La casa estaba hecha un caos pero no precisamente a causa de las típicas peleas entre TaeHyung y Danielle o los entrenamientos que recibían él y los otros dos Amethystos.
De echo, los tres "esclavos" estaban de pie en una esquina del recibidor, viendo como "sus amas" correteaban en círculos alrededor de una estatua de mármol.
Ajá, sólo hacían eso mientras soltaban pequeños chillidos inentendibles hasta para ellas mismas.
-Ok. Sabía que estaban locas, pero no para tanto-y, como TaeHyung, Sabrine y JungKook tenían sus ceños fruncidos y los ojos puestos en dicha escena.
-Deben estar ansiosas por algo-habló la castaña.
-Maggie está más...activa de lo normal y eso es raro-dijo el pelinegro, llamando la atención de sus acompañantes-¿Qué?
-En primer lugar, admiro mucho los avances que haz hecho en el inglés en los nueve meses que llevamos en este manicomio-señaló TaeHyung y Sabrine asintió, mostrándose de acuerdo antes de hablar.
-Lo extraño es oír que te refieras a tu ama de esa manera cuando la has estado evitando desde que te acostaste con ella.
El pelinegro bajó la mirada a sus manos juntas sobre su vientre y sus mejillas se sonrojaron, sacándole una sonrisa a quienes, poco a poco, comenzaba a considerar amigos.
-Fue un desliz lo que sucedió esa noche.
-Ajá. Un desliz que despertó al todo el vecindario.
JungKook alzó la cabeza y gruñó mientras le lanzaba dagas imaginarias con los ojos a TaeHyung.
-No es mi culpa haberme convertido de repente en un vampiro y tener una habilidad tan mierda como la hipersensibilidad. Además ¿Qué se supone que hiciera si tenía curiosidad por la sangre? No lo quería ni lo eperaba, pero me gustaron esas sensaciones.
-Y comenzaste a ignorar a tu ama porque...-inquirió Sabrine, buscando sacar más información del peliengro.
-Porque el corazón me dice que está bien pero el cerebro no.
TaeHyung chasqueó la lengua y le regaló una sonrisa a JungKook.
-Bienvenido al club, amigo.
-Uff. Menos mal que me gustan los hombres-afirmó Sabrine, provocando las risas de sus contrarios-. Sophie y yo tenemos lo que se puede llamar el comienzo de una amistad. Me alegro que sea así, porque no me imagino en una situación como la de ustedes-los señaló con su dedo índice-, que ya les falta poco para estar enamorados hasta los huesos de sus amas.
-¿Eso no es un síntoma clave del Síndrome de Estocolmo?
Sin embargo, las palabras de TaeHyung quedaron en el aire cuando el timbre de la mansión resonó por todo el salón. Él y sus compañeros iban a abrir, pero Danielle, Margaret y Sophie se les adelantaron.
Parecían niñas pequeñas correteando hasta la puerta como si tras ella se encontrara el más grande de los caramelos.
-Wow-jadeó Sabrine apenas vió entrar a aquellos dos apuestos hombres.
-¡Vinieron!-y como siempre, Margaret derrochaba emoción y alegría por los poros. Tanto así, que saltó y se enredó cual koala en el torso de uno de los invitados, el más bajo de estatura para ser precisos.
El chico, su acompañante, las dos Ruber, TaeHyung y Sabrine rieron por dicha acción.
¡Hasta la misma Margaret lo hizo!
Pero alguien no compartía la misma emoción.
JungKook apretaba sus puños con fuerza y hacía ejercicios respiratorios, buscando calmar el repentino ataque de celos que, según él, era completamente innecesario. Dicho pensamiento lo hizo esconder sus manos, aún empuñadas, tras su espalda y colocar su mejor rostro serio, como si no estuviera tan alterado internamente.
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⟣ᎻᏆᎠᎠᎬΝ ᏀᎬᎷ⟢ ∥ ᴋɪᴍ ᴛᴀᴇ ʜʏᴜɴɢ ∥✓
Fanfiction-Nada se compara al exquisito sabor de tu sangre. -Ajá. Ya sé que soy un encanto por dentro y por fuera pero ¿puedes, por favor, apartarte un poco? Yo también necesito clavar mis colmillos en ese lindo cuellito que tienes. •Historia dedicada a mi he...