-¿Qué voy a hacer contigo?- Murmuró, sus palabras resonaban en mis oídos recordándome la total estupidez que había cometido al quedarme en aquel lugar
El sonido retumbante de mi corazón era imposible disimular, parecía querer escaparse de mí pecho, una extraña mezcla de sensaciones, temor, incertidumbre, dudas y sobre todas ellas una leve calma, un recuerdo sensorial de familiaridad en sus palabras, como si fuese que aun que mi memoria no reaccionara, mis sentidos encontraban en sus palabras algo natural. Ese sentimiento irracional que suprimía mis reacciones ante el inminente peligro en el que me encontraba.
Un largo suspiro salió de su boca, haciéndolo sonar más fuerte de lo que en realidad era, el silencio de aquella habitación era un como un amplificador ante cualquier sonido.
El retumbar de un golpe seco contra la pared, hace que me sobresalte involuntariamente y delaté mi tan mal actuada farsa, abriendo los ojos de par en par al instante –soy muy mala para estas cosas, si me hubiese tocado ser actriz en vez de tener la desgracia en la que los sucesos de mi vida transcurrieron, estoy segura hace mucho mi hubiese muerto de hambre-. Busco con mí mirada a Samuel y lo encuentro en el suelo, sentado junto a mi cama mirándome y sonriendo, su cabello castaño casi rubio, estaba húmedo y dejaba caer unas pequeñas gotas desde sus mechones que llegan a la altura de sus ojos cubriéndolos parcialmente, su amplia sonrisa juguetona hace que me enfurezca, olvidándome del miedo y fijando mi vista, llena de ira sobre él.
-¿No estabas dormida, conejita?- dijo y empezó a reír
-¿¡Conejita!?- Exclame molesta- ¿Quién te dijo que dormía? Solamente estaba alerta de que un posible sicópata había entrado a mi habitación- Mascullé- No sé qué estas planeando pero te advierto qué te mantengas alejado- Le advertí lo más firme posible
- Entonces ¿solo fingías que dormías para que te siguiera tocando?- Cuestiona, mientras comienza a reír
-Pero qué clase de idio...-
-En cuanto amanezca vamos a tener que movernos- Dice mientras corta mis reclamos ignorando lo que iba decirle –No podemos quedarnos en este lugar, es demasiado fácil de ubicar. Hasta hace 2 días eras inexistente, se te había dado por muerta –Relata sin prisas –Pero desde que saliste el hospital fuiste un blanco activo nuevamente por eso si quieres seguir con vida, necesitamos cambiar de ubicación lo antes posible, por lo pronto este lugar es seguro pero mañana dejará de serlo.- Me mira esperando una respuesta de aprobación
-Entiendo, está bien- Le dije- Samuel ¿Puedo hacerte una pregunta?-
-Aunque te dijese que no, la harías igual, así que solo dila- Replica
-¿Quiénes son ellos? ¿Los líderes de la Logia?- Lo interrogo cual detective novato
- ¿Los Lideres? – Suspira- Nunca he conocido a los 7 directamente, sé que están vinculados a los más altos rangos del poder, son respetados y prácticamente venerados como dioses, ellos mismo se denominan así, sus palabras son leyes inamovibles- me dice
-¿Los siete? ¿Son siete lideres?-
-Sí, se hacen llamar el concilio, está compuesto por tres mujeres y cuatro hombres, ellos toman cada decisión, la deliberan, son jueces y verdugos- Su voz se siente algo frustrada al hablar –La sacerdotisa, es la más influyente entre ellos, es quien tiene la voz final entre todos, la primera en jerarquía. Su posición ante todos los otros no solo está basado en lo el rango que ocupa por linaje familiar, si no en su poder en las fuerzas oscuras – Sé ríe –Una estúpida tradición que mantiene atados a todos, el miedo, de lo temible que puede ser no permite desobedecerla o si quiera cuestionarla-
-Entonces, ¿Crees que no es cierto que tenga un poder sobrenatural?- Le pregunto
-Creo que hay mucho en este mundo que no conocemos, si realmente es una poderosa hechicera como dicen nunca tendríamos que encargarnos de los clavos sueltos –Hace una pausa quedando pensativo un breve instante- pero para ser sincero si lo es o no lo es, no quiero averiguarlo-
- Hoy en la mesa, no me contestaste, ¿Por qué me estas ayudando?- Cuestioné
Me mira y arque una ceja, puedo notar su leve sonrisa.
