Peace |Cillian Murphy|

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Obviamente no le iba a decir a mis padres lo que había ocurrido con Cillian, no quería armar otro escándalo.

Quizás dejaría pasar cierto tiempo y después ya soltaría la sopa. Así de sencillo.

Aún seguía pensando el por qué fui con mi profesor, no entendía nada. Sólo recuerdo que había corrido lo suficiente como para que no me haya alcanzado alguien.

Nicolaj se había comportado muy bien conmigo, fue todo un caballero, después de haberme dado una taza de té y platicarle de mi situación horrorosa, se ofreció a llevarme a casa, lo cuál había agradecido.

Faltaba poco para entrar a la escuela, y era lo único en lo que quería pensar ya que se venían exámenes finales y sólo quería pasar con buena calificación.

Habían pasado quizás 3 días y sólo había hablado con Helena, ella no supo de la persona de confianza, pensó que se trataba de Peter y bueno, dejé que se quedara con ese pensamiento.

Nicolaj y yo...bueno, hablábamos cada que podíamos y, no sé. Ese beso que nos dimos al llegar a casa no sé que había significado.

No me preocupada mi situación porque prácticamente yo ya estaba soltera, es sólo que...yo aún seguía pensando en Cillian y Nicolaj no era nada feo, para nada, pero no quise darle alguna esperanza, o al menos no ahora.
Él sabía mi situación y bueno, intentaremos ser amigos más íntimos, no en el sentido sexual, aclaro.

En cuanto a Cillian, era de esperarse que tenía un montón de mensajes y llamadas perdidas, obviamente, las ignoré. Lo bloquié de cualquier lado que pudiese comunicarse conmigo, Helena dice que quizás no debería pero...no quería seguir leyendo mentira tras mentira.

Sabía que mi sexto sentido algo tenía que ver, núnca se equivoca el sentido de más de una mujer. Nunca.

Estaba en mi cama.
No podía estar más triste, es decir, mi situación amorosa se había ido al carajo y además el clima estaba nublado con posibles lluvias, la temporada estaba por llegar y quizás eso tendría que ver con mi estado de ánimo.

Me recargué en mi almohada, llevé mi mejilla, la tenía algo mojada, después, abrazé otra almohada, lloré aún más.

—Maldito mentiroso — maldecí en susurro — lo odio, lo odio.