Capítulo 24.

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"𝑬𝒏𝒕𝒓𝒆𝒏𝒂𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐𝒔 𝒚 𝒉𝒐𝒓𝒎𝒐𝒏𝒂𝒔.''  



Me desperté por unos gritos dentro de la habitación; era Adeline. Imaginé que podría estar teniendo pesadillas. Me levanté lo más rápido que pude y fui hacia ella, no estaba segura de que hacer, pero estaba consciente que no la podía dejar así. Le quité la sábana de encima, pude sentir que estaba temblando y sudando. La tomé por los hombros, sacudiéndola levemente, y la llamé por su nombre varias veces. Puede que le haya gritado alrededor de unas siete veces, sin respuestas, Addy seguía gritando y temblando.

—Adeline, por favor, despierta. — Susurré lo más cerca que pude de ella. Me sentía desesperada, no sabía qué otra cosa hacer más que seguir moviéndola o hablándole. No me di cuenta cuando las lágrimas corrían por mis mejillas hasta que escuché unos golpes muy fuertes en la puerta de la habitación. Fui hasta la puerta y le quité el seguro, del otro lado estaba Nicholas con cara de preocupación.

— ¿Cuánto tiempo tiene gritando?— Me empujó levemente, entró casi corriendo al cuarto y fue directamente a Adeline, se sentó a su lado. Su cuerpo me tapó toda la vista a mi nueva amiga que seguía sin despertar y los gritos no cesaban.

—No...no lo sé, mucho tiempo. — Murmuré y me acerqué a ellos lentamente. Tampoco quería estorbarles, pero me estaba comenzando a desesperar de ver a Adeline de esa manera.

—Nicholas. — Era Matthew. No me di cuenta cuando entró corriendo y se acercó rápido hasta Nicholas y Adeline, quien abrió los ojos de golpe después de que Matthew la sacudiera por los hombros. Tenía los ojos rojos y llorosos, se lanzó a los brazos de Nicholas, aún llorando. 

Matthew se hincó y le acarició el cabello, murmurándole algo. Desde que conocí a Matthew pensé que jamás lo vería de la manera en que lo estaba mirando; preocupado, triste y en pijama. Me di cuenta que ambos le tienen demasiado cariño a Addy, quizá ambos conocían realmente por todo lo que ha pasado y saben que aún le duele, que aún sufre.

Puede que aquellos dos hombres sean realmente intimidantes, puede que no estén en buenos pasos, puede que me lleven a mi propia muerte o, incluso, a mi propia perdición, pero estaba muy segura que se ven como una familia.

Veían a aquella chica de ojos azules como su familia. La protegerían con su vida. 

Mirándolos a los tres me di cuenta de que se preocupaban el uno por el otro. Se preocupan por los suyos y Adeline Morgan es una de los suyos.

Matthew se levantó y vino hacia mí después que Adeline recuperara el aliento. — ¿Estás bien?—Me miró como si estuviera estudiando mi rostro.

Asentí lentamente, pasándome el dorso de la mano por los ojos.- ¿Adeline está bien? ¿Por qué se puso así? ¿Es normal?

Me dedico una sonrisa y se pasó la lengua por los dientes. —Ella está bien, se pone así por las pesadillas que tiene sobre su hermana. — Ladeo la cabeza, apuntando hasta mi amiga, quien seguía sollozando en los brazos de Nicholas. — Me dijo que tú estabas al tanto con ese tema. Así que, sabrás, o tendrás una idea, de lo que está pasando. —Levantó una mano y me tocó la mejilla. —Puedes estar tranquila, Adeline está bien y estará bien. No es la primera vez que se pone así, desde que llegó ha tenido esas pesadillas, solo que antes estaban más controladas. —Dejó caer la mano y suspiró. —No la dejábamos dormir sola, siempre durmió con Nicholas...hasta que llegaste tú.

Levanté la mirada, frunciendo el ceño. —¿Por qué? No estaba sola, estaba conmigo. —Me tragué las ganas de llorar. No tenía derecho a ponerme así cuando Adeline era quien importaba. Pero me sentí un poco culpable, porque sabía que ella decidió dormir en esa habitación para no dejarme sola. —Yo estaba en la otra cama, no sabía que tenía pesadillas.

Liberandum ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora