Capítulo 6

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" No todos los muertos están bajo tierra, algunos cierran su corazón ante todo sentimiento y  muestran una enorme sonrisa

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" No todos los muertos están bajo tierra, algunos cierran su corazón ante todo sentimiento y  muestran una enorme sonrisa."

Allfayet

En un caminar puedes decifrar de dónde ha salido la persona, en un par de brazos lo que está dispuesta a dar, en una mirada lo que guarda su corazón, en sus labios el mundo en su consciencia. Que difícil es leer a Allfayet a su corta edad con lo que ha sufrido; en ese cuerpo delicado ondea la historia del inicio en su propio infierno y sus brazos parece estar dispuesta a no dar nada por temor a tanto, ahora ésta presionada a lo desconocido en un laberinto de recuerdos y su libertad.

Respira profundo en cada pisada, el traje verde que lleva puesto profesa un insostenible aliento, sí, es tan profundo robar un poco de ilusión, creer que todo estará bien cuando ya sabes de muerte en piel, de bestias e inocencia.

Despacio detrás de Jenny como un fiel fantasma que no se resigna al descanso, así callada como si las palabras no existieran en su vida, luego de escuchar el sermón de buen comportamiento.

Una vez parada Jenny frente a una habitación ,muy bien iluminada por las enormes ventanas que agradecen al sol, sin muchos detalles que abundan en simpleza y espacio; Allfayet espera a que diga algo para entrar a la habitación.

—Los dejaré a solas, espero no salgas a otro lado sin mí, no quiero que te pierdas.—Jenny muy altiva lo dice, dándole paso a Allfayet dentro de la habitación.

—Claro.—Se limita a responder Allfayet, da pasos hacia adentro de la habitación para conocer a Alan.
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Postrado en una enorme cama, un chico de mediana melena rubio, tal cual salido de cuentos de hadas, la apariencia de un príncipe,pero destellando cuál amargura en su actitud, muy parecido a Cenk en una versión más joven y con pecas; el chico no dirige la mirada hacia la notoria Allfayet, parece deprimido. El sonido de los zapatos de ella orquestan un acercamiento hacia el borde izquierdo de la cama para captar un gesto en él.

—Hola.—El saludo despreciado de Allfayet parece no ser la mejor forma de romper el hielo.

—Soy...—Se ve interrumpida por la voz del chico.

—Eres Allfayet, lo sé.—El chico responde sin dirigir su mirada a ella.

—Pensé que no podías...—Éste sigue intentado callarla, como si su voz fuera el ruido de una mosca que interrumpe su paz.

—¿Que no podía hablar?, pues bienvenida a mi inepto idioma.— Contesta con sarcasmo.

—Lo siento.—Allfayet apenada, intenta mirar hacia otra dirección para buscar una forma de no ser tan torpe.

—¿Qué te gusta hacer?—Vuelve a preguntarle a la poca gracia del chico y éste la choca en su mirada; el reconocible lenguaje de poco entendimiento y mucho que desear entre unos cuantos segundos de silencio.

—Me gusta mirar el jardín por horas aquí, como un tonto en ésta cama.— Refuta su poca conexión en las preguntas de Allfayet.

—Creo que soy un poco tonta, te pregunto cosas ilogicas.—Ella sumerge la mirada en la de él.

—No, me pareces algo graciosa.—Da como cumplido , extrañamente ruboriza las mejillas pálidas de Allfayet aún  estando seria.

—Gracias, ¿qué edad tienes Alan?— Cuestiona desviando su vergüenza.

—¿Cuánto te dijo Jenny?—Inexpresivo deja a la duda su buena relación con Jenny.

—No me dijo exactamente, pero no pareces tan adolescente.—Comenta haciéndolo sonreír.

—Tengo veinte, es vergonzoso parecer de mas edad... es decir que me envejece el espíritu en éstas paredes, tú si eres muy joven.—La primera sonrisa de Allfayet muestra el renacimiento de una nueva persona en su rostro.

—Tengo dieciocho, soy menor.— Allfayet se sienta al borde de la cama para entablar más confianza con Alan.

—Me dijeron que hay un enorme cuadro en el salón principal, con el rostro de una jovencita parecida a ti, los mismos gestos aún decir que casi perfecta, pero mirarte sí es una obra de arte.—En un segundo un suspiro se escapó de Allfayet al sentirse halagada.

—Gracias, aunque no me agrada lo del retrato.—Murmura con poco gusto.

—¿Por qué no te agrada?, háblame de ti Allfayet.—Un mítico encuentro se rompe por dentro de ella con el ultimátum de Alan, ¿qué podría contarle de ella misma?, si no es más que una desconocida conocida.

—Son muchas cosas que no me agradan, no entiendo nada de mi vida... creo que a diferencia tuya mi reloj se detuvo en una apariencia que crece en espejismos falsos.—Si habría una descripción para explicarse lo vacía que ha estado una persona, quizás puedas hallarla en la respuesta de ella.

—Qué te hicieron...—Alan parece consternado en tan corto relato, sus labios susurrando un " lo siento tanto", pocas letras quedaron a la deriva de un océano que carece de calma.

—¿Estás bien?—El clamor de esos parpadeos continuos se empañan en un profundo respiro. Alan intercede intentando tocar la mano de ella, pero no alcanza debido a la distancia y su poca fuerza para movilizarse fácil.

Quebrantada como el más fino y hermoso cristal, hundida en una cárcel dentro de ella misma; la voz de Alan parece darle miles de vueltas a su cabeza. ¿Alguien puede explicar como sanar para toda la vida una herida?, cuando en tres años encerrada le fue mostrado hasta donde puede llegar el lado más despreciable de un humano.

—¡Jenny!, ¡Jenny!—Alan pide ayuda para Allfayet, ésta mira hacia todos lados como si su alrededor girara.

—¡Allfayet!, ¡mírame!, ¿qué tienes?— Alan grita desesperado e intenta arrastrarse sobre la cama para agarrarla.

Allfayet sale corriendo de la habitación, choca con todo a su paso; su recuerdo de tantos intentos de escape con su mente enfocada en encontrar a su familia, Jenny logra verla corriendo hacia una salida por los pasillos, pero ésta se le pierde de vista y con ella el eco de sus pasos.

—¡Necesito ayuda!—Jenny grita a los guardaespaldas que enteraron rápidamente a acudir a los gritos.

Jenny corre tras las pistas de Allfayet y se lamenta desesperadamente.

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ALLFAYET, LA OBSESIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora