Se busca niñera PT2: Winwin and Renjun.

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Sicheng estaba preocupado, hacía dos clases de Lenguaje musical que no podía permanecer despierto más de 15 minutos, y debía aprobar aquella clase para poder cursar las del próximo semestre.

"¡Boo!" Chittaphon saltó a su espalda, asustandolo.

"¡Maldito imbécil!" Soltó con furia, para luego tomar un color rojizo en sus mejillas, "¡Lo siento! Lo siento, es que estoy muy cansado y tu..." Miró a su mejor amigo que sonreía com burla, "Y tú sólo te dedicas ¡A ser un imbécil!" Gritó enojado de nuevo.

El pequeño tailandés sólo se rió con ganas, amaba que Sicheng parezca alguien con vida. "Calma tu bestia interna, Bella" acomodó su mochila y comenzaron a caminar hacia la salida del instituto donde estudiaban, pensando en salir a comer algo antes de volver a clases. "Es por ese trabajo horrible, te he dicho un montón de veces que lo dejes." Ambos rodaron los ojos.

"Es gracioso que el hijo de un mafioso me diga eso." Se burló el chino, Ten le dirigió una mirada indignada.

"¡Mi padre no es mafioso!" Lo golpeó en el hombro. "Es un hombre honorable, y además me cambias de tema sólo porque no quieres aceptar que en tu trabajo te explotan."

"No lo hacen, Ten, son personas mayores que me necesitan y..." Su amigo no lo dejó continuar.

"Y te explotan Winnie, que sean personas mayores no les da derecho a usarte a su gusto. Se supone que eres cajero y repositor de su tienda, no su chico de limpieza y de mandados, por todos los cielos, incluso te dejan a su nieto a cargo." Habló con desesperación, parando en medio de la vereda pues odiaba que su amigo fuera tan inocente.

"Sólo quiero ayudar, a parte el pequeño es muy dulce, me gustan los niños." Levantó los brazos con simpleza.

Ten respiró intentando calmarse, retomó su camino y recordó el trabajo que su padre había rechazado para él o su hermana.

"De hecho, si eres bueno con los niños, tengo el trabajo ideal para ti, te pagarán muy bien y no te explotarán sin un contrato que lo que diga." Miró a su mejor amigo de frente.

"Chitta..." Iba a reclamar, pero el pelinegro le tapó la boca con su pequeña mano.

"Por favor, Sicheng. Estás muy cansado, apenas pones atención en clases y eso afectará a tu futuro." Miró con preocupación a su chino favorito, "Y si afecta tu futuro, afecta el mío también." Bromeó para aligerar el ambiente.

"Está bien, ¿De qué estamos hablando? ¿Llevar bolsitas con harina a algunas personas?" El tailandés golpeó a su amigo.

"Es un puesto de niñero, es una buena familia y sólo te necesitaran unas veces a la semana, se toman la educación de su hijo muy en serio y son muy estrictos con él." Explicó mientras entraban a una cafetería.

"Suena como el infierno para un niño." Dijo con asombro, sentándose en una mesa apartada.

"Oh, por favor. Renjun es un ángel y tu das el perfil para cuidar de él, aparte ya comienzan nuestras vacaciones y no tendrás nada que que hacer." Pidió con los ojos de cachorro.

"No lo sé..." Dudó Win.

"Mira, este es el número a donde llamar." Anotó unos digitos en una servilleta. "Yo iré a ordenar, ¿Omelette para ti, no?" Se paró para ir a hacer la fila, "Puedes llamar ahora y ver qué pasa, yo tardaré un poco, el cajero es lindo." Y se fue a toda velocidad.

Winwin se rió de su amigo y observó la servilleta unos segundos.

A la mierda, esos ancianos si se aprovechaban de él, y no le vendría mal un descanso de la atención al público que tenía que brindar. Tomó la servilleta y marcó el número que tenía escrito.

Al momento se arrepintió.

"¿Con quién hablo?" Maldición, qué se supone que debería decir.

"Ehhh, hola, buenas tardes. Mi nombre es Sicheng y un amigo me dijo que estaban buscando una niñera." Su rostro se puso rojo de la vergüenza.

"¿Y quién es tu amigo?" Preguntó la mujer del otro lado de la linea.

"Leechaiyaporncul Chittaphon" dijo con velocidad aquél trabalenguas que tenía por nombre su mejor amigo.

"Oh, el pequeño Ten." Dijo simpática la voz, pero luego volvió a la seriedad. "Bien, Sicheng. Llegas a momento justo, lo necesitamos con urgencia, ¿Pueden darme tu nombre completo y edad?" Pregunto con educación.

"Dong Sicheng, tengo 19 años, señora." Moduló con el mayor respeto posible.

"¿Estudias, trabajas?" Se escuchaba un tecleo desde el lado de la mujer.

"Estudio un profesorado de danza clásica, y trabajo medio tiempo en un local de mi barrio." Se sentía bastante interrogado, pero supuso que como era la madre del pequeño, ella querría saber con quién podría llegar a dejar a su hijo.

"Bien, si Chittaphon te dijo de esto, es porque eres de confianza, no es algo para gente ajena, así que ya prácticamente tienes el puesto." El corazón de Sicheng latio con fuerza. "Pero deberás dejar el trabajo que tienes ahora, a los señores les gusta tener a alguien a tiempo completo trabajando con ellos." El chino tragó saliva.

"E-está bien, dejaré el puesto que tengo ahora."
Tartamudeo.

"Eso suena bien, Sicheng te pasaré la dirección por mensaje y necesito que llegues el lunes a las 7 a.m, ni un minuto más, no toleran la impuntualidad."

¿Toleran, acaso aquella mujer tomando sus datos no era la madre de Renjun?

"Ahí estaré, gracias." Se despidió.

"Adios, Sicheng, gracias por llamar." Y la mujer colgó.

"¿Qué te dijeron?" Preguntó Chittaphon detrás de él.

"¡Maldición, Ten!" Saltó del susto, mientras su amigo tailandés se desarmaba de la risa.

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