"Gravedad"

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Madrugada del 30 de mayo del año 2020. Un pequeño grupo personas del pueblo decidieron visitar el punto más alto de los alrededores. Esta meseta como algunos la llamaban era más bien un santuario para muchos, lugar de risas y chistes, besos sin explicación, noches sin tiempo. Los árboles dispersos entre el césped de la llanura formaban graciosas siluetas como resultado de la inmensa Luna que se proyectaba por detrás. Millones de estrellas hacían gala de sus mejores vestidos. A pesar de ser mayo podían sentirse las brisas de verano. Esas que hacen sentir a uno más vivo cuando tocan la piel, entran por la nariz y de alguna extraña manera llegan al corazón.

Pero esa noche no habían muchas risas. Era otro el motivo de encuentro en la bella planicie. El escenario era perfecto para quererse, pero el pesimismo del público opacaba lo que podría ser un espectáculo único. Incluso la reina Luna pasaría a segundo plano en dicha presentación. El protagonismo sería de otros.

Marla y Ernesto se sentaron muy cerca de la Margarita. No querían perderse uno solo de sus gestos. Bueno, en realidad la que quería saberlo todo era Marla. El infeliz muchacho fue con ella porque le prometió que si la recogía en su casa y pedía permiso a sus padres le regalaría un beso, pero eso y nada más:

-"Y no te hagas muchas ilusiones."

Recordaba sin analizar a fondo el ingenuo joven la fea regla impuesta por su estricta empleadora. Almenos estricta con él, porque con otros tenía una fama muy diferente.

-Seguro sabes el motivo por el que se reunió tanta gente hoy aquí. Aunque eres tan distraído que no dudo de tu ignorancia.
Salió la primera bala de la boca de la linda chica.

Ernesto, tartamudeando discretamente, crea una respueta improvisada.

-Sssi. Bueno, eso creo.Esta noche pasa el cometa Grouv muy cerca de la tierra. Pero hay algo que no entiendo.¿No debería ser cada 20 años?. Solo han pasado unos pocos desde su última visita.

-Tontillo.

Contesta Marla en tono tierno y de burla, presionando su dedo índice en la frente de Ernesto.

-¿En que mundo vives?.¿No has escuchado los rumores acaso?.Todos hablan de lo mismo en el pueblo.

-No, Marla. No soy muy fanático de los rumores, y menos si de un cometa se trata. En esos casos es mejor dejar a la ciencia, y hasta ella se equivoca. Los rumores son como pedazos de jabón blando, desde afuera hasta parecen apetitosos, pero una vez los pones en tu boca, incluso si no los tragas, dejan ese horrible mal sabor. Y peor aún si dejas que alguien te ponga un diminuto pedazo en los oídos. La infección podría llegar a cualquier lugar de la cabeza si no se trata a tiempo. Las posibles complicaciones serían numerosas, y todo por un pedazo de jabón que no se necesita para comer, y aún así lo quieren probar, que no deja más limpio el oído, pero muchos aceptan meterlo adentro, que no enjuaga el cerebro, y se divierten viendo cómo lo vuelve incompetente.

-Jajja.Creo que estás leyendo demasiado Ernestico. Deberías salir, socializar un poco más. Mira que hasta de ti empiezan a hablar dentro de poco.

Marla no había entendido una sola palabra. Al contrario, estaba ansiosa por blandir su afilada lengua contra enemigos sin causa:

-Mira. La noticia se confirmó por la radio. Grouv pasará esta noche más cerca de la superficie terrestre. Nadie sabe la causa, excepto nosotros los del pueblo. Ya sospechábamos que esa Margarita de mala muerte lo estaba engatusando.¡Cuánto engaño, cuánta manipulación habrá usado la muy astuta!.
-No entiendo Marla. ¿Por qué aseguras que la Margarita lo sedujo?.Quizás él se enamoró, como cualquier otro cometa de los que se estrellan contra la Tierra cada noche.

Marla ya estaba un poco alterada, no le gustaba que la contradijeran, y menos cuando decía algo citando a sus "mejores fuentes".

-Mira muchachito, es lógico que un cometa se enamore de una estrella pero es inadmisible que lo haga de una simple Margarita llena de tierra, pisoteada por los animales, rodeada de estiércol y de abejas.Todos los que estamos aquí concordamos en esto. Él jamás la habría notado al pasar. Él resplandece como cada estrella que haya sido su novia, él no mira cuando atraviesa el cielo, y de hacerlo jamás la habría siquiera percibido. La muy vulgar debe haber gritado su nombre tantas veces que el pobre no tuvo más opción que voltear la mirada.

La Metáfora De Los 7000 MillonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora