Capitulo X

8 5 0
                                        


─ ¿Qué tal me veo? ─ Tobby me había invitado a una fiesta, ella se había puesto una camisa negra seguida por una chaqueta de cuero, unos pantalones ajustados y unas botas. ─ No sé para qué pregunto, igual me encanta.

─ A veces tu ego vuela. ─ Yo vestía un top gris con una falda ceñida a mi cuerpo, mallas y unas botas. ─ ¿Habrá mucha gente?

─ Es una fiesta. ─ Dice con obviedad. ─ Todos los jóvenes de Palmur irán cariño.

Me quede en silencio mientras intentaba peinar mi cabello, Tobby solo se puso gel y los peino hacía atrás, parecía un sexy chico, a esta chica sí que le fascina el negro.

La fiesta era en las afueras del pueblo, esta era muy distinta a la que fui con Jeremy, afuera está lleno de jóvenes borrachos bailando, mientras que por otro lado algunos se tiran a la piscina con ropa.

El ambiente es normal, comparando que estamos en Palmur, al ingresar a la casa Tobby me tendió un vaso con algún tipo de alcohol adentro. En tan solo unos segundos había perdido a la chica de vista, comencé a deambular por el lugar, había personas con las que compartía clases y otras a las que nunca he visto.

Mi mirada se enfocó en alguien en específico, Jeremy siendo Jeremy, estaba rodeado de chicas a las cuales parecía contarles algún chiste o historia graciosa.

Las chicas reían con cada cosa que él decía, mientras el solo se limitaba a contarlo, en un milisegundo nuestras miradas se cruzaron, pero él la aparto.

Claro.

El chico de oro de Palmur y la chica nueva, gran cliché.

Seguí deambulando por el lugar, no era momento de ponerse sentimental solo por él.

Es lo normal, un revolcón y listo, una amistad casi arruinada, y celos.

No sé por qué, pero siempre aparecen los celos.

Subí las escaleras, aquí ya habían pocas personas, me sorprende ver la mayoría de las habitaciones, lo normal en fiestas así es encontrar a alguien dándose un revolcón tremendo.

Entro al baño para verme en el espejo, el simple maquillaje sigue intacto, no había probado la bebida que me dio Tobby, así que me lo tome de un tirón. Tenía un sabor agridulce, muy buena mezcla para hacer menos notorio el alcohol.

Mayormente las bebidas agridulces o dulces, contienen más alcohol que las agrías, y al final terminas echa bolita en un baño público, sin pensar en cuando bebiste tanto.

Abrí la puerta del baño dispuesta a salir, pero vaya fue mi sorpresa encontrarme con Jeremy parado allí, quien ingreso al baño y cerró la puerta tras de sí.

─ ¿Qué haces aquí? ─ Cuestiono sin siquiera saludar. ─ Eider en estas fiestas siempre hay un muerto.

─ ¿A caso te preocupas por mí? ─ sonrío mientras le miro a los ojos ─ ¿Quién lo diría?, el señor Libídine preocupándose por mí.

─ No es eso, me preocupa perder a mi compañera, además. ─ Saco un sobre de su bolsillo. ─ Llegó la primera prueba, es una adivinanza.

─ Un tesoro deben de hallar. ─ Comencé a leer lo que decía. ─ Un monstruo han de cazar, si la llave mágica quieren hallar.

─ Tenemos 72 horas para encontrar la llave, y allí estará el siguiente desafío...

¡AAAAAAAAAH!

Un grito del pasillo nos alertó, así que salimos para ver de qué se trataba, había una chica parada frente a una puerta, por su expresión ha de ser ella quien gritó, el pasillo se llenó como pudo de personas. Jeremy y yo caminamos hacía la chica, éramos quienes estábamos más cerca.

Le toque el hombro para que reaccionara, ella me abrazó mientras lloraba, no entendía que pasaba hasta que mire el interior de la habitación. Allí encima de la cama había el cuerpo de un chico, rajado a la mitad, sus intestinos estaban fuera, tape mi boca para tratar de reprimir los vómitos.

