¿Qué es mejor que estar leyendo sobre el verdadero amor? ¿Porqué?
Porque nos enamoramos en 2D.
No lo pienses, solo leelo ;)
-One shots de boku no hero y pedidos incluidos.
-La imagen de la portada no me pertenece, créditos a su respectivo autor.
-Bo...
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—Esto no es posible—dijiste para ti misma, confirmando que lo que ocurre es real. Acabas de enterarte de un secreto de nivel nacional—¿Dabi?
—Dime...que lo sientes. Dime que te equivocaste en arrojarme como si no valiera nada cuando Shoto nació...
El azabache se acercó a la tumba, su cabello destilaba gotas de agua que se deslizaban por su quijada. Pudiste apreciar el nacimiento de sus raíces blancas, Dabi estaba demasiado inmerso en este sueño, gradeciste internamente por ello.
—¡Dime que lo sientes!—gritó a los cuatro vientos, golpeando sus nudillos amoratados contra el grueso trozo de concreto—¡Disculpate! ¡Disculpate! ¡Disculpate con tu hijo!
Su voz se quebró en la última exclamación, el clima evitaba diferenciar si sollozaba, sin embargo tú si ibas a llorar. Esto es demasiado, intenso y capa de consumirte por completo.
—Disculpate con el hijo...que solo quiso cumplir las estúpidas exigencias de su padre para hacerlo feliz... Y terminó amando las ansías de poder.
En el exterior, Aizawa no fue capturado por la bruma galáctica que pintaba en la habitación, estuvo atento a tu rostro y cada señal que pudiera decirle que algo no andaba bien. Tenía tazón. Parpadeó, y allí se percató en tus párpados temblorosos. Sintió que tenías una pesadilla, pero era más que eso, una cristalina lágrima se deslizó en la cien hasta dar con tu oído.
Estas llorando en sueños.
—Esto no me gusta—mencionó ronco.
El hombro de cabello enmarañado se puso de pie y buscó una barita de incienso que terminaría embriagando aún más a los héroes del salón. Midoriya lo observó con atención, espabilando por unos segundos para varle encender la barita con un peculiar color.
—¿Para qué es el incienso?—su pregunta le devolvió el sentido a sus compañeros de clase.
—El incienso de lavanda ayuda a eliminar la tristeza, como la vainilla, nos hace tener lindos sueños—hay cierta melancolía en sus dulces palabras—. Puedes traer de vuelta a los perdidos.
De vuelta en el sueño, fuiste atrapada por el aroma rebelde de la lavanda, la cual te llevó en medio fe la tormenta hasta unas enormes rejas de metal que ponían: cementerio de mascotas, en cuanto lo atravesaste toda la pesadez de tu corazón desapareció.
Unos cuantos minutos más y te hubieras quedado atrapada en la voracidad de los sentimientos de Dabi. Miraste el reloj colgante de nuevo, faltaba poco, muy poco, aunque sentías que estabas más cerca que antes.
Deslizaste arena sobre tus pies al hallarte pérdida en las callejuelas nocturnas, sin idea de donde éstas, usaste la fiel herramienta para pedir una guía que te llevará al destino prometido. Y lo hizo, formando un camino de arena dorada hacia la puerta de una amplia casa blanca, un árbol en el jardín y una casa de perro, abriste la puerta abandonando al dueño del sueño desconocido.
