All My Life

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"Toda mi vida
he rezado por alguien como tú,
y espero tú también te sientas de la misma manera,
sí, rezo porque tú también me ames."
All My Life - K-Ci & JoJo




Mino pasaba las páginas de aquel libro de francés para principiantes con nervios, quedándose estancado con una sola, leyéndola una y otra vez con el fin de que su cerebro pudiese captar algo. Era un idiota, él no sabía nada de francés, ¿cómo podría ser el tutor de Jennie de ese modo? Movía la pierna debajo de la mesa ansiosamente. Al menos agradecía haber acordado encontrarse en la biblioteca, el silencio obligatorio que lo rodeaba vaya que estaba ayudando a sus pensamientos.

—Hola —una voz dulce captó su atención, y al alzar la mirada, se encontró con el objeto de sus sueños: Jennie—. Démonos prisa, hay una parejita peleando allá fuera. De nuevo— explicó con una gran sonrisa en el rostro, apoyando los codos sobre la mesa para poder inclinarse hacia él. 

Mino se quedó embelesado al mirarla, y de repente las palabras parecieron olvidársele. Cuando notó que la chica esperaba por una respuesta, balbuceó, ladeando la cabeza hacia ambos lados.

—Ehm... sí, creo que hay que revisar la pronunciación, si estás de acuerdo —sugirió, carraspeando. Comenzaba a sentirse tan patético al encontrarse al borde de los nervios frente a Jennie; a ese paso jamás lograría que se fijase en él.

—No quiero hacer ruidos absurdos, por favor —se quejó firme la chica. Mino jugó con sus manos, no buscaba fastidiarla y al parecer iba por el mal camino.

—Bueno..., hay una alternativa —se encogió de hombros, observando atentamente la reacción de Jennie.

En el rostro de la chica se esbozó una sonrisa emocionada mientras se inclinaba aun más hacia él, pareciendo realmente interesada en lo que sugeriría Mino—. ¿Ah, sí?

No estaba seguro de dónde sacaba el coraje para sugerir aquello, pero ya no podía detenerse. Quizá después de ser rechazado de una forma humillante podría arrepentirse, ahora debía avanzar y asumir las consecuencias. O quizás una victoria.

—Sí, la comida francesa. Podríamos ir a comer este... —bajó la mirada, relamiéndose los labios. Su corazón palpitaba con fuerza dentro de su pecho—, ¿sábado?

Con cierta timidez que esperó que Jennie no advirtiese, volvió a alzar la mirada, encontrándose con una preciosa sonrisa de su parte. Su vientre se hizo un nudo al ver aquella imagen. No entendía cómo una persona tan hermosa podría existir.

—¿Me estás invitando a salir? —preguntó, enternecida—. ¡Eso es tan lindo! ¿Cuál es tu nombre?

—Mino —respondió, comenzando a sentir su esperanza elevarse ante aquella reacción—. Sé que tu padre odia que salgas, pero creo que siendo para esta clase...

—No, un minuto —lo interrumpió Jennie, viendo finalmente una luz entre toda la oscuridad de sus problemas—, Min Hyuk.

—Mino —corrigió.

Jennie ignoró la corrección y continuó hablando—. Mi padre impuso nuevas reglas: saldré cuando mi hermano lo haga.

Una sonrisa adornó el semblante de Mino, apreciando con emoción como la vida de repente se volvía bella. ¡Tenía una oportunidad con Jennie! Ahora se sentía el adolescente más afortunado en todo el mundo.

—¿En serio? —Se acomodó en su silla para poder acercarse más hacia la chica, sin ocultar la felicidad que aquella noticia le había brindado—. Oye, dime algo, ¿te gusta el arte? Porque conozco un lugar que...

Beaucoup problemo, Min Ki —volvió a interrumpir Jennie, imitando un acento francés. Mino una vez más la corrigió, aunque pareció no hacerle caso. Otra vez—. Por si no lo sabes, mi hermano es un perdedor agresivo.

10 Cosas que Odio de TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora