Capítulo 3.

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Maratón 2/2.

—¿Qué? —Le pregunto irritada por su sola presencia. 

Él puso los ojos en blanco por mi dureza al hablarle. 

—Mira, no es que me agrade hacer grupo contigo ¿si? No tuve otra opción y si me preguntas no te hubiera elegido como compañera. Se nota que eres una chica que está enojada con el mundo y ese es tu problema, no quiero meterme en tu vida solo quiero pasar química sin ninguna complicación. 

Lo miré boquiabierta, ¿de verdad se había atrevido a decirme eso? ¿Quién se creía que era? Había sido no solo desagradable por lo que había dicho sino también por como lo había dicho. De todas formas le resté importancia, yo lo había tratado mal también. 

—¿Y eso me importa por qué... ? 

—Tenemos una semana para hacer un trabajo juntos. 

—Genial, lo que faltaba. 

—Oh, eres muy halagadora.

—Podemos hacer el trabajo en la biblioteca. ¿Qué día te queda bien? 

—No seas tan atenta, estoy empezando a pensar que estas locamente enamorada de mí. —Este chico se pasaba de idiota sin dudas. 

Mi única respuesta a eso fue una mirada de pocos amigos a lo que él respondió con otra de sus brillantes sonrisas. Quizás sonreír era su pasatiempo favorito, quién sabía. Era un chico tan extraño, parecía salido de un programa de Disney Channel.  

—Sigo esperando el día. —Le dije impaciente. 

—Dame tu celular. 

¿What? 

—¿Perdón? —Lo único que me faltaba era poner la pose de "eskiusmi". 

—Te voy a pasar mi número.  —Dijo como si yo fuera una cavernícola que no entendía nada. 

—¿Para qué quiero tu número? Me puedes decir la fecha y hora para hacer la tarea y ya. Es muy simple. 

—Pues por las moscas. —¿QUIÉN DECÍA ESO EN PLENO 2021? Quizá si estaba sacado de un programa de televisión, solo que de uno muy malo.  

Su idea no parecía tan descabellada así que accedí a pasarle mi número, no iba a permitir que pusiera sus sucias manos sobre mi apreciado aparato. 

El estruendoso sonido del timbre resonó por todo el edificio indicándonos que podíamos salir del aula. Caminé entre la multitud de gente para poder llegar a mi casillero y guardar los libros que no iba a necesitar cuando siento el celular vibrar dentro de mi bolsillo anunciando la llegada de un nuevo mensaje. 

De: Número desconocido.  

"Hola preciosa, soy Dani ;) " 

¿Acaso era bipolar? Hace un rato me había hablado de malas formas y ahora me llamaba preciosa. ¿Quién puede entender la mente masculina? 

Empecé a escribir un mensaje diciéndole que no me llamara así y de paso preguntarle si le quedaba bien quedar en una cafetería a la salida. Me contestó con un emoji de una mano con él pulgar hacia arriba y supuse que era mi señal para dejarlo en visto. De todas formas no teníamos nada más de que hablar. 

El resto de las clases se me hicieron muy pesadas, mi mente no estaba como solía estar. Por alguna razón no podía dejar de pensar en el chico nuevo, había algo de él que habría atraído a la anterior versión de mí. Sin embargo, solo conseguía ponerme de los nervios ahora. Eso hacía que fuera más interesante. 

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