Episodio 18

27 37 0
                                    


La mañana transcurrió tranquila, el espíritu de Jezabel rondaba por los alrededores de la cabaña pero esta estaba protegida, lo que lograba que no nos pudiese ver, mi padre había ordenado a Cecilia que colocase un poderoso hechizo de protección en aquel lugar hace años, el hechizo funcionaba como un manto que lo cubría, para que los enemigos o cualquiera que quisiese dañarnos no pudiera encontrar la cabaña. Desde la puerta abierta de la casa podía observar sombras negras rondando en el bosque, las presencias eran muy oscuras y agresivas, nos buscaban, estas sombras se asemejaban a perros negros rastreando nuestras huellas desesperadamente, se movían sigilosas entre las ramas y zonas oscuras del denso bosque donde la luz no llegaba a penetrar.

-¿Todo bien?- Me pregunto Samuel colocándose a mi lado

-Jezabel nos busca-

-Si lo note, hace varias horas están dando vueltas en círculos, saben que estamos en la zona pero no logran seguir las huellas- Respondió observando serio hacia la profundidad del bosque.

- Deberíamos hacer algo, a este paso por lógica nos van a encontrar aunque no nos vean, y si no es así van a interceptar en el camino a Cecilia mañana- Expuse preocupada, si bien estábamos seguros en la cabaña no sería por mucho tiempo, estábamos siendo cazados- ¿Sabes qué son esas cosas?

-Si- Me contesto- Son "Entes" de bajo astral, almas atormentadas que no lograron ascender a otros planos, quedaron atrapados en este y ella los controla, los usa como perros para rastrear sus objetivos, son sus esclavos.

-Y ¿Por qué la obedecen?-

-No lo hacen por voluntad propia, los controla usando la magia negra, no son sus aliados, son sus prisioneros.-Me explico

Mi mirada confundida buscaba su rostro, quería saber más pero temía preguntar algo que estuviese fuera de lugar o que pudiera llegar a molestarle, y yo no siempre era la mejor en la forma de expresarme.

-Ya deja de poner esos ojos, si quieres saber algo solo habla- Sus palabras fastidiadas fueron perfectas, era lo que esperaba que dijera.

-¿Qué es exactamente Jezabel?- Pregunte expectante, así como una pequeña espera emocionada que sus padres le cuenten una historia antes de dormir, mis ansias por saber lo que no debía eran tan grandes como mis ojos al mirar su rostro.

Me miro de reojo, con una mueca de fastidio, como un profesor sin paciencia mira a una alumna, una bastante bruta por desgracia de él.

-Jezabel es una mortal, una mujer como cualquiera pero más lista que muchas- Relató caminando hacía la sala de la casa, haciendo que lo siga para poder seguir escuchando- Ella, como sabes era una huérfana, sus padres la dejaron al cuidado de una familia de la logia cuando tenía 6 años. Ellos la acogieron como su propia hija, negándose la oportunidad de tener hijos propios y así conservar la vida de la niña como heredera de su linaje, eran buenas personas y la criaron dándole lo mejor que pudieron, pero el odio en el corazón de esa pequeña era nato, ella vivía atormentada por el rechazo y abandono de sus padres. Unos años después, comenzó a decirles a sus padres que un ser superior le hablaba y tenía visiones que le revelaban el futuro, eso llamo la atención de estos quienes se lo comunicaron a la Orden para que consideraran la posibilidad que ella fuese la nueva deidad. Para ellos era un milagro.

-¿Y no era cierto?- Indagué

-No, ella era sufría esquizofrenia, las voces que ella escuchaba eran solo su pobre mente enferma y atormentada, no podía superar ni tolerar la circunstancias de su existencia.-

-Eso es horrible- Dije logrando que Samuel me mire algo sorprendido- Y ¿Luego?-

-Jezabel no paso las pruebas del concilio, y estos la rechazaron indicándole a sus padres que su hija estaba enferma, pero ellos se negaron a creerlo y les pidieron otra oportunidad, una nueva evaluación- Prendió un cigarrillo para continuar contando la historia- Antes de la nueva evaluación, dos días antes exactamente, Jezabel se perdió de su hogar alertando a todos y comenzando una búsqueda masiva en su comunidad, la encontraron seis días después en un monte a unos 15km de donde estaba su casa. Ella llevaba la misma ropa que tenía al extraviarse y lo único que cargaba era un libro de tapa negra, con páginas en blanco, su cuerpo estaba lleno de sangre y había sido agredida física y sexualmente por alguien.

-Es terrible, me da pena lo que tuvo que pasar- Murmure, sintiendo lastima por ella, después de todo, en ese entonces era solo una niña y es algo que no se le desea ni a tu peor enemigo.

-Te adelantas demasiado, no siempre las cosas son lo que parecen Elizabeth- Me dijo tajante.

-No entiendo-

-Nadie la había atacado, el libro que portaba era un Grimorio, sus hojas estaban en blanco porque ella consiguió lo que deseaba, el pacto se había consumado- Explico- Jezabel convoco a un demonio con aquel Grimorio, este la acompaña, protege y la provee de su poderosa magia, pero tomo de ella lo que quiso cuando lo invoco para sellar el pacto, no solo robo su inocencia también la cordura que le quedaba llevándola a la oscuridad total.

-¡Vaya!, eso explica muchas cosas- Exclame- Así que supongo gracias a eso ella pudo pasar la prueba del concilio y ascender al puesto que tiene diciendo que es una deidad, ¿No?

-Qué chica inteligente- Dijo irónicamente haciendo que lo mire con molestia

-Pero, ¿De dónde consiguió una niña de 10 años un Grimorio?, no es algo que uno pueda comprar por ahí o encargar por internet-

-Es probable que el libro se le presentara solo, ella salió de su casa buscando la oscuridad y la encontró, los demonios siempre están atentos a cualquier llamado desesperado de las almas atormentadas- Su sonrisa complaciente al decirme aquellas palabras me recordaron nuestro "Fortuito encuentro"- Quizás en ese momento era una niña como dices, pero su corazón ya era oscuro y despiadado, un demonio no puede corromper un corazón bueno, puede contaminar la mente y los pensamientos pero si en el alma hay bondad no puede ser oscurecida.

-Entiendo- Dije ensombrecida por sus palabras, él tenía razón, y su presencia a mi lado era la fiel prueba de aquello.

La tarde hacía paso al anochecer, las sombras seguían moviéndose pero Samuel no parecía inmutarse en cambio yo me sentía totalmente inquieta, me preocupaba que Cecilia sea interceptada por ellos en la mañana.

-¿Tienes hambre?-

-Sí, voy a cocinar algo- Conteste dirigiéndome a la cocina, quizás de esa manera lograría distraer mis pensamientos y cocinar era una buena actividad para calmarme ya que siempre me había gustado hacerlo.

-Deja de preocuparte por las sombras Elizabeth- Me susurro al oído logrando que salte del susto, no lo había escuchado seguirme y menos visto entrar a la cocina.

-¡Casi me infartas!¡No hagas eso!- Le grite muy molesta sujetándome el pecho, mi corazón quería salir corriendo.

-Me voy a encargar de ellas más tarde- Dijo tomando una manzana de la heladera y mordiéndola-

-¿Si? ¿Cómo harás eso?- La curiosidad me invadió-

-Es una pena que con tanta capacidad que tienes seas tan poco perspicaz, conejita- Sus palabras eran hirientes, parecía molesto y a la vez impaciente- Desperdicias todo tu tiempo en preocuparte o ver los obstáculos que te rodean, ves hasta los detalles más mínimos de tus enemigos pero no tu capacidad, no confías en ti ni tampoco aprovechas las ventajas que tienes, ¿Tan rápido olvidaste quién soy?¿Qué soy?

-No pero...

Un golpe muy fuerte nos sobresaltó a ambos, parecía que algo muy pesado había impactado sobre el techo de la cabaña. Nos miramos y Samuel me hizo señas que permaneciera en silencio, las luces de esta titilaban hasta que en un momento se apagaron dejándonos en total oscuridad, aquel peso sobre el techo comenzó a moverse, dando pisadas lentas pero extremadamente potentes que hacían que las maderas del techo crujieran y se doblaran tirando polvillo sobre nosotros.

Samuel tomo mi muñeca y me llevo hasta la habitación lo más rápido que pudo, evitando hacer demasiado ruido al correr, indicándome con señas que me esconda debajo de la cama.

-¿Qué demonios es eso?- Le susurre mientras me escondía-

-Mantente en silencio y no salgas- Contesto en tono muy bajo- Nos ubicaron y estamos bajo ataque.

-¿Bajo ataque?, ¡eso no son soldados!-

-Si lo son, pero no precisamente humanos- Me dijo empujándome para que terminara de entrar bajo la cama- No te muevas de aquí, no puedo pelear contra ellos y cuidarte al mismo tiempo así que solo quédate escondida.

El salió de la habitación rápidamente cerrando la puerta, unos instantes más tarde escuche como los vidrios de las ventanas estallaron, algo había entrado por ellas, eso estaba dentro de la cabaña, podía escuchar sus pasos y su respiración cerca de mi puerta. Me estaba buscando.

Memorias OscurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora