CAPÍTULO 3

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—¿Dónde demonios está mi maldito jefe guerrero?

Jungkook se incorporó de repente, despertando del primer sueño verdadero que había disfrutado desde que había sido capturado por la Horda cuatro noches atrás. Estaba solo en la cama de Taehyung, sus ropas lavadas y dobladas al pie de esta. Sonrió al darse cuenta que lo había cubierto con una manta.

Necesitaba continuar en contacto con Taehyung hasta que sus hermanos lo sacasen de esta prisión. Volvió a jurar que era la última vez que hacía de cebo... y esta vez hablaba en serio. Abundaban los rumores en el Lore, pero las historias de Ivo el Cruel haciendo oscuras alianzas eran lo bastante preocupantes para que fuesen a "reconocer el terreno" o emprender la Operación: Jungkook es Pillado. Todavía no había aprendido mucho sobre Ivo, a pesar de todos los apuros que había pasado, actuar, aproximarse bastante cerca y después dejarse pillar, etc., definitivamente planeaba algo importante.

Se rió entre dientes... esto es, hasta que el General Taehyung sacó su trasero fuera del castillo.

No, no había aprendido mucho sobre Ivo, pero este Kai y el general harían un buen papel. ¿Y si este rey realmente quería matar a Park Jinyoung y detener a los vampiros que aterrorizaban al resto? ¿Era posible que no todos los vampiros tuvieran predisposición a padecer de sociopatía? ¿Y si las Valkirias no tenían que guerrear con estos Forbearers? Sin embargo, era dudoso. Sus hermanos no discriminarían entre las dos facciones de vampiros. Primero matar y luego decir: ¡Caramba! ¿En realidad eras bueno? ¡Qué tonto he sido! Los vampiros como especie eran simplemente demasiado poderosos para seguir andando libremente.

JinYoung y su Horda de vampiros habían sido brutales con todo el Lore, pero especialmente con las Valkirias. Hace cincuenta años, Furie, su reina, la más fuerte y feroz de todas ellas, había intentado asesinarlo. Nunca había vuelto. Abundaban las historias que decían que Ivo la había encadenado al fondo del mar para ahogarla repetidamente, sólo para que su tenaz inmortalidad la devolviese a la vida para más tormento. Cuando los aquelarres finalmente la encontrasen y liberasen, Furie sería como ninguna otra en la tierra, inundada de rabia. No comprobaría la afiliación de los vampiros antes de matar, y esperaría que sus aquelarres siguieran su ejemplo.

Así pues, hasta que los aquelarres de Jungkook decidiesen sobre el plan de acción con este nuevo poder, continuaría con sus asuntos como de costumbre, lo que quería decir que necesitaba encontrar a Taehyung. Antes de que él viniera, JungKook había estado impotente. Podía manejar las armas tan bien como la mayoría en el aquelarre, aunque la espada y el arco no eran sus fuertes.

Su arma preferida eran los hombres. Y ahora tenía uno en sus garras... uno grande, marcado con cicatrices y con ojos magníficos, y con una piel que deseaba lamer hasta que su lengua se cansase.

O lo había tenido.

Manipularlos, jugar con ellos, hacerles creer que vivía sólo para ellos, para conseguir que siguiesen sus órdenes, era su modus operandi. Furie le había preguntado una vez: —¿Por qué siempre envías a un hombre a hacer el trabajo de una valkiria?

Confuso, Jungkook había contestado: —Porque puedo.

El problema con los vampiros de Oblak era que no le tenían ningún aprecio. Por lo menos a Taehyung le gustaba mirarlo.

Para ellos, la sangre sustituía a todo, y él no podía ni retenerlo ni aprovecharlo. Aunque los ojos de cada criatura del Lore se volvían de un cierto color relacionado con su especie cuando tenían intensas emociones, los de estos vampiros siempre eran totalmente rojos, por aspirar la vida de sus víctimas hasta el tuétano, no simplemente por beber como temían estos Forbearers. Una matanza los había llevado a una espiral descendente, porque con ella vino la sed de sangre que los impulsaba a repetirla una y otra vez. Después, la subsiguiente acumulación de memorias de sus víctimas durante años, había llevado a muchos a la locura.

El Señor de la Guerra || TaeKook AdapDonde viven las historias. Descúbrelo ahora