6

1.8K 223 22
                                    

Desperto agitado, con varias gotas de sudor en la frente, habia olvidado las pesadillas, no las tenia desde que comenzo a salir con Todoroki.

Miro por la ventana, aun se veia el sol, solo un poco, tomo su telefono para ver la hora, eran la 17:20, suspiro y volvio a acostarse, nesecitaba hablar con alguien, que alguien le prestara su hombro para llorar, nesecitaba que lo abrazaran y le dijeran que todo estaria bien, que fuera fuerte, pero estaba solo, tomo su teléfono de nuevo y busco entre los contactos el numero de su madre, marco y espero a que contestara, mientras observaba el techo.

-¿Que quieres estoy ocupada - la voz de su madre lo hizo reaccionar y sentarse de golpe

-Yo solo queria hablar contigo - dijo el rubio en voz baja, pero la rubia del otro lado de la linea lo escucho

-Hablaremos cuando regrese, supongo que puedes estar dos semanas más sin mi ¿verdad mocoso? - parecia molesta

-Si puedo, pero yo solo - la rubia lo interrumpió

-Entonces no molestes Katsuki, estoy ocupada y no tengo tiempo para haboar contigo, seguramente solo es una tonteria de adolescentes asi que hablalo con tus amigos! - la llamada termino

Una lagrima bajo por la mejilla del rubio, no tenia con quien hablar y lo sabia muy bien, abrazo sus piernas y comenzo a llorar, se sentia debil por hacerlo sabiendo que eso no solucionaría nada. Despues de llorar por casi una hora tomo su telefono y se vistio, no sin antes ponerse algunas vendas sobre las heridas mas grandes, lo único que no pudo cubrir fue el moreton, salio de su casa y tomo el metro, fue una mala idea, aunque aún no lo supiera.

No habia asientos disponibles asi que tuvo que ir de pie junto a la puerta, pero no era el único, muchas personas también subieron y el quedo en medio de un par de hombres, era demasiado incómodo, paro trato de ignorarlos, hasta que sintio un par de manos en su trasero, se tenso de inmediato y trató de voltear para saber quien lo estaba tocando pero sintió algo frio rozar su costado derecho por encima de la ropa, bajo lentamente la mirada, una navaja, era mas que obvio que no podía moverse, definitivamente la vida lo odiaba, penso en lanzarle un par de explosiónes a quien lo estuviera tocando pero si se movia le navaja se clavaria en su piel, ademas podría lastimar a alguien, aunque eso era lo que menos le importaba en ese momento, iba a moverse pero una mano en su hombro lo detuvo.

-Mas vale que no te muevas o realmente te voy a lastimar - hablo la persona que lo sostenia del hombro - no todos los dias veo a alguien tan lindo asi que quedate quieto y disfruta

Su cuerpo comenzó a temblar, sabia lo que seguia, y no queria que se repitiera, pero no podia defenderse ya estaba muy lastimado y el cuerpo aun le dolía, sinto las manos del hombre apretar su trasero y luego otro par de manos comenzo a tocar su cintura y su pecho, sintio como uno de esos sujetos comenzaba a frotarse en su pierna, y el solo pudo apretar sus puños enterrandose las uñas en la pie, se sentia asqueroso y mas debil que nunca al dejar que lo tocaran asi, estaba a punto de llorar cuando el metro se detuvo y las puertas del se abrieron, salio rapidamente antes de esos sujetos reaccionaran, nisiquiera volteo para saber quienes eran solo se apresuro a salir de ahí, estaba cerca de la escuela por suerte camino mas rapido pero una punzada en el costado le hizo detenerse, levanto un poco su camisa notando un corte en esta, tenia una herida superficial, suspiro y continuo caminando, realmente era un dia que queria olvidar.

Llegó a los dormitorios poco antes del toque de queda, casi todos estaban en la sala común, la mayoria se sorprendio cuando vio al rubio llegar con un moreton en el rostro y la camisa manchada de sangre, solo sus amigos se acercaron a preguntar que le había pasado, el los ignoro creyendo que asi lo dejarian en paz, solo funciono con tres de ellos, el rubio de ojos color miel siguio preguntando sin recibir respuesta, el cenizo solo subio al elevador no tenia ganas de hablarle a nadie, antes de que las puertas se cerraran escucho varios comentarios.

La depresion de un ángel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora