¿Destino Predeterminado? || Karmaland

c a t o r c e

Willy cayó rendido en el sofá con Lían en sus brazos. Jugar toda la tarde con un niño era cansador. A ellos se les unión Fargan y Staxx.

Lían como autoreflejo abrazó más fuerte a su padre. Para él, el señor Fargan actuaba sospechoso con Willy hace algunas horas.

—¿Dónde están los demás? —Staxx se quitó la máscara de oso que le pusieron los pequeños para jugar al escondite.

—Buscando a los niños —respondió Fargan, mirando a los ojos verdes del menor—. Como este mocoso no se separó de ti, Willy, no hubo necesidad de buscarlos.

Willy y Lían sonrieron rozando sus narices.

—Mi pequeño liante —murmuró el omega—, no lo dejaría solo jamás.

Fargan rodó los ojos soltando un bufido. Esperó que dejaran sus cursilerías de lado y se apoyó en el hombro del lobo mayor. Su aroma a frutos rojos le volvía loco, pero para su suerte podía controlar sus emociones bastante bien, por lo que su aroma no se volvía extremadamente dulce.

—¿Te has cansado, Fargan? —La risa del chico le hizo suspirar, mas Willy lo interpretó como un "sí"—. No te preocupes. Cenaremos e iremos a dormir.

El alfa sonrió teniendo una idea—. ¿Dónde dormiré yo? —preguntó emocionado. Casi al instante Lían lo empujó con sus manos.

—Afuera —respondió—, con Vicente.

—¿Entonces Ryan también dormirá con Vicente? —Staxx lo miró divertido.

—Él dormirá conmigo y con Raúl en mi habitación —Lían asintió orgulloso. Luego entrecerró los ojos al verlos.—. Y ustedes con Vicente.

Todos soltaron carcajadas mirando el ceño fruncido del pequeño lobo. En realidad se veía molesto, pero era tan adorable.

—He preparado algunas camas, no os preocupéis —añadió el albino dejando a su hijo en el regazo de Staxx, les regaló una sonrisa y se dirigió a la cocina seguido de Fargan y Alexby.

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Luzu se detuvo al lado de Vegetta, miró de reojo al oso atrás suyo y ambos asintieron.

—Descansaremos aquí —ordenó el alcalde.

—¡Gracias al cielo! —Rubius se tiró al piso—. Unos pasos más y alguno de vosotros tendría que cargarme.

—Yo no, te lo aseguro —dijo rápidamente el de ojos morados, sentándose bajo un árbol, lejos del omega.

Rubius hizo un puchero, rodando hasta llegar al regazo de Mangel. El azabache le sonrió acariciando sus orejas y esto, de alguna forma, llamó la atención de Vegetta que los miró brevemente con el ceño fruncido.

—Está muy lejos...

Luzu interrumpió su pequeño momento de ¿celos? ¿En realidad se puso celoso por alguien que ni conocía? Agitó la cabeza olvidándose de esa tontería; él quería solamente a Willy.

—Repasemos el mapa —propuso sacando el papel enrollado de su mochila—. Nos quedan tres o cuatro horas de viaje y llegaremos al dichoso pueblo.

—No entiendo porqué debemos ir tan lejos a por un solo hombre —Luzu se recostó en el pasto, mirando las estrellas—. En breve aparecerán bichos.

—Ese científico nos ayudará en el problema que se viene, según decía el libro de la misión.

Vegetta sonrió levemente cuando los otros dos comenzaron a correr rodeando todo de antorchas.

—¿Crees que sea tan grave?

—Tendremos nuevas elecciones pasado mañana, ¿no? El nuevo alcalde nos dirá todo... Espero.

—Ah, sí. Lolito abandonó su puesto.

El azabache asintió restándole importancia. Solo él sabía que Luzu no era el verdadero alcalde, sino Lolito, pero ambos hicieron un trato para que el pelirrojo pudiera hacer de las suyas.

Cuando menos se dieron cuenta, Mangel y Rubius cayeron rendidos frente a ellos.

—¿Me abrazas? —Vegetta negó, pero el albino no perdió tiempo en acurrucarse a su lado—. Ta' calentito.

Su aroma era de lavandas, como un campo al aire libre y eso le dio calma al oso, tanta que al momento quedó dormido.

—Rubius...

—Déhalo dormir, Vegetta —Mangel le sonrió—. Está muy cansado.

A regañadientes el mayor aceptó y se acomodó un poco mejor para también mirar el cielo estrellado. Sus ojos comenzaron a cerrarse cuando el aroma a chocolate le embriagó.

Y entonces Luzu chocó puños con Mangel viéndolos dormir cómodamente. "Misión cumplida", susurraron sonrientes. Se veían tan adorables.