Flores de festival

36 4 0
                                    

Estaba entusiasmado mientras esperaba a Johan en la entrada de su puerta. Faltaban algunos minutos pero esa era su primera cita romántica, y esperaba que todo saliera de maravilla.

Mientras Johan se encontraba caminando cuando su teléfono sonó.
Contestó de inmediato al ver que se trataba de su jefe.

—Estuve leyendo tu propuesta de investigar lo que sucede en ese lugar.

—¿¡En serio!?

La mirada de Johan se iluminó, pero mientras seguía escuchando su sonrisa disminuía.

—¿Crees poder hacerlo?

—Sí...

Susurró apenas.

—Será un gran reportaje.

—Entonces... ¿Qué sucederá con el que estaba haciendo?

—Podemos incluirlo pero el segundo será una verdadera sorpresa.

—Sí, también lo fue para mí.

—Te enviaré más información pronto. Espera a uno de tus compañeros.

—Bien...

Susurró mientras se cortaba la llamada desde el otro lado.

Judai al verlo lo recibió con un enorme abrazo.
Johan correspondió mientras acariciaba su cabeza y sonreía nuevamente.

En el festival vieron varios artículos curiosos para Johan.
Cosas que nunca había visto en la ciudad y eso le encantaba. Pensó brevemente cómo sería dejar todo y vivir junto a Judai.
El castaño al verlo tan absorto en sus pensamientos decidió comprar algo en secreto para luego ponerlo frente a él.

—¿Eh?

—Es un recuerdo... Para que no me olvides cuando ninguno de los dos pueda viajar hasta donde esté el otro.

Johan lo tomó con cuidado mientras veía aquel hermoso dije tallado en madera con pequeñas gemas a su alrededor.

—Es hermoso, Judai. Lo colocaré en mi bolso para pensar que siempre estarás caminando a mi lado.

—Así será, Johan.

El europeo sonrió para luego desviar la vista y pensar en lo que había hablado con su jefe.

—Hasta el día que esté listo para volver a la ciudad.

Judai sonrió animado para luego ver que Johan no lo había escuchado. Llamó su atención jalando la manga de su suéter mientras el otro negaba que le sucedía algo.

Ambos estaban caminando mientras Judai veía a Johan preocupado por algo.
Así que decidió invitarlo a dormir en su hogar. Así también estaría más tiempo con su pareja.

Ambos estaban en la cama de Judai mientras esté acariciaba los nudillos de Johan.

—¿En serio no quieres decirme algo?

—¿Por qué lo dices?

—Has estado distraído...

Johan sonrió mientras negaba y le entregaba un beso. Judai notó que aquel beso no era como siempre, era más apasionado y con cada caricia entre ambos se invitaba a avanzar más.

Las manos temblorosas del castaño fueron detenidas por las cálidas manos de su pareja.
Éste le sonrió mientras le depositaba un suave beso en su frente.

—Todo estará bien.

Susurró con voz suave mientras Judai asentía.

Podía observar el rostro de Johan mientras éste probaba con gusto su miembro; de arriba a abajo, mientras en pequeños momentos succionaba las paredes del pene ajeno.
Pero Judai no podía negar lo bien que se sentía cuando Johan se centraba solo en la punta mientras jugueteaba con sus testículos.

Luego de que Judai soltara su esperma. Johan comenzó a besarlo, con cuidado y tan dulce que el castaño sentía sus labios cálidos, a un punto en que pensaba que se iban a derretir.
Se separaron y el nipón veía mareado como Johan se sentaba y separa sus piernas, avergonzado mientras veía hacía otro lado.

—Sabes que hacer... ¿Cierto?

Aún mareado, Judai negó con un rostro adormecido.

—Entra rápido.

Soltó con vergüenza mientras Judai abría los ojos con sorpresa.

—Pero... Aún no te preparo. ¿Qué debería hacer?

—Solo entra. No me demoraré en acostumbrarme a ti.

Soltó con una bella sonrisa.

Judai asintió mientras tomaba su miembro y de forma lenta lo introducía en la cavidad de su pareja.

Se quedó quieto unos minutos mientras sentía lo cálido que era el interior del otro.
Johan abrazó su cuello mientras comenzaba a moverse, mostrando un rostro de dolor mezclado con el placer que Judai le estaba entregando.

Una vez terminado el coito.
Ambos estaban abrazos mientras Judai acariciaba el rostro de Johan.

—Eso hace cosquillas.

Dijo entre risas mientras el castaño se acurrucaba y lo observaba tímido.

—Lo de hace un momento. ¿Puedes hacermelo a mi?

Johan sonrió con ternura mientras asentía.

Flores de inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora