Epílogo

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Dejó salir de sus labios un soplido fuerte y cuando TaeHyung se volteó para verlo, como supo que haría, hizo el mohín más tierno que tenía. Esto nunca le fallaba a HoSeok.

—Te traje una Sprite y manzanas por si llegas a querer, hyungie, están en algún lugar detrás de ti —escuchó a TaeHyung, mientras salía por la puerta casi jadeando y limpiando sudor de su frente. Antes de desaparecer por completo en el pasillo se giró a mirarlo con una ceja alzada—. ¿Esta es otra de tus tácticas para que caiga ante tus encantos, verdad?

—¿Tal vez...? ¿Está funcionando?  —HoSeok sonrió de forma angelical, mostrándole sus hoyuelos a TaeHyung. Otra estrategia que nunca le fallaba.

—Claro que... —el menor dejó su frase en el aire, mirándolo con esos ojos café enamorados. Su estrategia le falló esta vez porque TaeHyung salió de su estado de novio embelesado no mucho después—. No. Tú necesitas ayudarme a mover tus cosas porque sigues sin tener autocontrol para empacar solo lo necesario, bebé.

HoSeok alzó una ceja.

—Claro que no tengo límites para dejar lindo mi apartamento, muñeco —respondió arrogante mientras se encogía de hombros, buscando agitar a TaeHyung—. Además no eres lo suficientemente fuerte para negarte ante mí, tienes perdida esta batalla, creo que deberías rendirte ante mí, amigo.

Esa palabra sí iba apretar los botones correctos en el menor.

Cuando los oscuros ojos de TaeHyung brillaron, HoSeok supo que logró su cometido y sonrió para sí mismo. Era tan divertido (y caliente) ver a TaeHyung ponerse salvaje.

—¿Con que “amigo”? —repitió y lamió su labio inferior, barriendo el cuerpo de HoSeok con su mirada intensa—. Lograrás que en menos de diez minutos aquí los vecinos nos echen del edificio, solo espera a que te agarre y--

—Mucha información, amigos —dijo SeokJin con una mueca, entrando con dos cajas enormes en sus brazos—. ¿Qué haces ahí sentado, HoSeok-ah? ¿Tienes corona o algo? No nos pagas lo suficiente por hacerte este favor, príncipe Jung.

TaeHyung soltó una risa pequeña antes de girarse y continuar con su trabajo. HoSeok también carcajeó un poco. Era algo graciosa la situación, teniendo en cuenta que no le estaban pagando nada a sus amigos, ellos se ofrecieron a hacerlo de buena voluntad porque “lo habían extrañado demasiado” mientras estuvo en Gwangju este último año. Aquello era una exageración de todas formas, porque había realizado visitas constantes cada tantas semanas a Seúl para verlos a ellos y a TaeHyung.

El año anterior había sido duro. Hubieron muchas veces en las que HoSeok solo quería dejar su trabajo en Gwangju y volver a Seúl. Trabajar con una familia que te rechaza y desprecia abiertamente por tu sexualidad no fue un buen ambiente en el que vivir por tantos meses, y HoSeok sabía que la única razón por la que lo dejaron quedarse allí fue porque legalmente el lugar en la pequeña empresa familiar le pertenecía. Sin embargo, volver a Seúl los fines de semana y quedarse con los Kim fue el descanso mental que necesitó para encontrar ganas de soportar las malas miradas y palabras de su familia materna.

No todo fue malo, de todas maneras. HoSeok logró entrar a la Universidad Deportiva de Seúl finalmente, pero lo más importante es que pudo ahorrar dinero para mudarse con TaeHyung a un hogareño y pequeño departamento a las afueras de Seúl.

Todo su esfuerzo valió la pena y cada vez que lo recordaba, una felicidad invadía el pecho de HoSeok.

—Es obvio que tiene corona, hyung, está puesta en su bonito trasero —le respondió JiMin, saliendo de la habitación que compartiría con TaeHyung. HoSeok hizo una mueca de molestia en dirección al menor.

T.S.B.F.C. <VHope>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora