𝒅𝒐𝒔;

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Esa noche, el Cullen mayor se había resignado a vivir con la pesadez de ver al niño crecer sin luz en sus ojos color chocolate y todo a través de la ventana de la oscura habitación del infante.

El único lugar donde podía protegerlo sin importar nada, era en su consultorio, aunque sabia que aquellas citas médicas acabarían tarde o temprano. El niño fue un par de veces más después de la primera, no tenía ningún problema con su contusión, estaba relativamente sano.

Ese día era para tomar unas muestras de sangre del menor para dictaminar si no había producido alguna complicación alterna, como algún coágulo, etc.
Mientras la sangre bajaba por la manguera, el Cullen estaba acostumbrado a hacerlo y tener buen autocontrol, pero su pecho se retorcía al hacerle un poco daño de daño al brazo del niño, por el material que usaba.
Metido en aquellos pensamientos de tratar de evitar lastimarlo más de lo debido y prevenir un moretón que manchara su también pálida piel, el niño habló aprovechando que su padre estaba lejos hablando con una de las enfermeras.

"—Disculpe, doctor Cullen—" la dorada mirada del mayor cayó en la figura del muchachito

"—Dime, Dante—"

"—Si yo... me dedicara a ser doctor, como usted... ¿salvaría personas?—" le dijo con voz bajita, como si revelara algún secreto del gobierno.

"—¿Tu quieres salvar personas?—" le preguntó el Cullen sacando la enorme aguja del brazo del niño, sorprendido por no presentar alguna mueca o quejido de dolor, puso el algodón y dobló su brazo hacia arriba en lo que el lo meditaba.

"—Si, quiero salvarla, doctor—" dijo especifico mirando a su padre muy serio, la mirada del medico cayó en el progenitor de su compañero, quien coqueteaba con la enfermera.
El rubio quería preguntar a quien se refería, pero sabia que si se entrometia demasiado, el espacio entre las pesadas puertas que había logrado abrir en el menor, se cerraria repentinamente aplastandolo a el también. Carlisle Cullen volvió a agacharse a la altura del azabache quien se encontraba sentado -como requisito de la extracción sanguínea-  y haciendo que desviara su vista de su padre a el, la cual se suavizó y sonrojo rapidamente, el mayor aprovechó antes de que se pusiese nervioso y quisiese huir.

"—Si vas a hacer algo en tu vida, hazlo por ti, por que tu quieres hacerlo, nadie debe elegir por ti ni vivir tu vida, es tuya y agarrate a ella cada que puedas—" le dijo con la máxima suavidad que pudo, cada una de las palabras había golpeado su nuca desde el interior, sus ojos brillaron al mirar los suyos, ya no sentía dolor, ni angustia, preocupación, podía estar a su lado sin estar alerta, sin estar debajo de sus sabanas, sin taparse los oídos, podía soltarse sin miedo a caer "—Si necesitas alguna ayuda o consejo, nunca dudes en contactarme, ¿entendido?—" y lo que más ansío desde la ultima vez, el mayor puso su mano en la cabeza del azabache, revolviendo sus cabellos y pintando de rojo sus mejillas, estaba débil, satisfecho, feliz, amado, atendido, hasta que el doctor quito su mano nuevamente.

Pasó el tiempo, el médico tenía la rutina de vigilar a su compañero desde aquel árbol, todas las noches por trece años seguidos, no se cansaba de hacerlo, desde que la idea de ser médico se le pasó por la cabeza, el azabache no había dejado de estudiar para ello.
Carlisle jugaba perfectamente con los pensamientos en su cabeza a la hora de estar cerca de su hijo Edward, haciendo que el se confundiera, una vez intentó seguirlo a donde iba cada noche, pero el rubio era más experto, así que lo desvió haciendo que lo siguiera hasta una biblioteca y leer algo enorme de Shakespeare, esa noche faltó a su visita, pero era mejor que tener que lidiar con su familia.
Esme lo sabia instintivamente, el acuerdo de ser "esposos" era únicamente para aparentar a la sociedad una familia "normal"; en los primeros meses, habían compartido un par de besos y caricias, pero en el primer intento de formar algo intimo o sexual, él varón se había hecho para atras. Carlisle consideraba abiertamente que Esme era hermosa y la amaba mucho, pero de otra forma que aun no comprendía.
Desde que conoció a Dante, llegaron nuevos integrantes a la familia, Alice y Jasper, el doctor no sabia totalmente de las habilidades de sus nuevos hijos, tomándose una noche con ellos en la puerta de su despacho, Alice le había dicho que había visto en el futuro a un joven a su lado y Jasper sentía esos sentimientos enamorados; eso no lo pudo evitar y les pidió a los jovenes que guardaran el secreto, a lo que ambos aceptaron gustosos.

¹𝑬𝒕𝒆𝒓𝒏𝒐𝒔  ✧ ཻུ۪۪˗ˏˋ៚┋𝖼𝖺𝗋𝗅𝗂𝗌𝗅𝖾 𝖼𝗎𝗅𝗅𝖾𝗇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora