Stray Kids Reactions ʕ̡̢̡◌･ꄃ･◌ʔ̢̡̢˞͛

𝓛𝓪𝓼𝓽 𝓥𝓲𝓮𝔀

Pasó el tiempo, las estaciones pasaron como un suspiro. Tu pequeño pedazo de cielo cada vez crecía más y más, le encantaba acurrucarse contigo en los días lluviosos, después de comer te daba un agradecimiento adormilado, aunque no le gustaban los vegetales, siempre los comía con un puchero. Le gustaba salir a ver como el sol pasaba en su parque favorito, te dedicaba todos sus logros escolares, trataba de ayudar en la casa tanto como podía.

Algunas veces lloraba en su cama, lo hacía mayormente por que él no tenía un papá. Sus amiguitos hablaban de como sus papás les habían enseñado a montar la bici, como sus papás les regalaban el último modelo de su consola favorita, de como sus padres llegaban a ellos a consolarlos cuando estaban tristes, tenían miedo o se lastimaban.

Él era un niño bueno, no le pegaba a las ardillitas o te hacía llorar. Pero apesar de todo eso... él no tenía un papá...

"- ¿Mamá?- El niño de grandes ojos pardos te miraba desde la mesa.- ¿Por qué yo no tengo papá?" Dejaste de lavar el plato de porcelana cuando tu pequeño bebé realizó esa pregunta.

"- ¿Otros niños te molestan por que no tienes un papá?- Alarmada te dirigiste a tu pequeño- ¿Es eso bebé?"

El niño negó y evitó tu mirada.

"- No espero que lo entiendas aún... pero sí tienes un padre. Él no puede estar con nosotros por que..." Respiraste profundamente antes de tomar su linda carita. "- Él no puede estar con nosotros por que él necesitaba pensar."

"- Pero tú dices que piensas mejor cuando estás conmigo... ¿él no me quiere?- " Eras madre, las madres no lloran, las madres no lloran. "- ¿Hice algo malo?"

"- No pollito, no hiciste nada malo..."

Pasaron alrededor de dos meses después de la primera y única vez que tu hijo te preguntó por su padre. Nunca esperaste que el causante de el sufrimiento de tu hijo apareciera frente a tu puerta durante una tarde calurosa de otoño.

- Hola bonita...- Él te dedicó una sonrisa con los ojos llenos de lágrimas.- ¿Me darías algo de tu tiempo?

- Pasa...- Aún no creías que él estuviera ahí.

Ambos tomaron asiento en el living, se quedaron en silencio y observando como el tiempo había influido en su apariencia.

- ¿Necesitas algo?- Preguntaste con confianza, intentando que la conversación diera fin antes de que tu bebé despertara de su siesta.

- Venía a disculparme... después de que se fueron... los chicos me llevaron a terapia...- ¿Cómo le dices a la madre de tu hijo que tenías depresión post parto y que por pena lo callaste?

No justificaba sus actos, pero te exponía los hechos que explicaban el rechazo al bebé.

- Fui diagnóstico con depresión post parto... al parecer también lo sufren los hombres...- Te sorprendió lo dicho antes. Lo llegaste a pensar pero estabas más concentrada en cuidar del recién nacido.

- Aparte de tu disculpa y tu explicación... ¿a qué más viniste?- Mentirías si dijeras que no tenías miedo de que algo cambiara la vida de tu pequeño hijo.

- Quiero entrar en su vida una vez más.- Notaste cómo había incluido el plural para "su vida".

Una sonrisa resbaló por tus labios, las lágrimas empañaron tu vista y tu cuerpo se sacudió en respuesta a la confesión.

- ¿Cuánto tiempo duró tu tratamiento?- Preguntaste con voz seca.

- Dos años...- ¿Enserio? Era muy irreal, no lo podías creer, si bien estabas al tanto de que todos tenían diferentes tiempos para sanar... no cabía en tu cabeza que él se hubiera recuperado en tan sólo dos años.