3. Las llamas azules del otro Reshiram

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En cuestión de segundos, nuestra humilde vivienda junto con los pastizales de alrededor estaban envueltos en abrasadoras llamas. Nosotros quedamos atrapadas en ellas.
Touko se quedó helada de espanto, sin poder reaccionar. Me pregunté por qué no llamaba a Greninja hasta que recordé, con un sobresalto, el pánico que le infundía el fuego. La joven me había dicho hace tiempo que, cuando Acromo robó el dispositivo para controlar Pokémon, utilizó a Reshiram en contra suya. Y también cuando intentó secuestrarla en Ciudad Frayenza, destruyendo mi base de operaciones en el proceso. Por no mencionar que Toren casi pereció debido a un rayo de Zekrom que hizo arder en llamas el Centro Pokémon de Mayólica... Debía de estar reviviendo esos momentos en su mente, porque de sus ojos se volcaron lágrimas mientras su rostro reflejaba desesperación.
Pensando rápido, solté dos silbidos al aire. Segundos luego, Zekrom descendió entre las llamas, rugiendo amenazadoramente. Miré a mi alrededor y metí en las poké ball a Zorua y Carracosta. Zeraora se acercó a mí corriendo mientras cargaba con Touko, que seguía de piedra. Subimos al lomo del dragón y salimos del abrasador fuego que amenazaba con engullirnos.

Desde la altura pude comprobar con terror que nuestra vivienda ardía. Por si fuera poco, el bosque a su alrededor estaba bajo la amenaza de comenzar a quemarse también. Le hice una seña a Zekrom para que descendiera lejos del fuego.
Mientras nos poníamos a salvo, no pude evitar preguntarme angustiado cómo estarían nuestros demás Pokémon. Esperaba con todas mis fuerzas que ninguno más quedase atrapado...

  - ¡ROAAAAAR!

Levanté la mirada. Nuestro Reshiram y el intruso peleaban con un furia descontrolada. Cuando su congénere intentó lanzar otra llamarada, el paladín de la verdad propinó un cabezazo que lo dejó aturdido. Luego lo arañó brutalmente con sus garras, y ambos se estrellaron contra el suelo.
Sentí que Touko me abrazaba con fuerza. Al volverme, ví que se aferró a mí, cerrando lo ojos. Acaricié su cabeza en un intento de tranquilizarla.
Miré a Zeraora, que estaba junto a nosotros. Con cuidado, dejé que Touko se aferrara a él.

  - Cuídala- Pedí, a lo que él asintió -Zekrom, vamos a ayudar a Reshiram

Salté de vuelta a su lomo. El dragón negro rugió mientras corríamos a socorrer al Reshiram de Teselia. La prioridad era controlar al intruso y evitar que el incendio se propagara.

  - ¡Voltio Cruel!

Bajando de mi compañero, Zekrom cargó contra su enemigo. El paladín de la verdad se hizo a un lado, jadeando, mientras el dragón negro embestía con todo su cuerpo al Reshiram para darle una descarga eléctrica intensa.
El dragón blanco rugió desafiante, dispuesto a abalanzarse de nuevo contra el paladín de la verdad, más Zekrom le cortó el paso y trató de darle un mordisco de advertencia.
Me tenía confundido la conducta que presentaba el Reshiram intruso. Evitaba atacar a Zekrom dentro de lo posible, mostrándose reacio frente a él. Sin embargo, con su congénere era muy agresivo. Es más, podía percibir su expectación y ansiedad competitiva.
Sacudiendo la cabeza para apartar esos pensamientos, me centré en el combate. Reshiram se había puesto en pie para apoyar a su otra mitad. Juntos, acorralaron al intruso contra los árboles, preparando sus ataques característicos.
Pese a estar en inferioridad de condiciones, su contrincante se abalanzó contra ellos, más específicamente contra Reshiram. Ambos dragones rodaron por el suelo, haciéndolo temblar mientras peleaban con garras y dientes. Zekrom me lanzó una mirada de abatimiento. No podía atacar al intruso si estaban combatiendo así.
Apreté los puños al sentir calor detrás de mí. Tragué saliva al darme la vuelta y ver que las llamas nos estaban alcanzando. Lancé una poké ball.

  - ¡Carracosta, Hidrobomba!

Luego miré a Zekrom.

  - Tú haz un cortafuegos alrededor del incendio. Derriba tantos árboles como puedas para evitar que las llamas se propaguen.

III. 𝐿𝑎 𝑅𝑒𝑠𝑢𝑟𝑟𝑒𝑐𝑖𝑜𝑛 𝑑𝑒𝑙 𝐶𝑎𝑜𝑠 (𝑁 𝑥 𝑇𝑜𝑢𝑘𝑜)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora