La vida se hizo oscura y por cielos tormentosos su cuerpo arrastró cadenas, sus labios fueron obligados a no probar libertad.
De adolescente , se hizo una mujer intocable, virtuosa y reservada al precio del alma,comprada por un desconocido.
Él ,debi...
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“De la noche caen cientos de versos hechos por sentimientos perdidos, ¿pero cuántos de ellos sobreviven al amanecer?, ¿cuántos vuelven a ser los mismos durante todo un día mientras el autor aún no despierta del dolor? ”
El reloj se detiene en conjunto a la frecuencia cardíaca por milésimas de segundos cuando escucha a sus espaldas esas palabras; un nudo quebrantado en su garganta abre paso a la respuesta que con sus ojos puede deducir la silueta de alguien merodeandola.
Allí como el fiel fantasma de una solitaria aura está sentado en su silla de ruedas con una sonrisa burlesca, el rechinar de las ruedas al movilizarse la hace respirar profundo y alivia su rostro.
—¿Qué creías?, claro que para ésta cita tenía bien calculado que nadie nos molestara.—Muy a gusto la mira con aquel vestido que dejó en su armario.
—No lo veo como una cita ,¡y por supuesto que me moría de miedo!— Espeta con los ojos como platos.
—Pues no lo veas como una cita, yo te doy la bienvenida a un escape de la habitación, ¿te gusta la idea?—Ladea una sonrisa, está maravillado con Allfayet y ella se sonroja.
—Suena mucho mejor.—Responde desviando la mirada.
—Ven, te mostraré mi lugar favorito.— Gestua con la cabeza para que le siga.
—¿Cómo puedes tener un lugar favorito aquí?—Cuestiona mientras va del lado de él; al ruido minúsculo de sus pasos y con la extraña pregunta de qué es lo que le mostrará.
—En la vida tienes dos opciones Allfayet, conviertes el infierno en tu cárcel o en tu pequeño paraíso, la segunda opción quema menos.— Responde ante el silencio de ella.
—Gracias por motivarme a ver este lugar menos atroz.—Responde con ironía.
—No sabía que tenía el talento de motivar a otros, vaya... sí que descubro aún más cosas contigo.—Con una mirada risueña la observa por unos segundos; ella evita corresponder la observación acomodando unos mechones de su cabello. —Dime algo Allfayet, ¿te agradan las luciérnagas?—Ella gestua aceptando y a la vez con incertidumbre.
—Creo que estas apunto de ver la maravilla de la noche.—Dice mientras ante los ojos de ella como por arte de magia, el jardín parece cobrar vida bajo las luces de miles de luciérnagas y las flores reanimadas brotaban una especie de túnel místico al otro lado del laberinto.
—Dame tu mano, no quiero problemas con Cenk por perderte aquí.—Extiende su mano derecha para tomarla.
—No, no creo que me pierda, así estoy mejor.—Responde tajantemente.
—¿Eso crees?, ¿y si jugamos a las escondidas dentro del laberinto?— Pregunta ladeando una sonrisa.
—¿Esta es una manera de que tome tu mano?—Contesta con una interrogante.
