Libélulas [Larry]

20 (borrador)

El sexto mes un accidente ocurrió.

Luego de la larga y tortuosa estadía de Louis en las frías montañas, Harry y el planeaban reencontrarse a las afueras de Dope Tattoos. La ocasión, sin embargo, no era tan romántica como ambos lo habían planeado.

Llevarían a su madre a una revisión médica. Había contraído un terrible resfriado debido al frio, así que Louis decidió hacerla revisar cuando su padre sugirió que cuidara de la enferma mujer su hijo mayor.

—¿Sabes dónde está Troy? —Le preguntó Jill antes de que la tatuadora lograra salir de la tienda. Su cabello rojo resaltaba en el estudio— Salió hace unas horas a comprar algo, pero no regresó. Simon está preocupado. Incluso ha dejado sus cosas.

—¿Ya has intentando llamarlo?

—No contesta. También le escribí a Joy, pero ella sabe tanto como nosotros.

Joy y Troy no tenían una relación oficial, pero era claro que había química entre ellos. Desde que Zayn y él habían terminado no lo había visto sonreír tanto como lo hacía al estar la chica a su lado.

—Yo... realmente tengo que irme, Jill. Louis me espera.

—Lo sé. No quería preocuparte. Seguramente se ha quedado dormido, o el tiempo se le ha pasado un poco.

—Es lo más seguro. Ya conocemos a Troy.

Pero, por esa misma razón, Harry presentía que algo no estaba bien.

—¿Puedes mantenerme informado, Jill?

—Por supuesto. Si ese idiota regresa incluso le daré unos cuantos golpes de tu parte.

—Me agrada la idea.

Rio al darse media vuelta, y, justo cuando estaba por irse, Jill volvió a llamar su atención.

—¿Realmente sigues siendo virgen con una novio tan sexy, Hazza?

Harry rodó los ojos. Su amiga era una idiota.

***

Louis lo estaba esperando a las afueras de Dope Tattoos recostado en su auto y con un cigarrillo en la boca. Usaba una camisa verde, además de zapatos a juego. Dos vendas decoraban sus muñecas.

Más que alegrarlo, le dolió verlo.

No había esperado a un Louis tan diferente. No había esperado un cambio de ese tipo.

—Realmente tengo el novio más hermoso del mundo —Fue lo primero que el pintor dejó salir de sus labios, y decir aquello fue más un acto involuntario que un intento de seducirlo.

El tatuador sonrió mientras dejaba salir un suspiro. El se veía diferente, pero no dejaba de ser el pintor de el cual se había enamorado.

Su exterior se había modificado un poco, tal vez demasiado, pero el seguía allí.
Su unicornio estaba allí.

—También es lo que pienso cuando te veo, Louis —Afirmó con una sonrisa antes de unir sus labios por unos segundos.

Habían extrañado el contacto luego de tantos días.

Su aliento a humo de cigarrillo lo invadió, y se peguntó mentalmente cuantos habría fumado antes del verlo. Aun así, disfrutó del beso como lo había hecho con todos aquellos que había compartido.

Seguían siendo sus labios. Su sabor. Su calidez. Su tacto. Su cabeza seguía dando vueltas, girando en un mar de emociones incontrolables, e incluso sentía que el amor había crecido desde la última vez en lo que le había visto.