Fallo

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Mientras comía mi barrita de proteínas escuchaba como Nadia andaba contándole a Bardock los últimos sucesos desde que se fue

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Mientras comía mi barrita de proteínas escuchaba como Nadia andaba contándole a Bardock los últimos sucesos desde que se fue. Él solo la miraba con cara de culo y una frialdad realmente sorprendente.

—Y aquí es donde llegan ellos. —nos señaló a nosotros. Lex y Jacob y el otro chico se habían logrado llevar bien con Eric. La verdad la vibra negativa que tenían no los hacía entablar relación con los del escuadrón, el idiota de Lex piensa que es mejor no relacionarse porque si alguno moría iba a sufrir.

Que bueno, mucha mentira tampoco era.

—Ellos llegaron el mismo día que escapaste, Bardock, y Amira casi te mata. —solto una risita y el mencionado me dió una mirada de soslayo. Sus ojos grises estaban opacos y tenía el cabello de un color cenizo y por lo que antes habían dicho los chicos el no tenía esos colores en ambas partes.

Yo le dedique la misma mirada.

Me levanté del lugar para ir por Tina quien ya se estaba tardando demasiado en buscar esa botella de agua.

—¡Tina! —la llamo.

—¡Amira! —ella venía corriendo y detrás de ella venía Tsu como una mosca persiguiendo la comida.

—¿Otra vez tu? —pregunte fastidiada. Lo tome del brazo torciendolo  y lo jale hacia la mesa donde estaban todos.

—Auauauau ¡Au!—se quejo después que lo soltara.

—¡Pareces una puta mosca! ¿No puedes alejarte de ella por el amor de Dios?

—¡Donde Tsu pone el ojo para allá va la bala! —exclamo Eric entre risas. Fer lo miro con una sonrisita.

—¡Ay por favor! Este idiota parece un buitre acechando carne. —me queje.

—Como dijo mi amigo, dónde pongo el ojo para allá va la bala y para tu miseria tu amiga la rusa está en la mira. — respondió el asiático.

Tina abrió los ojos en grande y se apego a mi sonrojándose.

—Mira como la tienes. —la señale.

—Ya se acostumbrara, todos se acostumbran. —Dijo muy confiado.

Sentí la mirada de alguien y descubrí que era el tal Bardock quien miraba a mi amiga. Yo fruncí el ceño.

Nosotros nos acercamos más a la mesa y Tina quedó cerca del fenómeno. Ella tembló al verlo y se apego a mi. Él no tenía un brazo—ya que yo se lo había explotado— pero el otro si se le notaban los músculos a través del traje de combate.

El fenómeno le dijo algo a Tina en ruso. Su voz era grave y al hablar en ruso se le escucho más grave aún.

Tina estaba rojisima por lo que sea que le haya dicho el chico fenómeno, y  además ya que casi nadie sabía el idioma ruso entonces eso la sorprendió.

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