Capítulo 31.

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" 𝑬𝒎𝒃𝒂𝒓𝒂𝒛𝒐𝒔 𝒏𝒐 𝒅𝒆𝒔𝒆𝒂𝒅𝒐𝒔.''


La noche anterior Nicholas se presentó en mi habitación para saber cómo nos había ido con mi familia. Había estado un poco ocupado —al igual que todos en el cuartel— y por eso dijo que tardó en encontrarnos para preguntar. Nicholas no se separaba ni un segundo de Matthew, lo cual era curioso, sabiendo que el viernes se habían molido a golpes, pero todos sabíamos que el Proyecto R era más importante que sus diferencias. Addy fue la primera en hablar, su tema favorito por supuesto que fue el que menos quería hablar.

—...yBeca está obsesionada con el hermano de Ava. —Comentó entre risas. Vaciló un poco y miró a Nicholas a los ojos. —Pero no escuchaste eso de mi boca. —Lo apuntó con un dedo con expresión seria. Beca nos había dicho que no dijéramos nada para que su boda con mi hermano no ''se salara''. Ni siquiera sabía que significaba eso.

—Yo también estaría obsesionado con Adriel —Se encogió de hombros después de recostarse en el medio de la cama de Adeline. Nosotras estábamos en la mía. —, es atractivo y gracioso. Tuve la oportunidad de hablar varias veces con él...después de que su novio tratara de golpearme. —Usó el título "novio'' refiriéndose a Derek. No había duda de que hablaba de él.

—Atrás, animal, ese De Luque es mío. —Le lanzó una almohada que le cayó en el regazo a Nick. —Tú quédate con la enojona. —Esa supuse que era yo, así que le di un manazo en la pierna. —Hablaba de Levy, amor, tú eres la hermana dulce. —Bromeó y me jaló hacia su pecho hasta rodearme con los brazos. Nicholas le lanzó la almohada de regreso, pero a mi amiga si le cayó en el rostro.

No, no le había contado a Nicholas nada sobre Derek. No pensé que fuera algo importante y, gracias al señor, Adeline tampoco pensó que fuera importante —o puede que no quisiera que el ambiente se tornara incómodo. De cualquier manera, se lo agradecí cuando Nicholas se fue de la habitación.

Por otro lado, Adeline se había encargado de mi entrenamiento durante el fin de semana, en general. El día anterior le pedimos ayuda a Isaac con las armas (como dije, Nicholas no se había separado de Matthew y él es quien me había enseñado a disparar y todo eso). Resulta que Isaac era muy buen maestro, me tenía demasiada paciencia, además que era muy agradable estar con él. No de la manera en que me sentía con Nicholas, me refiero a que no hacía que me sintiera incómoda en ningún momento. Los silencios se hacían más cortos con algún chiste o alguna anécdota —una muy tonta, siendo sincera— sobre su estancia en el cuartel. Al parecer, Isaac fue de los primeros en llegar, junto con Nicholas, Janifer y Beca.

Me contó que, las mismas personas que se llevaron a Levy, se habían llevado a su sobrina algunos años. La pequeña aún estaba perdida, pero Isaac seguía con las mismas esperanzas de encontrarla. No quise preguntarle por los padres de la niña. Ni siquiera quise preguntarle el nombre de su sobrina, solo me animé a tomarle la mano entre las mías y sonreírle, porque no podía hacer nada por él, excepto hacerle saber que estaba ahí para él.

Me dolió el pecho escuchar su historia, me di cuenta que todos estábamos ahí por una razón importante. Al principio creí que algunos solo estarían porque les gustaba el sentimiento de peligro —o el sentimiento de que están haciendo algo bueno, que están ayudando a encontrar niños—, pero me equivoqué.

Lo obligue a contarme sobre su maravillosa apuesta con Beca sobre si me acosté o no con Nicholas. En todo momento, Isaac me sonreía divertido, hasta el momento que mencionó como tuvo que ir el día anterior hasta el cuarto de Beca a pagarle el dinero de la apuesta porque Beca no paraba de enviarle mensajes sobre que era un mal perdedor y que tenía que pagar. Isaac fue hasta su habitación e hicieron una nueva apuesta, la cual no me comentó porque dijo que podría tener mala suerte y no quería volver a perder contra la chica de ojos oscuros.

Liberandum ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora