Dimensión n°1

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—Ok, chicos, justo en esa entrada están las personas que se llevaron a nuestros compañeros

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—Ok, chicos, justo en esa entrada están las personas que se llevaron a nuestros compañeros. —señala Erick la entrada de una cueva la cual es custodiada por cuatro guardias.

Yo me quedé pensando unos segundos analizando la situación en la que nos encontrábamos; fue un largo camino debo admitir, este base está del lado contrario a dónde estábamos nosotros así que tuvimos que procurar ir entre mor árboles secos con mucho cuidado aunque de igual forma dejamos una distancia considerable entre cada grupo. Observé a los guardias con la visión mejorada que me ofrecía el casco y analice sus armas —fácilmente podíamos desmayarlos con los drones y ellos no se percatarian tomando en cuenta el entorno en el que viven, ni los verían venir—, luego observé la entrada de la cueva y todo hacia dentro estaba sumamente oscuro, ni modo, tocará noquearlos con los drones.

—Esto es sencillo, Gandi y Jacob lanzarán sus drones a noquear a los guardias y tomaremos cualquier tipo de artefacto que nos permita entrar aquel lugar, seguramente tendrá algún tipo de llave no-electrónica claramente, quizás algunas de esas llaves antiguas que usaban en los 1800's. Luego entraremos considerando si es apto o no, con esto me refiero a que quizás no sea el momento de entrar y tendremos que esperar algunos minutos, ¿Entendido? —todos soltaron un «sí» al unisono—, muy bien, Gandi y Jacob, adelante.

Ambos chicos movieron los puños y los drones fueron enviados a su misión, comí era de esperarse, los cuatro soldados cayeron como plumas con un solo rayo eléctrico en la nuca, nosotros bajamos del gran árbol en el que estábamos y con suma discreción nos acercamos a los cuerpos.

—Metanlos dentro de la cueva, aún no sabemos si hay alguna criatura por aquí cerca y lo menos que quiero es dejar personas muertas. —les ordené a Erick, Nadia y Jacob.

—Gandi y yo avanzaremos para ir registrando la cueva.

—Entendido.

El rubio y yo avanzamos con cautela, el lugar estaba en absoluta penumbra así que active la visión nocturna del casco, habían goteras entre las rocas y moho en el suelo indicando que era un lugar húmedo.

—Amira, ¿me oyes? —escuché entre mis comunicadores al fenómeno.

—Sí, bastante bien para ser sincera.

—¿Ya estás dentro? —pregunto directo al grano.

—Sí, estoy adentrándome en la cueva junto a Gandi —hice una pausa al ver sobre mi a un murciélago—, dime que no hay nada malo. —rogué.

—No, de hecho te quería informar que hay muy pocas personas aquí dentro, la gran mayoría son mujeres y niños, conté alrededor de treinta soldados y algunos políticos según yo, parece ser que los políticos siempre se ven igual de idiotas. —me informó.

—¿Y sobre la seguridad?

—Es la que pasaron al entrar a la cueva, muchos soldados están heridos, parece que hubo una explosión no hace mucho y las personas no están muy recuperadas.

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