-No lo sé, no sé si ayudarte o matarte –Escucho salir de su boca dejándome petrificada- pero hasta que lo descubra tu mejor... no, tu única opción para sobrevivir soy yo Elizabeth-
El silencio de la noche y cese de la tormenta por fin hicieron que pueda conciliar el sueño. Pero parece que fue tan solo un parpadeo, la calma momentánea se había acabado por el sonido de los pájaros que anunciaban el amanecer. No tuve pesadillas, eso es un nuevo logro para mí, entre todas las miserias de mi vida un leve suspiro de quietud a mis terrores nocturnos que me han atormentado desde que pude recobrar la conciencia. Me levanto de la cama lo mas enérgica posible, estirando ambos brazos hacia arriba para poder desperezar mi cuerpo todo dolorido; es entonces cuando percibo un aroma muy particular.
-¡Café!- Exclame sonriendo y me apresure a seguir aquel delicioso aroma que había impregnado mis fosas nasales hasta llegar a mis pulmones
-Desayuna y nos vamos- Dijo Samuel que ya había terminado su café y se encontraba mirando por la ventana de manera muy concentrado
No lo había notado hasta ese momento, pero se puede decir que Samuel era un hombre muy atractivo, algo demente tal vez, pero atractivo al fin -¡Elizabeth Gorner! ¿Pero en que carajos estás pensando? Me dije a mi misma intentado regañarme por aquella locura; Me apresure a beber el café mientras Samuel estaba recogiendo algunas cosas en lo que parecía ser un bolso o mochila oscura en la habitación que estaba adjunta a la mía.
-¿A dónde vamos? - Indague
- Vamos a salir de la cuidad cruzando por el bosque, tenemos que evitar los caminos o rutas, a esta altura nos deben estar buscando- Me contesto
Llevamos caminando varias horas, el bosque es muy espeso, escasos rayos de luz logran colarse entre las copas tumultuosas de los árboles, Samuel me repitió varias veces que pise con cuidado, el suelo está muy sinuoso por la tormenta de anoche, las hojas caídas en el suelo no ayudan y lo hacen demasiado resbaloso. A excepción del cantar armonioso de los pájaros, el arbolado lugar es muy pacífico, nuestras voces no se escuchan, ya que no hemos cruzado palabras desde que salimos, solo me limite a seguirlo durante todo el trayecto sin cuestionar.
Samuel se detiene de repente.
-Elizabeth, dime una cosa, ¿Por qué estas confiando en mí?- Me pregunta con total naturalidad, mientras yo quedo perpleja a tal cuestionamiento
- Por qué si hubieses querido matarme te sobraron oportunidades para hacerlo, anoche por ejemplo- Dije temblorosa
- Bueno, eso puede ser porque quizás, quería hacerlo pero no dentro de mi casa –Me dice mientras suelta la mochila y se gira hacia mí- Eso puede ser porque no me gusta limpiar una escena del crimen- Acota mientras se acerca lentamente y sus ojos me recorren de pies a cabeza
- Samuel basta, me estas asustando – Digo atemorizada mientras comienzo a retroceder unos pasos, pero trastabillo con las grandes y tétricas raíces de un enorme árbol de Ombú haciendo que mi espalda choque contra su tronco.
Samuel acelera su paso colocando con mucha agresividad ambos brazos contra el árbol, aprisionándome entre ellos.
-Estamos en el medio de la nada, a muchos kilómetros de la civilización, si te matará ahora pasarían meses o tal vez años para que encontrarán tu cuerpo, si lo hacen algún día- Declara con una mirada frenética -¿No te perece estúpido que sigas a un desconocido al medio de la nada por el solo hecho de que te sugiera que estas más segura con él?
Sujeta con fuerza mi cintura atrayéndome hacia él, trato de forcejear mientras con una mano tapa mi boca antes que pudiese decir una sola palabra o intentar un inútil grito que nadie pudiese escuchar. Es muy fuerte me inmoviliza totalmente mientras sonríe.
-Solamente estaba bromeando –Me dice entre risas –Pero deberías de pensar seriamente en lo que te dije, un día tu exceso de confianza o estupidez podrían costarte la vida –.
Lo insulto en todos los idiomas que conozco pero su mano impide que mis palabras salgan, emitiendo solo un patético balbuceo. ¿Qué clase de ser humano hace una broma como esa? Definitivamente es un demente, casi me muero del susto solo para su retorcida diversión. Es totalmente despiadado de su parte hacer una cosa como esa justo en un momento así
-¡Shhhh!, silencio conejita, alguien viene –Me susurra al oído mientras hace señas con su cabeza apuntando a la derecha a mis espaldas y me empuja bruscamente hacia abajo tratando así de lograr escabullirnos entre las gruesas y compactas raíces del árbol –Quédate agachada...
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Memorias Oscuras
Mystery / ThrillerElizabeth despierta luego de un largo coma para darse cuenta que ha perdido todos sus recuerdos, sus memorias se reducen a extraños y aterradores sueños donde la realidad se confunde con las penumbras de la noche. Entre el miedo de iniciar una nueva...