Tomura Shigaraki

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Pedido de Anónimo

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Pedido de Anónimo

Advertencia:mención de problemas alimenticios.

Yo no sé mañana

Tomura Shigaraki era en sí un hombre raro, callado, emberrinchado y sobre todo, confundido con sus propios sentimientos. Constantemente, este luchaba con identificar como se sentía ante los cambios bruscos de las situaciones; pero esa es historia para otro día.

Siendo un bebé en el cuerpo de un veinteañero, su desahogo emocional no podía seguir siendo el desintegrar lo que encontrara a su paso, Kurogiri estaba harto de ello y como bien, la villanía se vio estancada desde que perdieron el bar; este no encontraba en qué desatar su frustración.
Debido a ello, el mayor le ofreció una salvación peculiar.

Caminar.

A pesar de que este prefería estarse quieto, y no deambular como estúpido para que lo agarraran los héroes, escogió por primera vez seguir un consejo que no proviniera directo de su maestro. Así fue, como llegaste a sus desgastadas manos.

—¡No le daré mis subordinados a un yakusa!—más que una sugerencia, Chisaki quería estar seguro de que este "trato" era de fiar.

Deseando encontrárselo desorientado callejón para poder desintegrarle ese ridículo pico que le hacía ver tan genial, Tomura emprendió una larga caminata a eso de las horas de la madrugada, donde apenas el sol tornaba el cielo en amarillo, naranja y azul. Respiró el aire frío de la mañana golpear sus mejillas, aunque el capuchón de su gastado hoodie estuviera puesto podía sentir esa brisa recorrerlo.

No notó hasta estar parado frente a tu puerta que caminó en dirección a tu hogar.

Emily. La  interesante chica de la comida.

—Disculpa—, dijo haciéndolo a un lado. Olía lindo como...como cualquier cosa que fuera linda.

Al cabo de los días, él de cabellos canosos formó una ruta para su caminata, la que no admitiría le había empezado a gustar. Pasaba y pasaba por la misma calle hacia algunos meses, fue allí donde sin querer una mañana se fijó en una fina chica que llevaba a quién sabe dónde varias bolsas con alimentos.
Era adorable verla cargar tanta bolsa ella sola, pero su mirada denotaba fiereza también nostalgia y ligera culpa. Demasiados productos para una sola persona, pero ese no era su asunto, por lo que siguió caminando.

¿Cómo se verá su propia mirada? Se preguntó.

Al cabo de unas semanas la vio hacer lo mismo, se enteró por habladurías (una ligera investigación para nada acosadora), que te diste de baja a la universidad. No tenias estudios y tus padres te enviaban dinero, pero ese rostro desganado y las ojeras indicaban que algo no estaba bien con contigo.

One-Shots //Bnha//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora