Soltarlo todo me había hecho bien. No me había dado cuenta lo mucho que necesitaba eso antes de hacerlo, y tampoco me había dado cuenta de lo segura que me sentía hablando con Dani.
Ahora nos encontrábamos caminando juntos, íbamos hacia la cafetería que solíamos frecuentar.
—¿Vas a visitarlo seguido? —Pregunté.
El me miró como si no entendiera lo que le estaba preguntando por un segundo pero luego pareció darse cuenta de lo que estaba hablando.
—Voy cada mes. —Dijo asintiendo con la cabeza. —¿Y tú?
No podía, simplemente no podía hacerlo. La recordaba cada mañana y un sentimiento de culpa me invadía y no me dejaba en todo el día. No quería imaginar lo que me pasaría si la iba a ver. Ya lo había intentado un par de veces, no había conseguido nada. Había llegado hasta la entrada del cementerio, donde venden flores, pero no conseguía pasar de allí.
—No puedo. —Susurré tratando de no llorar otra vez.
Había llorado en dos ocasiones ese día junto a Dani, y después de hacerlo me sentía mucho mejor pero no quería que él pensara que era una llorona. De todas formas no se porque me importaba tanto lo que él opinara de mí. Dani se comportó muy bien, estuvo conmigo en todo momento abrazándome y acariciando mi cabello mientras mis lágrimas caían y empapaban su sudadera. Me había recordado a las tardes que pasaba llorando en los brazos de mi madre, ella solía hacer lo mismo. Sabía que me calmaba.
—No puedo hacerlo, cada vez que intento hay algo dentro de mi que me lo impide. —Dije un poco más alto.
El solo me miró y sonrió. Me gustaba el hecho de que no me miraba todo el tiempo con una cara de lástima, sino que trataba de animarme.
—Ya vas a poder, tranquila. —Dijo y tomo mi mano de una forma reconfortante.
Tomo mi mano de una forma reconfortante.
Tomo mi mano.
Mi mano, la tomo.
Está tocando tu mano. ¡Este si que es un código rojo!
Tomar.
Una acción tan sencilla, sin embargo yo sentía de todo dentro de mí. Había una extraña corriente de electricidad entre nosotros. Me preguntaba si el también la sentiría. Él no había soltado mi mano sino que la sostenía mientras llegábamos a nuestro destino, no quería que la soltara. ¿Por qué no quería que la soltara? Era mi enemigo, yo no lo aguantaba. Era fastidioso, pesado y molesto entre otras cosas. No quería querer que me tomara de la mano.
Eso fue como un trabalenguas.
¡No es momento!
COMO QUIERES QUE TE QUIERA SI TE QUIERO Y TÚ NO QUIERES QUE TE QUIERA COMO YO QUIERO QUERERTE...
¿Que parte de "no es momento" no entendiste?
Perdón, me retiro.
Mi cabeza estaba hecha un lío, no podía pensar con claridad. Solo podía sentir el contacto de su piel con la mía. Me daban escalofríos, esperaba que él no lo hubiese notado. Cuando menos me di cuenta llegamos al café y el soltó mi mano para poder abrir la puerta.
De pronto sentí mi mano fría, descubierta. Como si todo este tiempo hubiera estado esperando para estar unida a la suya y ahora que la soltaba se sentía como si le sacaran una parte de si.
Como sacarle la mantequilla a las tostadas.
¡Gran comparación!
Gracias.
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Instantes
Teen Fiction¿Qué tan rápido puede cambiar la vida de las personas? Para mi el cambio fue solo en un instante, sin tiempo a procesarlo, sin tiempo a acostumbrarme. Ahora solo tenía un vacío en mi interior que se hacía más grande cada día y solo me recordaba cua...