Había algo escrito en la pared con la sangre del chico, "Sit primo venari, bitches".

─ Que comience la cacería, perras. ─ Traduje, llevando toda la atención a mí.

Jeremy tomo mi mano para salir de allí, la chica me soltó mientras seguía en llanto. Me llevo hacía su auto, el cual estaba en la entrada, se le veía atento, como si supiera que algo pasaría.

─ ¿Qué pasa?

─ Pasa que ha empezado la cacería, hay que cazar monstruos o ser casados. ─ Encendió el auto. ─ Estar en la fiesta nos convierte en un blanco para los sabuesos.

─ El acertijo dice cazar monstruos, no personas.

─ En Palmur, todas las personas son monstruos.

Me quede en silencio mientras el conducía, de solo pensar que se armaría una cacería en todo el pueblo me asustaba, el claxon de un vehículo detrás me hizo girar, no conocía el auto y el conductor apenas se veía, pero sonaba el claxon desesperado mientras conducía a gran velocidad.

Jeremy no redujo la velocidad, al contrario, piso el acelerador. '

─ Debo perderle, me concentraré en la carretera, tu vigila sus movimientos. ─ La suerte oportuna de que Jeremy tenía un buen auto. ─ Tenemos un sabueso más.

Mire hacia delante y venía un auto a gran velocidad hacía nosotros, Jeremy giro el volante hasta doblar hacía la izquierda, los dos autos casi se impactan entre sí, en pocos segundos continuaron en su persecución.

La carretera estaba desierta, solo estábamos nosotros en la persecución.

Jeremy se notaba cansado, y los sudores bajaban de su frente.

─ ¿Sabes usar una metralleta? ─ Me sorprendió su pregunta a lo que respondí negando con la cabeza. ─ Bien, necesito que tomes el volante y pises el acelerador, yo me desharé de ellos.

Tome el volante cuando él lo soltó, cuando pase al asiento el quito el pie del acelerador, el auto se deslizó tanto unas dos vueltas, cuando pude tenerlo firme, pise el acelerador.

Los dos vehículos nos pisaban los talones. De reojo vi como Jeremy sacaba una metralleta de la parte de atrás, abrió la sunroof y saco la mitad de su cuerpo.

Sin pensarlo empezó a disparar, el sonido estruendoso me perturbó un poco, vaya saco de sorpresas es Jeremy.

Escuché como sus disparos pararon, así que mire por el retrovisor, ya no nos seguían los autos.

─ Oríllate. ─ Dijo una vez dentro.

Hice lo que me pidió, cambiamos de lugares nuevamente.

A pesar de no ser perseguido siguió conduciendo a alta velocidad, habíamos llegado a su casa, ingresó el auto en el garaje, y cuando estacionó ambos nos bajamos.

─ Te quedarás aquí esta noche, nadie atacaría esta casa ni aunque estuviera loco. ─ Tomo mi mano para caminar hacia el interior de la casa. ─ No sé cómo se les ocurriría que mi padre pondría la llave en mí, ¿Cazarme?, joder que poca mente tienen.

─ ¿Qué tal si la puso?, lo más obvio puede ser la respuesta correcta.

El me miro extrañado, al llegar a la habitación comencé a rebuscar por el lugar para ver si había rastro de la llave.

─ No seas tan corta de mente, mi padre es más astuto.

─ Por eso, solo pocas personas pensarían en ti como el portador de la llave. ─ Lo mire tratando de ver algún rastro extraño en él. ─ En los últimos días, ¿Tu padre te ha dado algo?

─ No nada. ─ se quedó pensativo. ─ Aunque ahora que lo pienso bien, hace dos días me preparó el la comida, lo cual es raro.

─ Dos días. ─ Me quede mirándolo nuevamente y alcé una sonrisa. ─ Debe de estar en los intestinos ya, tienes que defecar. 

Sweet DreamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora