La vida se hizo oscura y por cielos tormentosos su cuerpo arrastró cadenas, sus labios fueron obligados a no probar libertad.
De adolescente , se hizo una mujer intocable, virtuosa y reservada al precio del alma,comprada por un desconocido.
Él ,debi...
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" Tenía los ojos echos fuego, tenía un pedazo de mi tristeza y sostenía mi aliento cuando se acercaba, trágicamente me arrojaba al abismo de sus encantos; es mi descripción de una tortura, es exactamente mi destino".
Allfayet
Sus zapatillas hacen eco entre los somnolientos pasillos, el efímero anonimato de las voces que persiguen sus imparables recuerdos. Sus manos bordean las paredes florecientes a su paso; mientras un nudo en su garganta no la deja susurrar el cuestionario que emerge cada minuto. Espera verse a si misma entre las cadenas que sostienen tanto misterio, eso la está matando lentamente, pero aún no está asimilando otras sensaciones que están renaciendo desde lo más profundo de sus sentimientos.
Ese exquisito,pero olor en particular a incienso que desprende a lo largo del pasillo; husmea con el mirar, el preciado y desesperante sonido de unos pasos cerca,pero tan lejos la mantienen alerta al disminuir su caminar. Mientras su retentiva vuelve a ese momento en que su desesperación la llevó a perderse entre los pasadizos de la mansión, sentía que algo perseguía sus fríos pasos.
- De todas las cosas estúpidas que he echo...- Arremete contra su ingenuidad, el comentario es incierto ante tantas cosas que recorren por su cabeza.
¿Será que a unas cuántas preguntas le sobran respuestas?; se detiene frente a esas extrañas puertas las cuales Jenny advirtió desde su llegada, que eran totalmente prohibidas. La curiosidad suele ser dulce y amarga ante lo advertido, quizás esos carnosos labios pueden hallar el sabor predilecto ante la desobediencia.
- Si pudiéramos ocultar horrores, no sería precisamente detrás de unas puertas.- Ante la ironía de sus palabras, da dos pasos para acercarse hacia las puertas.
- Señorita...- La despierta un tono de voz suave,pero con imponencia.
Devuelve la mirada hacia la presencia de esa voz masculina; el guardaespaldas de hace dos noches que se ofreció a ayudarla en las escaleras... sí, exactamente cuyos ojos parlan con un pestañear; Allfayet traga con dificultad al no poder pronunciar una palabra.
-¡Eh!, ya lo sé, ¡no debo estar sola por los pasillos!- Responde con una sonrisa fingida, tajante e inmediatamente retrocede, él ladea una sonrisa ante su expresión.
- ¿La acompaño hasta su habitación?- Pregunta apenado.
- No, ¡estoy bien!, me sé el camino hasta la alcoba, gracias...- Acomoda unos mechones de cabello, desvía la mirada y se aparta con unos cuantos pasos para seguir su recorrido.
- De igual manera le seguiré los pasos.- Con pausa camina detrás de ella.
- ¡Es incómodo!, prefiero que camine a la par conmigo.- Se da la vuelta, gestua con incomodidad.
- No me parece correcto, señorita...- Responde,pero se ve silenciado por la mirada con el ceño fruncido de ella.
- Me llamo Allfayet.- Extiende su mano en modo de presentación, inmediatamente florece con esa sonrisa dulce y exquisita.