J&M: Mark Lee

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Johnny se arrepentía de aceptar el trabajo desde que su alarma sonó.

¿Alguien podría explicar porqué un niño necesitaría que lo cuidasen tan temprano?
Ni siquiera tomaba las clases de esa hora, se las saltaba para seguir durmiendo y luego pasaba por su carisma, pero esta vez necesitaba llegar a horario.

Bajó del bus a media cuadra de la casa de su tía, caminó con calma y cuando llegó quedó bastante asombrado.

La casa tenia por lo menos tres pisos, una cochera para dos autos o más, un césped bien cuidado y un pequeño parque interno que supuso que Mark le daba buen uso.

Tocó el timbre de la reja de seguridad y esperó a que le hablaran a travez del altavoz, pero la reja sólo se abrió, John entró con cuidado, temía ser atacado por guardias o peor, que un perro lo ensuciase.

Caminó lento hasta la puerta y tocó tres veces, ésta se abrió dejando ver a una mujer en traje ejecutivo muy sonriente; "¡Johnny estás gigante!" Su tía, que de verdad que estaba guapa, la abrazó como pudo y el chico entró en pánico ¿Dónde se supone que debía poner sus manos?

Gracias al cielo la mujer se separó y lo hizo entrar para cerrar la puerta.

"Pasa, cariño estás en tu casa ¡Mark, baja a saludar!" Continuaba arreglándose, mientras Johnny la seguía hasta la sala. "Yo estoy llegando tarde, pero sé que te guiarás bien, Mark te dirá todo, le gusta hablar." De quién lo habrá heredado, preguntó la mente del alto.

Un momento, ¿El niño ya estaba despierto?

"Volveré a las dos, pueden almorzar algo, pero de todas formas traeré algo para comer, luego deberé irme por unas horas más, así que prácticamente estarás con él todo el día, ¿Sabes conducir, no es así?" Preguntó sin dejar de moverse y mareando un poco al chico.

"Uhm, seguro." Respondió bajito.

"Con eso me basta." Tomó unas llaves de un cajón y se las dió al más alto. "Te diría que lo cuides, pero es de mi exesposo, así que mientras tú y Mark estén vivos, haz lo que quieras." Sonrió y subió corriendo las escaleras para poder despedirse de su hijo.

Johnny inspeccionó rápidamente la casa, muebles de madera y un sofá de cuero, cristalería, botellas de alcohol caro en un aparador, un televisor gigante con una Xbox que parecía ser del niño.

No le dió tiempo de mirar la cocina, la señora Lee bajó las escaleras mucho más rápido de lo que era posible con esos tacones y tomó su bolso y un maletín del armario de la entrada.

"Debo irme ya, cariño. Mark está jugando arriba, aún no desayuna así que te encargo eso, sólo dale cereales o algo. Cualquier cosa que necesites tienes mi número para llamarme." Se despidió y abrió la puerta. Pero antes de irse, se giró y abrazó, otra vez, al joven. Cuando se separó, conservó sus manos sobre los brazos de Johnny, frotándolos y haciéndolo sentir muy incómodo. "De verdad te agradezco esto, Johnny. Necesitaba alguien de confianza, y sé que se llevarán de maravilla. Los quiero, adiós." Y eso lo hizo sentir más incómodo, pero para su suerte la mujer ya se había ido.

Suspiró cerrando la puerta y escuchando un auto ponerse en marcha, observó la llave que se le había entregado y la guardó en el bolsillo de su pantalón. Subió las escaleras mientras se sacaba la mochila, no sabía dónde dejarla, así que la pondría en la habitación del niño.

Encontró la habitación fácilmente, pero no a Mark, buscó detrás de los muebles, bajo la cama, detrás de las cortinas, dentro del armario encontró una escalera que le hizo fruncir el ceño.

Escuchó un ruido de algo quebrándose en el piso superior, el problema es que, el piso superior era el ático.

¿Que hacía un niño en el ático?

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