𝒕𝒓𝒆𝒔;

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Las cosas marchaban bien, y no era por echarle porras a su compañero.

Dante, a pesar de no saber lidiar con relaciones sociales a profundidad, era un muy buen doctor, atendía los llamados y actuaba de manera rápida a las emergencias. Era como si el ser temeroso y asustadizo se esfumara cada que surgía trabajo, Carlisle estaba orgulloso de él.

Ya faltaba poco para que las practicas acabaran, pronto el menor por fin se estaría graduando y en un futuro cercano podría trabajar lado a lado con su compañero, ese es el pensamiento más sano, pero algo dentro de ambos parecía no pensar de igual manera.

Era como si hubiese una pared invisible obstruyendo el paso y no sabian por que.
Dante, o más bien, su familia estaban cortos de dinero en los últimos años, habían hecho recorte de personal en la fabrica de su padre, la única que trabajaba formalmente era la enfermera, y el pequeño Charlie estaba a esa edad donde dejaba rápidamente la ropa y zapatos.
Su padre estaba de mal humor todo el rato, no era agresivo, pero hacía comentarios ácidos por cualquier cosa. En esas épocas y en busca de una figura paterna "estable", Charlie se apegaba más a su medio hermano mayor, por más que este lo alejará y el joven poco a poco se iba ablandando por el niño. Salía a pasear al parque cada fin de semana y de vez en cuando, cada que uno de los compañeros de universidad de Sebastián le regalaban cómics, el se los daba a su hermano pequeño, quien quedaba maravillado por los superhéroes. Ambos eran fanáticos y eso los unió más.

Carlisle entró a la cafetería privada siguiendo el rastro del olor a chocolate, su olor favorito, el de Dante, lo encontró preparando un café mientras giraba la cabeza tratando de relajarse. El Cullen sabia que estaba tratando de dar todo de si por su familia, consiguió un empleo de tiempo completo para los días domingo y lunes, cuyo día eran los unicos de descanso. Estaba agotado.

"—¿Todo bien? puedes irte a casa si deseas—" la aterciopelada voz mando una corriente eléctrica a la columna del azabache. Los ojos achocolatados chocaron con los dorados, ambos desfallecian secretamente cada que eso sucedía.

"—Estoy bien, solo un poco cansado—" y le mostró la raza de café indicándole el remedio.

Tal vez era el impulso de verlo debil y quererlo proteger que se acerco a el quedando a su lado, la mano del mayor acarició el cabello del azabache, este se sobresaltó un poco volteando a verlo.

"—Tu cabello creció—" tomó entre sus dedos las puntas cerca de su nuca con la intención de tocar su cálida piel.

"—No he tenido tiempo de cortarlo—" como si fuese un gato, restregó inconscientemente su cabeza con la fría mano, en múltiples ocasiones había tratado de preguntar el por qué, pero siempre el Cullen cambiaba el tema, decidió ya no hacerlo más, se veía de buena salud.

"—Te queda bastante bien, me gusta—" ambos varones se iban acercando más, Dante siempre, desde niño, se había sentido atraído por el doctor, de una u otra manera, al principio de admiración y por que le decía palabras bonitas, pero últimamente, en toda la pasantía, se sentía cohibido por el rubio, por sus roces de manos, lo aturdido que quedaba por su perfume, quería más y ni siquiera sabia explicarlo. Lo habían molestado toda su vida por ser débil y un marica, por lo que su mente lo habia asociado con algo malo.

Con el desarrollado oído del vampiro, previno la llegada de dos enfermeras separándose de el y dándole espacio para volver a respirar.

"—Te llevo a casa—" le dijo después de separse, el no se iba a negar. Así que lo espero en el estacionamiento, el azabache estaba nervioso y confundido por todo, lo que había pasado en la cafetería no era nada común, hablaría con el doctor acerca de eso, era su ultima semana, se había acoplado a las practicas aun sin el Cullen, quería decirle al mayor y estar prevenido ante alguna respuesta mala.

¹𝑬𝒕𝒆𝒓𝒏𝒐𝒔  ✧ ཻུ۪۪˗ˏˋ៚┋𝖼𝖺𝗋𝗅𝗂𝗌𝗅𝖾 𝖼𝗎𝗅𝗅𝖾𝗇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora