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Otra vez, silencio.

Estaba en el sillón que había visto al principio cuando bajo, ese grande que estaba lleno de ropa, se sentó en el costado libre de este y nuevamente estaba siendo cubierto por la manta de Jaebeom.

Era calentita, probablemente se la llevaría la próxima vez que se fuera del lugar.

Frente a él, pero en un sillón que era para solo una sola persona, se encontraba Jaebeom, en una posición extraña con sus piernas colgando del apoya brazos y la cabeza apoyada en su puño.

Su cuerpo aun temblaba levemente, quería culpar al frío pero bien sabía que no era por él, sino por la intensidad de la mirada que estaba posada encima suyo, sentía como si estuviera siendo analizado por el de ojos gatunos.

Noto las arrugas que había dejado en la ropa de Jaebeom, la campera que llevaba puesta lo tapaba un poco, pero su remera estaba hecha un desastre bajo ella, aunque en ningún momento el mayor le recrimino por aquello, de hecho, parecía que ni siquiera le importaba.

Se encogió en su lugar lo más que pudo, poniendo las piernas sobre el sillón y pegándolas a su cuerpo, se supone que debería estar sintiéndose incomodo, pero de hecho no era así, solo... se sentía raro.

Como si estuviera esperando por algo, aunque no sabía que con exactitud.

Trato de ignorar la mirada contraria, comenzando a pasear la propia por todo el lugar, no lo había notado antes, pero era bastante espacioso allí. Recordaba que en la parte de arriba había dos habitaciones además del baño así que miro al techo tratando de ubicarlas.

Dirigió su vista hacia la escalera y se sorprendió al ver que la puerta de entrada quedaba a tan solo un par de pasos de esta, al bajar, cuando todavía creía que estaba cerrada, había sentido la distancia como mucho mayor.

La cocina estaba separada del estar y del comedor por la barra en la que habían estado comiendo, uno de los taburetes —más precisamente en el que él se había sentado— estaba caído, al parecer en su intento de huida lo había derribado.

Detrás de Jaebeom había una puerta ventana que daba a lo que supuso seria el patio de la casa, no podía ver afuera ya que estaban las cortinas bajas, pero incluso así algunos rayos de sol llegaban a colarse a través de ella.

A un costado vio un reloj de manecillas, tuvo que forzar su vista lograr ver donde estaban las manecillas, pero era en vano porque después de todo él no sabía cómo se leía la hora en eso.

Afuera todo se escuchaba como si estuviera tranquilo, incluso podía jurar que escucho el sonido de los pájaros, no pudo evitar preguntarse cuando fue la última vez que había estado todo tan calmado a su alrededor.

Lo intentó, pero no recordó ninguna vez en la que todo hubiera estado así.

El ruido de las manecillas lo sacó de sus ensoñaciones, al enderezarse en su lugar pudo sentir los huesos de su espalda crujir por la mala postura. Movió un poco su cabeza hacia los costados, para sonar su cuello, pero de forma accidental su mirada choco con la de Jaebeom.

Enrojeció levemente, le daba vergüenza recordar que incluso había necesitado de su ayuda para poder llegar al sillón, este había intentado cargarlo hasta el, pero logro convencerlo de que no lo hiciera, mejor, porque de ser así no podría levantar la vista en siglos.

Entonces se puso a pensar en lo que le dijo Jaebeom anteriormente, el hecho de que era un beta, si se era sincero, no podía creer del todo en aquello, pero tampoco había ningún aroma proveniente de él que dijera lo contrario.

No era ingenuo sabía que con algo como los supresores era posible disminuirlos, pero eso no los ocultaba del todo, y no creía que se tratara de inhibidores porque no había visto que tuviera alguna marca de ellos en sus brazos.

Not by the Moon || Jackbum/JaeSonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora