Capítulo 10.

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—¿Nunca te has subido a una? —preguntó con un poco de gracia el de pelaje ónix mirando la actitud curiosa del menor.

—No. De hecho nunca había visto una. 

—¿Nunca? —preguntó de nuevo y el cobalto negó— Bueno, ven. Daremos un paseo.

—Pero, ¿Y si me caigo? 

—No te vas a caer, no lo permitiré.

—¿Lo prometes? —preguntó el azulado jugando ligeramente con sus manos.

—Lo prometo —repitió el bicolor alzando su mano derecha y colocando la izquierda en su pecho, justo en su corazón.

—Está bien —accedió después de un suspiro.

Se encaminó a la motocicleta y tomó la mano que el vetado le tendía para ayudarlo a subir.

Una vez que el cerúleo estuvo bien acomodado sobre el asiento, el mayor se sentó detrás de él para evitar cualquier accidente, como si llevara un niño pequeño.

—¿Estás listo? —preguntó contra la orejita cían del menor, provocando que ésta se moviera ligeramente por su aliento. El contrario asintió.

Pasó sus brazos por debajo de los del oji-esmeralda para sostener el manubrio de la moto y encenderla.

Comenzó a avanzar despacio y poco a poco se alejaron del garaje del que habían sacado la motocicleta.

—¿A dónde iremos? —preguntó el cobalto pasando su mirada esmeralda por las calles que recorrían.

—No lo sé —respondió simple el oji-rubí deteniéndose en una luz roja del semáforo.

El azulado frunció ligeramente el ceño y los labios. La luz cambió a verde de nuevo, dejándoles avanzar antes de que protestara.

El viento le daba en la cara, obstaculizándole un poco la vista pero haciéndolo sentir bien, libre.

Agradecía que los últimos días había estado nublado, por lo que el sol no era un obstáculo tan grande sumándole que ya casi era hora de que se ocultara.

Ver pasar las casas e incluso a las personas de manera rápida era algo que le impresionaba. 

El azabache mantenía su vista en el camino aunque miraba ligeramente de reojo al cerúleo. Un pequeño brillo se había instalado en sus orbes, haciéndolo lucir adorable a ojos del ónix.

Llegaron hasta una especie de elevación natural que dejaba ver todo el pueblo.

Shadow colocó el caballete para sostener la motocicleta y que ésta no se cayera.

Bajó de la moto y ayudó al menor a hacer lo mismo. 

Tomó su mano y se acercaron al borde para mirar las luces de algunos autos que pasaban por las calles.

El bicolor sonrió mirando la brillante mirada que el otro poseía, impresionado por la vista que aquel lugar les regalaba.

Había un pequeño árbol a su izquierda que le daba un toque hermoso a la elevación de terreno en la que estaban.

Algunas montañas ayudaban al sol a ocultarse lentamente, tiñendo de tonos anaranjados y rojizos el cielo a su alrededor.

—El paisaje es hermoso, ¿No lo crees? —rompió el silencio el vetado mirando al erizo cían a su lado.

—Sí, es muy bonito.. —murmuró con la vista fija al frente, hasta que sintió la mirada del mayor en él, girándose a verlo.

Sus ojos se conectaron como la primera vez que se habían visto, sintiendo una pequeña descarga eléctrica pasar por su columna vertebral.

˜"*°• 𝓢ó𝓵𝓸 𝓾𝓷𝓪 𝓶𝓸𝓻𝓭𝓲𝓭𝓪.. 𝓐𝓤 •°*"˜ //Shadonic\\Donde viven las historias. Descúbrelo ahora