Los De Luque eran los líderes de Karmaland, conformados por el alfa de ojos violetas y cabello negro, su esposa y Samuel, el chico era idéntico a su padre.
A Samuel le aburría su nombre, por lo que se hacía llamar Vegetta. Y es que ese era el nombre con el que se presentaría a la sociedad. En aquel idílico pueblo no usaban nombres comunes, no tenían apellidos; vivían cómo ellos querían.
La libertad era parte de su liderazgo.
—Están esperando —murmuró a su reflejo. Las distintas esencias y aromas se mezclaban en su nariz.
Se acomodó la corbata y el cuello de su camisa, no llevaría chaqueta porque no le gustaba. Dio media vuelta y salió de la habitación. La emoción de por fin conocer a otros cambiaformas era tanta que temía arruinarlo todo, aunque él mismo se consideraba alguien perfeccionista y cuidadoso, sabía que un error lo cometía cualquiera.
—Hola. ¿Estás listo?
Y allí estaba su error.
—Vamos, Willy —pasó de largo bajando las escaleras. Se detuvo y giró para verlo con el seño fruncido—. ¿Bajas?
El omega albino asintió bajando las escaleras apresurado. Se detuvo a su lado y sonrió nervioso colgándose de su brazo. Willy emanaba felicidad aunque no comprendía al cien por ciento el desprecio de su pareja.
—Los jefes...
—El jefe soy yo —cortó Vegetta abriendo la puerta de la mansión—. Mis padres están muertos.
Willy tragó saliva despacio. Recordaba perfectamente el martes pasado: la discusión de los líderes, la intervención de Vegetta, su pelea convertidos en lobos completamente... La sangre.
Vaya que era un recuerdo traumante y agradecía que su pequeño hijo no haya presenciado aquello.
—¡Papá! —un pequeño azabache de ojos verdes saltó a los brazos del alfa. Vegetta sonrió besando su cabecita.
—¿Qué estabas haciendo, cariño? —El niño era el único que recibía un apodo cariñoso del mayor.
—¡Mirar a las personas! ¡Son muchas! —gritó abriendo sus brazos—. ¡Todos están subiendo y ya hay unos frente la puerta!
Para tener cuatro años, su vocabulario era extendido y perfecto. Cosas que Vegetta no podía pasar.
—¿Qué esperas? —se dirigió al omega—. Abre.
Willy sonrió corriendo a la entrada. Miró el mecanismo unos segundos y la puerta se abrió.
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¿Destino Predeterminado? || Karmaland
FanficPara entender esta historia, debes leerla dos veces, porque aquí nada tiene sentido. ;)