Capítulo 8.

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De: Papá 

"Necesitamos hablar urgentemente, voy camino a casa"

Oh no, eso significa que está enojado. 

Me daba lo mismo la verdad. Seguramente en la escuela habían notado mi ausencia y habían llamado a mi padre para avisarle. Ya no me importaba lo que él tuviese para decirme, quizás estaba mal de mi parte pensar así pero de todas formas no iba a cambiarlo.

Vi por la ventana cuando llego a la casa, se bajó del coche dando un gran portazo. 

Si que esta furioso. 

No es momento para que aparezcas. 

Ni is miminti piri qui ipirizcis. 

Rodé los ojos aunque nadie podía verme. 

—¡Jazmín, ven aquí! —Gritó desde la entrada. 

Yo bajé de mala manera la escalera para enfrentarme a él. 

—¿Cómo es eso de que has estado faltando al instituto por más de una semana? 

—¿Cómo tiene que ser? Es lo que es.

—No te hagas la graciosa Jazmín.  

—No me hago la graciosa, solo respondo a tu pregunta. 

Papá respiró profundo como pidiendo paciencia. La verdad es que hasta yo me había sorprendido de como le había hablado yo no solía faltarle el respeto a mis padres. Bueno, a mi padre en realidad. Todavía estaba acostumbrada a hablar en plural, me dolía pensar que tenía solo un padre ahora y lo estaba perdiendo gracias al trabajo. 

Papá se apretó las sienes con los dedos y cerró los ojos por un minuto tratando de tranquilizarse. 

—¿Por qué no has estado yendo? —Dijo finalmente. 

—No tenía ganas. —Dije de mala forma. 

—Jazmín.  —Me dijo en tono de advertencia. 

—¡¿Qué quieres que te diga papá?!

—¡La verdad! —Me gritó. —¡Quiero la verdad!

—Esa es la verdad. —Dije cansada. —No tengo ganas de asistir. 

—Pues tienes que hacerlo, es tu obligación. —Exclamó con firmeza. 

—¡Y tu obligación es cuidarme y amarme y no veo que estés haciendo ninguna de las dos! —Grité harta de todo. 

De repente escucho el ruido de un golpe seco y siento ardor en mi mejilla. Me había dado una bofetada. 

—Sube a tu habitación y no quiero que vuelvas a repetir algo así en mi presencia nunca. —Dijo furioso.

Yo le hice caso y subí rápidamente a mi dormitorio. Necesitaba un baño para relajarme. Puse mi playlist de canciones tranquilas y escuché Be my mistake de 1975 mientras empezaba a meterme a la bañera. 

Salí del baño después de un rato con una bata y me senté en la cama. Después de un rato me dispuse a cambiarme y me puse una sudadera con un par de shorts.  Mi mejilla todavía ardía un poco. No estaba acostumbrada a que me pegara, nunca lo había hecho. 

—¿Qué está mal conmigo? —Dije para mi. 

—Absolutamente nada, te lo aseguro. 

Esboce una sonrisa al escucharlo. 

—¿Qué haces aquí? —Le pregunté. 

—Tu padre me dejó pasar, espero que no te moleste. Te extrañé bastante estos días. 

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