¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Abrí la puerta, lo primero que había hecho fue tomarlo de su camiseta blanca y traerlo hasta mis labios.
Pude notar que había sido una gran sorpresa para él, que no se lo esperaba, pero no tardó en reaccionar y demostrar que también quería.
Oí cómo cerraba la puerta para después poner el seguro.
Dirigió su mano a mi pierna, hizo que la elevara un poco, lo cual hizo que me acercara más hacia él.
Sentía como la acariciaba, pero necesitaba más.
Y sé que él se había dado cuenta por el momento tenso.
Me cargó y como pudimos, caminó hasta la cama. Me depositó en ella.
—¿Estás segura? — susurró cerca de mi oído
No quería oír nada más.
Lo tomé de las mejillas y lo acerqué hacia mi. Esa era la respuesta.
—¿Te parece que después me modeles éste lindo vestido? — comentó coqueto
Sentí como llevó sus manos hasta mi espalda y comenzó a bajar el cierre; sonreí un poco. Hasta que llegó a su punto y poco a poco fui deslizándolo, quedando solamente en ropa interior.
Él sonrió un poco mientras tomaba el vestido para después tirarlo por ahí. Se acercó para después besarme ferozmente.
—Dios...eres preciosa — susurró
Volví a sentir sus calidad manos en mi espalda, en cuestión de minutos, ya no sentía mi sujetador. Deslizó los tirantes por mis brazos, e hizo la misma acción como lo había hecho con el vestido.
Besó mis labios, después mi mejilla, barbilla, fue hasta mi cuello y después al valle de mis senos
Gemí
—Me encantas
Los volvió a besar para después él quitarse su ropa. Me mordí levemente el labio.
Acaricié su perfecto abdomen y pecho.
🌹🌹🌹
Tapé mi cara apenada
—Mi cumpleaños fue ayer — sonreí tímidamente
—Lo sé pero te había prometido un pastel de chocolate con mermelada de fresa
Me había despertado y Cillian no estaba en la cama. Había tapado mi cuerpo con una cobija, y miré a la habitación. Algo tenía Cillian con las decoraciones medio antiguas.
Hasta que oí la puerta, obviamente me había asustado hasta que Cillian venía hacia mi con un pastel y el número 23 de velas.
Hizo que pidiera un deseo, lo pensé y después soplé.
—Que todos tus sueños se hagan realidad — sonrió, tomó con dedo la nata del pastel y lo probó — vaya, mi Chef se lució