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Tweek

Acabo de darle un puñetazo en la cara a un chico. Y no a cualquier chico. A mi supuesto mejor amigo. Mi compañero de cuarto.

Bueno, supongo que desde hace cinco minutos debería estar llamándolo mi ex-compañero de cuarto.

Su nariz comenzó a sangrar casi de inmediato, y durante un segundo, me sentí mal por haberlo golpeado. Pero entonces recordé lo bastardo, traicionero y mentiroso que era, y me dieron ganas de golpearlo de nuevo. Lo hubiera hecho si Christophe no lo hubiese impedido, parándose entre los dos.

Así que en vez de golpearlo, lo golpeé a él. No le hice ningún daño, por desgracia. Nada comparado al daño que le hice a mi mano. Golpear a alguien duele mucho más de lo que me imaginaba. No es que me pase una cantidad excesiva de tiempo imaginando cómo se sentiría golpear a la gente pero practique boxeo por un buen tiempo.

Aunque comienzo a sentir el impulso de nuevo al observar mi teléfono, al mensaje de texto entrante de Clyde . El es otro del que me gustaría vengarme. Sé que técnicamente no tiene nada que ver con mi situación actual, pero podría haberme avisado un poco antes. Así que también me gustaría darle un puñetazo.

Clyde: ¿Estás bien? ¿Quieres venir hasta que la lluvia se detenga?

Por supuesto que no quiero ir. De por si, mi puño ya duele lo suficiente. Si fuese al departamento del novio de Bebe, me dolería aún más por que me pondría a contarle como me siento por haber terminado con Chris y el tal vez lloraría conmigo, lo que lo haría bastante incomodo .

Me doy la vuelta y miro hacia el balcón. Se encuentra apoyado contra la puerta corrediza de vidrio, teléfono en mano, mirándome. Es casi de noche, pero las luces del patio iluminan su rostro. Sus ojos oscuros se centran en los míos, y la forma en que su boca se curva hacia arriba en una sonrisa suave y arrepentida, hace que sea difícil recordar por qué estoy molesto con él. Se pasa la mano libre por el cabello que cuelga sobre su frente, revelando aún más la expresión de preocupación en su rostro. O tal vez sea de pesar. Como debe ser.

Decido no responder, y en su lugar le enseño mi dedo medio. Niega con la cabeza, y se encoge de hombros, como diciendo lo intenté, para luego entrar a su apartamento, deslizando la puerta para cerrarla.

Pongo el teléfono en mi bolsillo para no mojarlo, y miro a los alrededores del patio en el complejo de apartamentos donde he vivido durante un buen tiempo Cuando nos mudamos, el frío de Denver se tragaba hasta los últimos vestigios de la primavera, pero parecía que este patio de algún modo aún se aferraba a la vida.

Ahora que el verano ha llegado a su pico más atractivo, el agua de la fuente se ha evaporado desde hace tiempo. Y las hortensias son un recuerdo triste y marchito de la emoción que sentí cuando Jason y yo nos mudamos aquí. Mirando el patio, ahora vencido por la temporada, veo un inquietante paralelismo en cómo me siento en este momento.

Derrotado y miserable cómo un triste mojón.

Me encuentro sentado en el borde de la fuente de cemento ahora vacía, con los codos apoyados en las dos maletas que contienen la mayor parte de mis pertenencias, esperando a que un taxi venga a recogerme. No tengo idea de a dónde va a llevarme, pero sé que preferiría estar en cualquier otro lugar que en donde estoy en estos momentos.

Podría llamar a mis padres, pero eso sólo les daría razones para comenzar a dispararme con todos esos "te lo dijimos" o sus metáforas de siempre.

Te dijimos que no te mudaras tan lejos, Tweek.

Te dijimos que no te lo tomaras en serio con ese tipo.

Te dijimos que si hubieses elegido seguir con el boxeo en vez de irte a estudiar teatro, hubiésemos pagado por ello.

TAL VEZ .. NO [CREEK ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora