Se busca niñera PT4: Taeil and Haechan.

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Una mujer de unos cuarenta y pocos años avanzó a través de la puerta de entrada de su departamento, estaba cansada y tenía notorias ojeras bajo sus ojos, el vuelo desde Incheon no fue muy largo, pero la conferencia había sido una tortura.

Dejó sus zapatos en la entrada, e iba a ignorar el hecho de que a los zapatos de su hijo acompañaban dos pares de tacones bastante lujosos de no ser, porque estos no eran suyos. Su ojo derecho tembló del enojo.

"Niño malcriado, no serías capaz de traer gente a mi casa sin mi autorización." Habló con ella misma, y dejó sus maletas en el recibidor.

Su departamento no era muy pequeño, pues lo compartía con su hijo, aunque debido a su ajetreado trabajo, prácticamente éste era sólo de Taeil.

Pero seguía siendo su techo, y por lo tanto sus reglas.

Subió los escalones hacia el nivel superior dando un vistazo general al lugar que era un desastre.

Abrió una de las puertas más carcanas a las escaleras, la habitación de su pequeño.

El cuarto era amplio, con buena iluminación y para nada infantil, esceptuando el hecho de la pared con figuras de acción, era el lugar de un adulto responsable.

Desde luego, si en la cama de este no estuvieran tranquilamente dormidas dos muchachas a parte del chico.

"¡Moon Taeil!" Gritó haciendo despertar a las tres personas dormidas ahi.

"¿Qué? ¿Cuando? ¿Mamá?" El chico de unos 20 años se sentó en la cama con sorpresa, sonrió al ver a su madre en la puerta de su habitación, pero dejó de sonreír al notar en la situación en la que estaba. "Mierda..."

"Si, esa es una buena definición para tu situación." Dijo la mujer con las manos en la cintura. "¿Y ustedes que están esperando para irse de mi casa? ¿El almuerzo?" Les preguntó con sarcasmo a las dos jóvenes que trataban de cubrir su cuerpo lo más que podían. Ambas se levantaron y juntaron sus prendas para salir corriendo por la puerta.

"No puedo creer que hagas esto Taeil..." Comenzó a regañar la mujer pero una de las chicas, la rubia, la interrumpió.

"Disculpe, ¿Podría decirme dónde está el baño?" Taeil le iba a responder pero la otra muchacha, la castaña, tomó por el brazo a su compañera y dijo:"Vamos, tonta lo usamos anoche, sabemos dónde está." Y la arrastró fuera del cuarto otra vez.

"Pero por supuesto que saben donde está." Refunfuño la mayor. Miró a su hijo que sólo se reía con la cabeza baja, dejó de hacerlo al sentir la mirada de odio que le daba su madre, tragó saliva.

"Como decía, no puedo creer que hagas esto Taeil. Sería gracioso si fuera la primera vez, o la segunda, pero ya no puedo contar las veces que tengo que despertarte con alguien durmiendo a tu lado." Suspiró cansada, se agachó a recoger una camisa del chico del suelo, y siguió con otras prendas mientras hablaba. "Ya eres un adulto Taeil, aún no decides que estudiar, y nunca buscaste trabajo, realmente no sabes esforzarte hijo..." Paró de su labor a mirar a su pequeño, era un hombre hermoso, ella lo amaba con todo el corazón y sabía que era bueno, pues nunca tenía problemas cuando fue más joven.

Cuando aún estudiaba, y su madre le controlaba los gastos. No como ahora, que su padre le había regalado una tarjeta de crédito sin límites para compensar el poco tiempo que tenía para su hijo. Se había descarrilado, y ella era una responsable, pues desde que su carrera despegó, ella no pasaba tiempo en casa con él, vivía sólo y tal vez por eso buscaba compañía.

"Voy a conseguirte un trabajo, de hecho ya lo hice, solo debo llamar para confirmar." Iba a retirarse pero la mano del castaño la detuvo.

"¿Qué hiciste? P-pero mamá, yo no sé hacer nada..." Agradecía tener puestos unos calzoncillos, tomando en cuenta la velocidad que usó para levantarse.

"Aprenderás, a parte, te queda cómodo, es en el edificio, me crucé con una vecina hoy, necesita niñera para su hijo, al parecer ese pequeño caramelito es un diablillo ya que sus niñeras no suelen durar más de un mes." Sonrió recordando al pequeño que la saludó con educación al ingresar al elevador.

"P-pero yo no sé nada de niños, ni siquiera sé si me gustan." La siguió por las escaleras a la cocina, que por suerte estaba limpia, en realidad gracias a las bonitas muchachas.

"Ya te dije que aprenderás, hijo debes decidir que vas a estudiar, no puedes vivir de la arrogancia de tu padre toda tu vida, eventualmente se morirá, aunque me gustaría que sea próximamente." Ignoraba a su hijo mientras sacaba cosas para hacerse un café, bien cargado, pues debía terminar un discurso y ponerse a planificar la próxima salida a la conferencia de Los Ángeles.

"¿Y qué se supone que deba hacer?" El chico se sentó en la mesada, observando a su madre moverse por la cocina. "¿Me haces un omelette?" Preguntó con cautela.

"Claro, bebé." La mujer seguía sacando cosas para el desayuno. "Lo que hacen los niñeros, darle de comer, llevarlo a sus clases, lograr que haga sus tareas, que se bañe y duerma temprano... Taeil, tuviste muchas niñeras, sabes lo que hacen." Rodó los ojos la mujer.

"Lo sé, pero preferiría no acostarme con su padre." Dijo con asco. "No me van los hombres mayores." Le sonrió a su madre.

"Evita esa parte y serás bueno." Sonrió a su niño. "El lunes a las 7 a.m. en el departamento 27." Informó la mujer, mientras seguía cocinando.

"Eso es tres pisos arriba." Se quejó.

"Si, bueno. O tomas el trabajo o te enterraré tres metros bajo tierra." Amenazó con una espátula. "¿Qué es ésta mancha, Moon?" Dijo la mayor mientras observaba con el ceño fruncido la manchita blanca sobre el lavaplatos.

El rostro de Taeil palideció y se bajó a toda velocidad para ir a su cuarto.

"7 a.m., piso 9, departamento 27, ahí estaré, temprano y listo para cuidar de un bebé." Gritó corriendo escaleras arriba.

"¡Moon Taeil!" Su madre iba a matarlo.











Perdón si la foto de Taeil no cuadra, es que si seguía viendo sus fotos iba a llorar :'v

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