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El segundo mes Harry conoció a los padres de Louis.

No fue algo planeado ni esperado. En realidad, fue como esas cosas que solo suceden por obra del destino.

***

El inicio del día no fue color rosa. No había terminado de desayunar cuando su familia comenzó a discutir, algo que sinceramente el odiaba.

—¡No puedes irte a vivir con ese idiota, Zayn! —Exclamó Liam con frustración al recibir la nueva noticia de su hermano mayor. Era el único en toda la familia que no terminaba de aceptar esa relación, y también era la razón por la cual Zayn aún no se atrevía a presentarlo ante la familia.

—No necesito tu permiso, Liam.

—¡Mierda, Zayn! ¡Troy y tú terminaron por su culpa!

—No fue su culpa. Fue mía. Era yo quien estaba en una relación.

—¡Pero no puedes irte con él!

Harry de inmediato se metió en aquella discusión. Odiaba las peleas, y mucho más si sucedían tan temprano en la mañana.

—¿No crees que es muy pronto, Zayn? No han estado juntos ni un año.

—Lo sé, pero quiero hacerlo. Estoy enamorado de Jamie, y estoy muy seguro de esto.

—¡Estuviste dos años con Troy y nunca pensaron en algo así! —Se desesperó Liam. Su odio hacia Jamie era casi tangible.

—¡Ya basta! —La detuvo Niall con furia. Con el pasar del tiempo había aceptado la nueva relación de su hermano, pues la sonrisa que solía llevar todo el tiempo impresa en el rostro era lo único que necesitaba. Era quien más lo apoyaba— Jamie no es Troy. Sé que lo quisiste mucho, todos lo quisimos y aun lo hacemos, pero si Zayn no es feliz con él no puedes forzarlo.

—Púdrete, Ni.

Ann dio un golpe a la mesa. Todos callaron, pues sabían que no era seguro molestarla al estar enojada.

—¿Realmente estás segura de querer irte con Jamie? —Preguntó a su hijo.

—Muy seguro—Contestó sin titubear.

—Entonces ve. No puedo detenerte.

***

Ese día Louis no fue a dibujarlo. Le escribió varios mensajes para comprobar su estado, pero el no contestó ninguno.

Aun así, en medio de todos los tatuajes que hizo ese día, no tuvo tiempo para preocuparse demasiado y volverse paranoico.

El pintor llegó a la tienda cuando Harry terminó de guardar sus cosas. La muñeca le dolía, también la espalda, pero cuando el llegó a abrazarlo y lo besó, tal vez con demasiada efusividad, nada de eso importó.

Cuando se alejó lo notó nervioso, inquieto. Era extraño verlo así, pues sus movimientos siempre desbordaban gracia y seguridad.

—¿Te has fumado algo antes de venir, Louis? —Preguntó con delicadeza— No te ves bien.

—Mierda, no. No he fumado nada, Hazz.

La frustración acompañaba sus palabras.

—¿Estás bien, Louis? —Preguntó entonces mientras buscaba sujetar sus manos para tranquilizarlo.

Fue ante el contacto que Louis dio un salto hacia atrás, una mueca de dolor acompañándolo. Harry había tocado su muñeca por error.

La herida que El pintor se había hecho al terminar de pintar a Sky habría cerrado tiempo atrás, pero el insistía en mantenerla abierta.

Libélulas [Larry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora