboles, sus extremidades eran largas, en su rostro resaltaba su sonrisa, y en donde debían estar los ojos solo había vacío.

─ Eider, hija mía, al fin volviste a mis brazos. ─ Mis labios estaban sellados, el extendió su brazo derecho y me levanto, me llevo tan cerca de su cara, que podría jurar que me iba a devorar. ─ Sabia que volverías a mí, nadie se separa de Palmur, ni siquiera después de la muerte.

Fue abriendo su boca poco a poco, quería gritar pero no salía nada, me llevo hacía su interior, estaba en Palmur, ya era parte de su mundo.

҉

─ ¡AAAAAAAAAAAH! ─ Me desperté exaltada, mi respiración era forzosa.

─ ¡Tranquila!, fue solo un sueño. ─ Bell y el encapuchado estaban a mi lado, por lo que me empecé a calmar. ─ ¿Cómo te hiciste eso?

Mis brazos estaban cubiertos de rasguños, el sueño parecía tan real. Los miré a los dos, podía ver más allá que sus simples cuerpos, a su alrededor había una luz, de diferentes colores.

─ ¿Qué es eso? ─ Mi voz estaba ronca, me aclaré la garganta ─ ¿Qué es esa luz?

─ ¿Qué luz Eider? ─ Ambos se miraron confundidos. ─ No hay nada.

─ ¡HAY UNA MALDITA LUZ A SU ALREDEDOR!, CON COLORES DISTINTOS. ─ Se miraron nuevamente.

─ ¡No me jodas! ─ Exclamó Bell llevando sus manos a su cabeza. ─ Esa luz que vez, son los auras de ambos.

─ Solo ha habido 1 persona en toda la historia de Palmur que ha podido ver los auras, y fue hace más de 100 años. ─ El encapuchado retrocedió. ─ No tuviste un sueño, te has encontrado con Palmur y te ha declarado como suya. 

Sweet DreamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora