La habitación es cómoda, un poco fría tal vez- Pienso mientras miro recostada en la cama, el techo delicadamente coloreado en celeste aguamarina. Me hundo en mis pensamientos, en la soledad, buscando reconstruir los pedazos rotos de mi alma; de sacar aquel cuchillo de mi pecho, tratando de vencer la inseguridad de mis próximos pasos y de no dejar que mis demonios interiores me consuman al alimentarse del miedo y ansiedad que me perturban.
Una pequeña explosión me saca de mi trance haciendo que me sobresalte y pegue un salto apresurado de la cama.
-Samuel, ¿Qué fue eso?- Grito desde mi habitación abriendo la puerta-
-Unos fusibles hicieron cortocircuito – Contesta- Me temo que estaremos sin luz hasta que pueda encontrar la forma de solucionarlo – agrega
¡Carajo lo que faltaba!- Murmuro- Bajo las escaleras con precaución, aún hay luz natural entrando por las ventanas, pero esto no durara demasiado tiempo, en esta época del año oscurece bastante temprano y según mis cálculos, en unas tres horas estaremos en penumbras si no solucionamos lo de los malditos fusibles. Trato de visualizar a Samuel pero no lo encuentro.
-¡¿Dónde estás?!- Exclamo-
-En la cocina, estoy tratando de encontrar algunas velas- Me dice, lo que me hace pensar que pasaremos la noche a oscuras, lo que nos faltaba.
-¿No me digas que le temes a la oscuridad? – Me pregunta sonriendo-
-No, para nada – bufe – Jamás le tuve miedo a estar a oscuras- a decir verdad no temía a la oscuridad, pero si a lo que habita en ella.
Nos encargamos de bajar unos colchones y algunas cobijas, por las amplias escaleras, las colocamos en el salón, pusimos las velas a una distancia razonable y lo más seguro posible, ya que con nuestra suerte lo más probable era provocar un incendio en medio de la noche.
-¿Cómo conoces tan bien esta casa?- Le cuestione mientras me acomodaba bajo las frazadas para entrar en calor.
-Bueno eso es porque hace años vivía aquí- Me dijo, a la vez que prendía un cigarrillo, su habito de fumador era bastante fuerte- Eso fue hace mucho, cuando tenía unos siete u ocho años, mis padres cuidaban este lugar y lo administraban como uno de los cientos centros logísticos que se ubican en este país.-
-¿Dónde están ellos ahora?- Mi curiosidad era más fuerte que yo, esa maldita costumbre de querer saber todo, la que muchas veces me puso en situaciones difíciles e incomodas
Me miro serio antes de contestar y dio un hondo suspiro- A mi padre ya lo conociste y mi madre se suicidó hace tres años, luego de una fuerte depresión que estuvo tratando de ocultar, lo supimos cuando vimos sus cartas al pie de su cuerpo que se columpiaba desde una viga del garaje de nuestra casa.
-Lo lamento- Lo único que atine a decir, el arrepentimiento de preguntar lo que no debía llegaba de forma instantánea- Sé que no debería preguntarte pero dijiste que yo conocía a tu padre, ¿Cómo?-
-Él es el Dr. Francisco Da Silva, te asistía en el área de sicología en el hospital- Su respuesta no solo me dejo muy sorprendida sino que también cerraba muchas dudas pendientes que tenía.
- Que sorpresa – Exclame ironizando mis palabras – Ustedes sí que están en todas partes, difícil saber quién es quién en realidad ¿no?
- Bueno, mi madre siempre sabia decir que las personas tienen muchas máscaras, que nunca se termina de conocer a nadie en realidad y que todos guardamos secretos pero que al final, nada permanece oculto para siempre- Dijo mientras evadía mi mirada.
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Memorias Oscuras
Mystère / ThrillerElizabeth despierta luego de un largo coma para darse cuenta que ha perdido todos sus recuerdos, sus memorias se reducen a extraños y aterradores sueños donde la realidad se confunde con las penumbras de la noche. Entre el miedo de iniciar una nueva...