Durante los siguientes días la joven Delfina de Francia trataba de ocultar el subidón de adrenalina que la inundaba cada vez que Hope, sin intención alguna, rozaba alguna parte de su cuerpo con el de ella. Recuerda con mucha claridad cómo una vez la chica pelirroja, al tropezar ligeramente con una estructura irregular en el pasillo principal de la corte, terminó rozando su hombro derecho y sus mejillas se iluminaron, muy patéticamente, como las intensas luces que muchas veces se encendían cuando la heredera al trono cumplía otro año más de vida.Estaba segura de que moriría antes de cumplir los diecisiete si Hope seguía siendo así de hermosa y distraída, algo a lo que Josette aún no se acostumbraba. No lograba encontrar una definición para ese acumulo de emociones que su guardia real terminaba por despertar en ella, aunque tampoco era algo en lo que se quería centrar mucho ya que ella era partidaria de no forzar las cosas y de dejar que estas tomaran su propio curso.
Todo terminó por complicarse cuando a Hope, la primera semana de Marzo, se le escapó algo que hizo que el corazón de la castaña saltara de su pecho. Josette, quien se había visto a si misma sumergida en alegres e interesantes charlas con la chica durante todos los días en los que esta llevaba en el lugar, había estado evitando hacer aquello que su corazón tanto gritaba para que hiciera. Tal vez si la Delfina hubiese contenido el impulso, y aquello nunca hubiera tomado lugar, las cosas para Hope habrían sido mucho más simples; tal vez habría podido volver a casa.
- ¿Josette? -La joven pelirroja la buscó por sus aposentos, bastante extrañada de que era su tercera vuelta por el sitio y aún no la encontraba allí.
A finales de Febrero, y probablemente debido al aumento de confianza entre ambas, la princesa de Francia le había pedido saltarse el protocolo para que la pelirroja dejase de llamarla por sus títulos reales. Era a causa de eso que en algunos momentos, principalmente cuando no estaban en presencia de alguien más, Hope había optado llamarla por su nombre.
Una mujer, que la pelirroja reconocía del servicio, se adentró a los reconocidos aposentos de la heredera con el propósito de hacer su cama debido a que esta estaba vacía y toda revuelta.
- Lo siento, no creía que hubiera gente -Detuvo su andar cuando se percató de la presencia de la única hija de Niklaus, excusándose con pena cuando la expresión de la joven denotaba todo menos satisfacción- Puedo volver más tarde, señorita -
- ¿Dónde está? -Por un momento la pelirroja se arrepintió del tono tosco con el que salió aquel comentario, raspando su garganta ante la carencia de educación que su madre tanto desaprobaría.
- La princesa salió hace ya varias horas, eso fue lo que su paje me dijo cuando ha ido a buscarme para que limpiara los aposentos de la misma -La mujer bajó la cabeza y prosiguió a arreglar la cama de Josie cuando Hope le hizo un pequeño ademán para que no se limitara en sus tareas diarias.
Aferró su mano al puño de su espada enfundada a nivel de su cadera y luego prosiguió a dar un fugaz vistazo a la habitación, encontrando la corona de la princesa en el escritorio cercano a la estufa.
¿Dónde estaba?¿Por qué la misma no llevaría puesta su corona?
La heredera al trono inglés siempre pasaba por Josette a esta hora, si bien a la castaña le gustaba madrugar recién estarían por ser las siete de la mañana lo que era, según la princesa Elizabeth, inhumano inclusive para su gemela. Trató de recordar si la joven había negado los servicios de ella este día, incluso si le había comentado que abandonaría su habitación tan temprano en la mañana. No, estaba segura que la Delfina no le había dicho absolutamente nada con respecto al misterio que la envolvía tan temprano en el día.
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Si solo fuera Hope -Hosie 1
Romance1579 Francia e Inglaterra, dos imponentes reinos que siempre han estado al pie de una guerra, llevaban enemistados poco más de cuatro siglos a pesar de que la razón no era muy clara, por lo menos no ahora. Para Hope Mikaelson, la aclamada princesa...