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Yo: (me limpie mis lagrimas) ¿Quieres una oportunidad UK?, está bien te la daré, pero no te la pondré fácil, que pases lo que yo pase cuando trataba de llamar tu atención, que veas lo que cuesta intentar avivar una llama que nunca estuvo encendida.

UK: (suspiro algo aliviado) Con que me permitas intentarlo una vez más, no me importa si me lo haces difícil, luchare contra viento y marea con tal de llegar a ti, pero esta vez no te soltare, no te dejare, no te hare llorar nunca más.

Yo: Veremos si puedes enamorarme de nuevo ingles.

Luego de eso me fui, mi corazón se sentía apretado, como si un nudo en mi garganta impidiera que respirara bien, cuando llegue a casa me tire en el sillón, porque quiere intentarlo, eso lo hubiera esperado de mi antiguo yo, pero no de él. Cuantas veces soñé con que me dijera algo así, será que es otro sueño... pensé que ya estaría acostumbrado, que dejaría de creer en posibilidades tontas. Después de un rato me levanté y fui a la ducha, estuve un buen rato dejando caer el agua sobre mi cuerpo.

Salí de la ducha, me coloque lo primero que encontré, no suelo ser así, siempre decido durante un buen rato que ponerme, pero en esta ocasión no se me sentía con ganas de nada, tome mi teléfono y busque que hacer, miraba videos, visitaba mis redes sociales, miraba el chat de mensaje para ver a quien hablarle, pero... al final termine por no hablarle a nadie. Me quede dormido muy tarde, me levante con sueño a trabajar, me coloque el uniforme y a comenzar la jornada como si nada.

Durante el día llego el ingles, se sentó en la misma mesa de siempre, para evitar problemas no lo quise atender, así que mire a la italiana, ella entendió y envió a otro a atenderlo a su mesa. Observé que le llevaron el té y el postre, como siempre, será que nada cambio, que nuevamente soñé... la verdad a ocurrido tantas veces que puede que mi cordura este fallando. Seguí como si nada, llegaron unos clientes que se sentaron en la mesa continua a la de él, fui a tomar la orden, cuando pasé por su lado sentí que colocaban algo en el bolsillo del mandil.

No quise ser tan obvio, así que seguí como si nada, atendí a los clientes, luego me fui a un lugar algo apartado y metí mi mano en el bolsillo, era una rosa, un botón para ser exacto, con tallo bien corto, era sencillo, pero... lo volví a dejar donde estaba y seguí como si no hubiera pasado nada. Al día siguiente él llego más o menos a la misma hora, lo volví a evitar, no quería atenderlo yo, probablemente si lo hacía, era como decirle que, con una simple rosa, solucionaría todo, ya no soy como antes.

Esta vez no me toco pasar por su lado, pero la persona que se encargaba en atenderlo se acercó a mí una vez que él se fue, me entrego un dulce, de esos rellenos con licor. Lo guardé en el bolsillo y seguí con lo mío. Así estuvo durante 1 mes, me traía pequeños regalos, variados, nunca se repetía, si un día era una rosa, al otro un clavel, si era un chocolate, después era un caramelo. Durante todo ese tiempo evite atenderlo directamente, por lo que me hacía llegar los diferentes regalos a través de mis colegas.

Además, durante ese tiempo no me dijo nada, solo me observaba mientras trabajaba, a veces era incomodo, mi corazón no paraba de latir rápido, en otras ocasiones simplemente por la carga de trabajo lo omitía totalmente. Ese día fue distinto, él se retiró como siempre, yo termine mi turno, me despedí de mis colegas y de la jefa (no le gustaba que le dijera de ese modo), cuando salí él estaba ahí esperándome, se acercó a mi lado y me pregunto cortes mente si me podía acompañar a mi casa, lo mire algo desconfiado, pero accedí.

UK x Francia: "Termino de un ciclo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora