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Suspiré para después dejar el teléfono en la mesita de noche, me voltié y traté de descansar.
Seguía sin entender el por qué Cillian seguía sin llamarme o vernos, ya llevábamos varios días así.
Tomé la cobija y la puse encima, el dolor de cabeza había vuelto de nuevo.
La miserable vacuna me había echo efecto y lo único que quería era estar con él.
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Cillian estaba en aquella mesa, fumado mientras pensaba cosas de la vida en su adorable novia.
Se sentía miserable, sabía que el comportamiento que tenía con ella no era lo correcto pero primero quería aclarar sus ideas. Es decir, no es que pensara más en su ex prometida, pero solamente quería despejar le mente y amar a Estela, que a pesar de que Cillian era frío, varias veces, la quería más que nada y se lo demostraba cada que podía.
—Sabía que aquí te encontraría — escuchó una voz femenina, sintió como una mano le acarició el hombro — fue el lugar donde nos conocimos
Él volteó confundido, hasta que vió esa cara familiar, esa cara que le había arruinado la vida. Frente a él estaba aquella mujer que una vez creyó que sería el amor de su vida, su esposa, madre de sus hijos.
—¿Sofia? — fue lo único que pudo decir
—He escuchado varios rumores — comentó convicente para después tomar la copa de vino de Cillian y tomar un trago
Cillian fumó de su cigarro, más no dijo nada.
—Sí, dicen que...— pausó — tienes novia — alzó una ceja — dime...¿eso es cierto?
Cillian por primera vez, rió.
—¿De qué te ríes?
—¿Y a ti que jodidos te importa? — refutó para después arrebatarle la copa de las manos
Sofia estaba impresionada por aquél comportamiento, ya que siempre se había comportado muy diferente.
—Bueno Cillian, sólo quería saber si eran ciertos esos rumores
—Ahora que sabes...lárgate
—Pero bueno, machote — rió — ¿dónde está la afortunada? Me gustaría conocerla
—Ni aunque estuviera aquí te la presentaría — fumó de su cigarro — no quiero que te metas en mi vida ni en la de ella
—Oh vamos, soy amigable, sólo eso — pausó — No me digas que...¿sigues enojado por aquella vez?
Cillian se tensó
Se refería a aquella vez que no hubo boda. De hecho, fue la última vez que la había visto, hasta hoy.
—¿Qué quieres, Sofía?
—¿A quién quieres engañar? — pausó con una sonrisa triunfante — Tú me sigues amando a mi, como yo a ti
Cillian la miró.
—Mierda — susurró Tom desde otra mesa
Matías y él miraba la escena
—No hay marcha atrás — Matías miró a Tom — es un idiota
—Me preocupa Estela
—No podemos hacer nada, éste imbécil no puede olvidar a esa mujerzuela.
